MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
El Monasterio de El Paular ha recuperado los cuadros que el pintor Vicente Carducho dedicó a la historia de la orden de los Cartujos, y que salieron de este emplazamiento original hace 176 años. El Museo del Prado ha restaurado las 52 piezas que componen el conjunto, realizadas en el siglo XVII y dedicadas a la historia de la orden de los cartujos.
Vicente Carducho (Florencia, Italia, 1576), considerado el “gran tratadista” de la pintura española del siglo XVII, recibió el encargo de realizar estas obras, que poseen una altura de 3,45 metros, y que ahora vuelven a ocupar el emplazamiento original en el que permanecieron más de dos siglos desde su creación: el claustro.
La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha manifestado este jueves en la presentación que tras los avatares que han sufrido este conjunto de 52 piezas durante más de dos siglos, incluida la pérdida de alguna pieza durante la Guerra Civil, hoy culminan su destino “con un final feliz”. “Este monasterio recibe ahora aquello que jamás debería haberse ido, su mayor tesoro”, ha dicho.
Para hacer posible este regreso, explica la ministra, no solo se han reunido y restaurado los cuadros de Vicente Carducho, sino que también era necesario rehabilitar diferentes estancias y elementos del monasterio, como el claustro, las cubiertas y las galerías, así como realizar excavaciones arqueológicas, un proyecto “brillante”, en palabras de Sinde, dirigido por el arquitecto Eduardo Barceló, y necesario para la adecuación climática y lumínica del espacio.
Por ello, y tras contar con la serie completa de estas pinturas, la ministra asegura que “el Monasterio de El Paular está llamado a convertirse, más de lo que ya es, en un punto de referencia de la Comunidad de Madrid”. En este sentido, ha anunciado que para conseguir esto se está preparando un plan de gestión integral que será presentado el próximo otoño.
Según ha explicado la ministra de Cultura, con este proyecto se pretende garantizar más allá del año 2014 (que es cuando concluye la cesión actual del monasterio a la orden benedictina) la protección de esta “gran riqueza patrimonial” y el “aprovechamiento cultural” de este edificio, que ha descrito como “una fuente de pensamiento religioso”.
En esta ocasión, la inversión que se ha realizado ha sido de 11.461.884 euros, una cifra que asciende a 12.131.884 euros si se tiene en cuenta la restauración específica de los cuadros llevada a cabo por el Museo del Prado, un trabajo laborioso que ha llevado cerca de cuatro años y que ha recibido el aplauso de otras instituciones museísticas internacionales.
LA SERIE CARTUJANA “MÁS IMPORTANTE”
La conservadora jefe de la restauración de estas pinturas, Leticia Ruiz, ha señalado en declaraciones a los medios que se trata de una de las grandes cartujas no solo españolas sino europeas, y ha destacado que tanto en número de obras como en intensidad, esta es “la más importante”.
Con esta vuelta al monasterio, la serie recupera no solo aspectos materiales, sino también en la dimensión intelectual, ya que en ella se cuenta una historia donde cada lienzo tiene relación con el anterior y el que le sigue, es decir, posee una idea de “historia secuencial”, en palabras de Ruiz.
Carducho estaba bajo el patrocinio real y que fue el prior Juan Baeza quien trazó las historias que aparecen en estas series, motivo por el cual el pintor, consciente de la relevancia de este encargo, realizó varios proyectos preparatorios que actualmente se encuentran en diversas instituciones, como la Biblioteca Nacional o El Prado, y realiza además unos bocetos cuyo grueso conserva el Louvre, comprados hace pocos años.
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
Su importancia no solo como gran tratadista de la pintura española del XVII, sino como pintor, se recupera en esta ocasión, ya que nunca antes se ha podido ver “en condiciones” su obra. “Tenía el pedigrí de haber Nacido en Italia, contaba con una formación teórica muy importante y era único pintor que realiza tres cuadros de batallas cuando se hace el proyecto de la monarquía española que es el Salón de Reinos.
Durante los últimos días, el equipo de conservación ha recibido la felicitación del Metropolitan Museum de Nueva York o el Louvre, entre otros, por el trabajo realizado. “Todos dicen lo mismo: esta es de las pocas cosas que puede llevar a cabo un museo y lo ha hecho el museo del Prado”, destaca.
Según Ruiz, ha sido un “proceso apasionante”, en primer lugar por las dificultades a la hora de encontrar el lugar material donde realizarlo, ya que ha cambiado tres veces su ubicación: el Museo del Traje, el Instituto de Restauración y, finalmente, la Real Fábrica de Tapices.