Domingo Díaz: Un ‘formador’ que supo crecer (2005-2006)

Domingo Díaz, en el centro, posa con sus ayudantes Fernando Merchante y Alberto Ortego al asumir el cargo de seleccionador español femenino.

Canarias Ahora Deportes

Santa Cruz de Tenerife —

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Biografía

BiografíaDomingo Díaz Martín (Las Palmas de Gran Canaria, 20-9-1955)

Selección española: 3-8-2005 / 22-9-2006 (Debut / despedida)

Veces internacional: 33 (23-10 victorias / derrotas)

Torneos oficiales:

  • Eurobásket Turquía 05 (Bronce)
  • Mundobásket Brasil 06 (8º)

Un ‘formador’ que supo crecer

Un ‘formador’ que supo crecerDomingo Díaz es el único entrenador canario que ha ejercido el cargo de seleccionador nacional absoluto de baloncesto femenino. Eterno alma mater del CB Islas Canarias, entidad que fundó hace casi cuarenta años junto con su mujer, Begoña Santana, ha ejercido, entre otras funciones, de entrenador, presidente o director deportivo de un club que durante 34 temporadas consecutivas mantuvo a su primer equipo en la máxima categoría del baloncesto nacional. Eso sí, su vinculación con el equipo grancanario no le impidió en su día completar con un triplete una aventura en Valencia que le conduciría, luego, a la selección española.

Con fama de excelente formador, Domingo Díaz ya estaba avalado en aquel tiempo por un sinfín de títulos en las categorías de base y por haber fabricado a jugadoras como Puri Mbulito, Patricia Hernández, Emma del Pino Negrín, Blanca Ares, Oranda Rodríguez, Rosi Sánchez, Lourdes Peláez o Eva Montesdeoca, por citar sólo a las que habían alcanzado la internacionalidad absoluta con España. “Para Begoña y para mí, haber entrenado a tantas niñas que han llegado luego a la selección absoluta es un motivo de satisfacción y orgullo; y más aún, ver que a nivel humano y personal también han triunfado en la vida”, señala.

Con el tiempo, otras tres baloncestistas formadas en la fábrica de jugadoras que fundaron Domingo y Begoña alcanzaron la selección española absoluta: Leo Rodríguez, Astou Ndour y Leticia Romero. Y las dos primeras son candidatas a estar en el Mundobásket 2018 que se disputa en Tenerife. “Las tres ya hicieron historia con la medalla de plata olímpica de Río y, como son jóvenes, tienen mucho tiempo de dar éxitos al baloncesto español. Eso sí, el hecho de que el Mundial se juegue en Tenerife hará que Begoña y yo nos acerquemos a verlas, como en su día estuvimos en Barcelona con Patricia y Blanca en unos Juegos Olímpicos. Es algo que nos emociona”, agrega.

Tras “tantos años ligado al baloncesto femenino”, Díaz es “escéptico” al analizar la opción de que la celebración del Mundobásket 2018 en Tenerife suponga un espaldarazo al básket femenino. “Espero que sea un éxito, que España haga un buen papel y que vaya bastante público... pero acabado el campeonato, no creo que vaya a haber más ayudas para los clubes canarios. Hay un trabajo constante de los clubes y la Federación Canaria que hace que siga habiendo niñas que jueguen al baloncesto, pero nada va a cambiar. Lo que sí espero es que tengan la oportunidad de ver en vivo a las mejores jugadoras del planeta”, resume.

Centrado inicialmente en la labor formativa, el técnico grancanario supo crecer como entrenador y demostró que el excelente trabajo desarrollado en las categorías inferiores era compatible con la consecución de títulos nacionales o internacionales con el primer equipo. El más recordado es una competición europea como la Copa Liliana Ronchetti lograda, “con diez canarias en la plantilla”, ante el Ramat Hasharon de Israel en un abarrotado y enloquecido Centro Insular de Deportes: “Fue algo grandioso, como tocar el cielo. Para Begoña y para mí, lo máximo. Aún me emociona recordar cómo se llenó el Centro Insular para ver baloncesto femenino”.

