Preparados, listos... AVATAR

MADRID, 17 (EUROPA PRESS-Israel Arias)

Con la vitola de ser la película más cara de la historia del cine y con cuatro nominaciones a los Globos de Oro bajo el brazo, este viernes llega a las cines de todo el mundo Avatar, la superproducción de James Cameron llamada a revolucionar el Séptimo Arte.

Rodada con la últimisima tecnología en 3D Avatar nos traslada hasta el año 2154. Hace décadas que la humanidad agotó todos los recursos de la Tierra y busca en el espacio sus fuentes energéticas. Ha encontrado un filón en Pandora, un basto planeta en el que crece el unobtainium, un preciado metal con una increíble capacidad para generar energía y que se paga a millones de dólares.

Los yacimientos de Pandora solucionarían los problemas energéticos de la Tierra, pero la ambición minera de los humanos se topa con un problema: los na'vi, los nativos de este salvaje Planeta. Una rudimentaria tribu compuesta por seres azulados de tres metros de altura con rasgos humanos y felinos y con unas increíbles capacidades físicas y sensoriales.

Para conocer su lengua, su civilización, sus ancestrales costumbres, su organización y por extensión también sus puntos flacos, un grupo de científicos, encabezados por la doctora Grace Augustine (Sigourney Weaver) ha creado avatares, cuerpos con todas las características físicas de los na'vi, pero controlados por la mente de humanos.

En uno de ellos entrará Jake Sully (Sam Worthington), un ex marine en silla de ruedas se ve enrolado en la misión hacia Pandora después de la inesperada muerte de su hermano gemelo. A pesar de que no tiene preparación y no conoce nada del planeta ni de sus pobladores, su genética le permite encajar con el avatar de su fallecido hermano y la inversión en estas criaturas ha sido demasiado costosa para que caiga en saco roto.

Sin saber verdaderamente dónde se mete, pero entusiasmado por volver a caminar, correr, saltar y sentirse vivo de nuevo gracias a su avatar, Jake aterriza en el planeta de los na'vi donde no tardará en descubrir las muchas sorpresas que se esconden en las tupidas y agrestes selvas de Pandora.

Una historia de aventuras, acción, amor, ambición de la que subyace un mensaje antiimperialista y ecologista. Moraleja que Cameron desliza gota a gota mientras orquesta un espectáculo visual único, nunca antes visto en una pantalla de cine. En 'Avatar' se nota que el director de 'Titanic' sabía lo que quería hacer cuando rodaba la película y sobre todo cómo quería hacerlo.

EMPASTE CASI PERFECTO

Los increíbles enclaves ideados por Cameron y su equipo toman en la visión tridimensional de 'Avatar' una nueva dimensión, nunca mejor dicho. Las criaturas de Pandora consiguen impresionar, aterrar y, sobre todo, fascinar al espectador. La expresividad de los personajes, tanto de los humanos como de los na'vi, se percibe como perfectamente natural haciéndonos por momentos olvidar que estamos ante interpretaciones pasadas por ordenador.

Y todo, y ese es el gran mérito de Cameron que puede explicar su nominación al Globo de Oro al mejor director y la de Avatar a mejor película del año, sin que estas fantasías y virtuosismos visuales parezcan como fuegos de artificio agarrados con alfileres a la historia, como ocurría hasta ahora con este tipo de producciones.

Una historia a la que se le puede acusar legitimamente de ser demasiado predecible. Pero ese defecto queda compensado ante la sensación de estar explorando, no solo un nuevo planeta desde los ojos del protagonista, sino también un nuevo territorio, una nueva era: la del CINE EN TRES DIMENSIONES. Sí, al fin con mayúsculas.

Partiendo de esa sensación, no es nada descabellado pensar que en un par décadas 'Avatar' reciba la etiqueta de clásico de esta nueva manera de hacer cine. Pero hasta que eso llegue, si es que llega, la cinta de Cameron es sin duda una experiencia que merece pagar una entrada. Que no es decir poco.