MADRID, 24 (EUROP.0A PRESS)
La escritora y periodista María Teresa Álvarez (Candás, Asturias; 1945) bucea en la vida de la infanta Paz de Borbón, la hija “más querida” de Isabel II, en una biografía novelada que vislumbra su carácter “diáfano”, “pacifista” y “liberal”. “Hay personas que son buenas, y eso es así. La infanta Paz no tenía sombras”, ha precisado la autora.
“Me gusta dar a conocer personajes. Siempre estoy con los menos conocidos y los más desprotegidos, casi siempre al lado de las minorías. En este caso, Paz [1862-1946] fue una infanta de España que pudo tener una vida maravillosa, tranquila, pero que tuvo parte activa en todo lo que le tocó vivir, por eso es un fresco del XIX”, ha explicado la autora en un desayuno de prensa, acompañada por Tesa y Crista de Baviera, bisnietas de la infanta.
Según dice, María de la Paz de Borbón y Borbón nació entre algodones y puntillas en el Palacio Real de Madrid. Corría el año 1862, y el reinado de su madre, Isabel II, estaba a punto de fenecer. La infanta, de carácter “afable”, vivió en el exilio en París junto a sus hermanas Isabel, 'La Chata', y Eulalia, y regresó a España con la restauración monárquica.
Sin embargo, no tardó en partir de nuevo, esta vez para siempre, tras contraer matrimonio en 1883 con el príncipe Luis Fernando de Baviera. Allí vivió la Primera Guerra Mundial y la disolución del reino, y se relacionó con los intelectuales más destacados del momento, apostando por el pacifismo activo y cultivando la escritura de forma asidua.
EL FRESCO DE UNA ÉPOCA
“La infanta Paz es el pretexto para contar una época, para ver por dentro las cosas que ocurrían a los Borbones. Hija de reina, hermana de rey, tía de rey, cuando muere en el 46, los republicanos exiliados en Munich desafían a la policía por llevar su féretro a hombros. Esto refleja de alguna manera cómo era el personaje”, ha indicado la autora.
“Comprometida” con su tiempo, la infanta no dudó en militar en organizaciones como 'La Liga Mundial por la Paz de las Madres y Educadoras', dirigida por la pacifista alemana Konstanze Hallgarten, que la define así en sus 'Memorias' (1954): “Hoy, años después de la catástrofe europea, cuando paso revista a las personas que me hubiera gustado volver a ver en Alemania, siempre pienso en la bondadosa cara de aquella princesa bávara, de pura sangre española que en mis recuerdos permanece como una de las pocas y auténticas mujeres pacifistas que he conocido en mi vida”.