Eso sí, la magnitud de la gesta europea no debe hacer olvidar que, en ese mismo curso 98-99, el equipo grancanario conquistó la Copa de la Reina en Linares (Jaen) ante el Ensino de Lugo. Y que la temporada siguiente repitió título en la Copa de la Reina –esta vez ante el Burgos, en Valencia– y en Europa fue subcampeón tanto de la Copa Liliana Ronchetti como de la FIBA Cup, para ser también subcampeón de la liga española. “Me queda más pena de no lograr el doblete europeo ante el Parma y creo que en aquel momento, en el que hubo un cisma y dos copas de Europa a nivel masculino, pagamos los platos rotos de que, desde España, se hiciese un proyecto de Euroliga para desmarcarse de la FIBA”, explica.

“Los árbitros no nos dejaron ganar en Italia y tampoco nos dejaron remontar en casa”, sentencia Domingo, quien también lamenta que en el tercer partido de la final liguera ante el Celta se estropeara el marcador a falta de dos minutos “con el título en la mano. Nos enfriamos y, cuando se reanudó el partido, nosotros no volvimos”. Eso sí, Díaz lideró durante dos décadas el milagro anual de la permanencia en la máxima categoría del básket nacional con apellidos como Casa de Galicia, Reales, Kerrygold, Sandra o Caja Rural, patrocinadores de un club antes llamado Cortefiel y luego CajaCanarias, La Caja de Canarias o Spar Gran Canaria.

Bueno, en realidad esos han sido los nombres oficiales de un club conocido en el ámbito del básket como “el equipo de Domingo Díaz” o “el equipo de Mingo y Bego”. Sin embargo, en el verano de 2003 se alejó de la entidad que fundó para asumir la dirección técnica del Ros Casares Valencia en una temporada en la que el equipo levantino logró los títulos de Liga, Copa de la Reina y Supercopa de España. “Necesitaba demostrarme a mí mismo que podría ser entrenador profesional en otro equipo, limitándome sólo a esa labor”, dice un técnico que dirigió a jugadoras como Marta Fernández, Elisa Aguilar o Amaya Valdemoro.

Un total de 24 victorias y sólo dos derrotas en la liga regular le dieron a las levantinas la opción de tener el factor cancha a favor en los playoffs, aunque no necesitaron usar esa ventaja. El Ros Casares se impuso en las eliminatorias por el título a Zaragoza (2-0) y Mendíbil (2-0), para arrasar (3-0) en la final al Universidad de Barcelona, que el año anterior había conquistado el título: “Dirigir a estrellas como Trisha Fallon o Amaya Valdemoro es fácil porque eran de las mejores jugadoras del mundo y también ayudó tener a Jessie Hicks, a la que había dirigido en Las Palmas, porque sabía ceder su protagonismo a las demás y fue clave en el 7-0 de los playoffs”.

Eso sí, a Domingo le queda “la magua” de no haber ganado la Copa de Europa. “La experiencia fue satisfactoria, pero mi razón de ser para dejar mi club de toda la vida era ganar la Euroliga. Me sentí frustrado por no hacerlo y me hizo replantearme el futuro”, comenta. En todo caso, la labor desarrollada durante un cuarto de siglo en Gran Canaria y los éxitos logrados en Valencia hicieron que Díaz fuera elegido en abril de 2005 como seleccionador nacional femenino en sustitución de Vicente Rodríguez, que dejó el cargo tras la decepción que supuso la eliminación en cuartos de final ante Brasil en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Con Alberto Ortego y Fernando Merchante como ayudantes, “tuve a mi disposición un gran equipo” que completaban Isabel Monsalve (médico), Domingo Salinas (preparador físico), Paloma Sánchez (delegada) y Betty Cebrián y Pilar Delgado como fisioterapeutas. Sin apenas tiempo, poco más de un mes de preparación y siete partidos amistosos, la selección española aprovechó la celebración en Almería de los Juegos del Mediterráneo, donde iban jugadoras séniors jóvenes, para descubrir a Anna Montañana y Eva Montesdeoca. Y se presentó en Turquía para defender el bronce logrado dos años antes en Grecia y lograr la clasificación para el Mundobásket 2006 de Brasil. Domingo logró ambos objetivos.

Tras una primera fase saldada con una única derrota en el partido inaugural ante Lituania, España acabó segunda de grupo, ganando por el camino a la vigente campeona Rusia y la anfitriona Turquía. “En el primer partido acusamos la presión y estuvimos demasiado motivados, pero luego jugamos con tranquilidad e hicimos un gran baloncesto, con muy buena defensa”, valora Domingo, que utilizaba un cinco con Elisa Aguilar como base, la eterna Laia Palau como escolta, Amaya Valdemoro de alero y Anna Montañana y la canaria Eva Montesdeoca en la pintura, “para luego revolucionar el partido desde el banco con Marta Fernández y Nuria Martínez”.

