Al principio era el Timple, y el Timple estaba en JAR, y el timple era JAR. Toda la música fue hecha por Él, y aunque decían que José Antonio Ramos se fue, lo cierto es que en el Auditorio Alfredo Kraus, durante la Noche de José Antonio, JAR habitó entre nosotros.
Oímos su voz y vimos su imagen en la pantalla que estaba en el escenario. La noche de José Antonio Ramos comenzó con los sonidos del timple, los jóvenes Abraham Ramos Sánchez y Abraham Ramos Chodo inauguraron el espectáculo interpretando La Retamilla. Fue un recorrido por toda la buena música que nos dejó JAR. Una excelente banda dirigida por Andreas Prittwitz fue repasando los temas de Los Cuatro Gigantes (1998), Puntales (2000), Jeito (2001), Las manos del maestro (2006) y Very JAR (2008). Era su música, aunque faltaba su timple.
Noche de contrastes. Luis Morera nos despertó las emociones con el Arroró. La armónica de Antonio Serrano llenó todo el escenario donde entró la fúlgida luna con la voz de Javier Ruibal. Música sin fronteras que nos llevó del trovador andaluz a Cuba con Mestisay, Pancho Amat y Mayín. También las voces de Mariví Cabo y José Manuel Ramos. Acertó Manolo González con la dirección escénica, trayéndonos la voz y la imagen de José Antonio en los momentos claves, por ejemplo cuando JAR desde la pantalla nos presentó al maestro Totoyo, que nos trajo la música del país más tradicional, la de siempre, con la compañía Carlos Oramas (su guitarra puso una excelencia constante al sonido de la banda), Domingo El Colorao, Benito Cabrera y Germán López, pasado-presente y futuro del timple?
De las seguidillas de Lanzarote a Very JAR. Comenzaron los timplistas y siguió José Antonio Ramos desde la pantalla, su sonido, su imagen, su timple, sus manos?Totoyo se levanta de la silla, se gira y mira a la pantalla. Es JAR. Empiezan a entrar todos los músicos en el escenario, de pie, mirando a la pantalla. En las primeras filas del público comienzan a levantarse de forma espontánea. 1500 personas de pie, en silencio. Se sentían las vibraciones en el ambiente, añurgamiento general, hasta por los auriculares de los regidores se oyeron algunas lágrimas. Fue el momento más especial de la Noche de José Antonio, sentimos que JAR volvió para estar con nosotros, con sus amigos del mundo, con su pueblo, con su paisaje, con su timple que lo esperaba?
Pero quedaba noche porque con los amigos de JAR se podría hacer el concierto más largo del mundo. Salimos del añurgamiento colectivo con las polkas que nos trajerons Kepa Junkera, Nantha Kumar y Andreas Prittwitz. Después vino la canción a la Tía Canaria que fundó Texas, las seguidillas y saltonas a Artenara, Chipude con la guitarra de Paco Marín, Sorondongo..
Acabó la noche con Olga Cerpa cantando “Sin tus ojos, ¡ay, mi niña!, no puedo vivir/ sin tus besos ¡ay, mi niña! Yo quiero morir?” Letra escrita por JAR. Valió la pena este trabajo hecho con las manos, el corazón, los instrumentos de amigos y familiares de José Antonio. Su hermana Pilar y su compañera Margaret acompañaron a los músicos antes, durante y después del concierto. Ha sido un viaje largo, con las puertas de los amigos siempre abiertas, con las puertas de algunas instituciones (como la concejalía de Turismo) a veces abiertas, a veces cerradas. A pesar de lo recorrido estamos sólo en el principio del camino de la Fundación de JAR. Que linda noche para un buen comienzo?Al principio era el Timple, y el Timple estaba en JAR y el timple era JAR.