Así, España resolvió favorablemente el cruce de cuartos de final ante Letonia, cayó en semifinales ante la República Checa, futura campeona, para recuperarse a tiempo de lograr el bronce al imponerse (83-65) a Lituania, con una destacada labor de Anna Montañana (21 puntos) y Amaya Valdemoro (15 tantos y diez rebotes), máxima anotadora de la competición con 21,6 puntos por partido. “Amaya era nuestra líder en cancha y también en ambición, pero todo el equipo sumaba y era muy solidario”, agrega el técnico grancanario, quien, un año después, de cara al Mundobásket de Brasil 2006, mantuvo el bloque que había logrado el bronce en Turquía.

Eso sí, dio más minutos a Nuria Martínez como escolta, recuperó a Paula Seguí e Isa Sánchez e hizo debutar a Silvia Domínguez, que aún se mantiene como pieza básica del equipo nacional. “Acusamos la lesión de Laura Camps, por lo que tuvimos que llamar a última hora a María Pina. Además, Amaya jugó todo el mundial tocada”, explica al analizar el papel de una selección que pagó una derrota en la fase previa con la Argentina de Gisela Vega, que arrastraría a la segunda fase. Eso sí, se resarció con un heroico triunfo contra la anfitriona Brasil y una buena segunda fase, en la que sólo cayó con la futura campeona Australia.

Además, el grupo de Domingo Díaz se impuso con contundencia a Canadá y Lituania... pero en el decisivo cruce de cuartos de final perdió con Rusia (56-60) en una cita en la que llegó con ventaja a los minutos finales. “Faltando poco más de dos minutos y con tres puntos de ventaja, Amaya metió un triple que nos ponía seis arriba, pero pitaron falta de ataque”, recuerda Domingo, que dejó la selección ese verano para dejar paso a Evaristo Pérez. Ahí estuvo “el punto de inflexión” de un equipo que se despidió de la lucha por las medallas y acusó el golpe en los partidos clasificatorios con Lituania y la República Checa, para cerrar el campeonato en la octava plaza.

“Y mientras, Rusia se vino arriba y ganó en semifinales a Estados Unidos”, agrega Domingo, que, en septiembre de 2006, al despedirse como seleccionador nacional, se mostró “encantado de la experiencia y muy agradecido a la Federación por poner a mi disposición todos los medios que necesitaba”. Mientras, el entonces presidente de la FEB, José Luis Sáez, agradeció a Díaz los dos años que estuvo al frente de la selección y agregó que “personas como Domingo son muy válidas para el baloncesto, por lo que no queremos que se pierda la relación entre él y la Federación tras escribir una página brillante en la historia del baloncesto femenino”.

A partir de ahí, ya centrado en el CB Islas Canarias, aunque colaboró un tiempo con el staff técnico de la selección de Finlandia, Domingo alternó el banquillo de su club con la presidencia “o la labor que fuera menester” para repetir anualmente el milagro de la permanencia. Con el equipo cada vez más lejos de los playoffs, sólo en el curso 13-14 pudo firmar un notable tercer puesto al coincidir la explosión de Astou Ndour y Leticia Romero, la presencia de Yurena Díaz y Vanessa Blé, o la aparición de una niña llamada Iris Junio Mbulito. Finalmente, tras ser repescado en el verano de 2016, los prodigios del CB Islas Canarias se acabaron un año más tarde.

Presupuestos limitados y la lógica fuga de los mejores talentos de la cantera pusieron fin a 34 temporadas seguidas en la élite del baloncesto español. “sin conseguir que las autoridades de Gran Canaria apostaran decididamente por este proyecto”. Tras un paréntesis, Díaz regresó en enero de 2018 a la presidencia de una entidad que, más allá de su deseo de regresar a la élite, mantiene una labor formativa ejemplar que se ha traducido, hasta el verano de 2018, en 42 títulos nacionales en las categorías de base y cuatro tripletes [éxitos de forma simultánea para los equipos infantil, cadete y junior], opción vedada para cualquier otro club femenino y que en categoría masculina solo ha podido lograr el Real Madrid en una ocasión.

“Si no es por Begoña, que ha sido inicio, final y punto de apoyo en estos cuarenta años, no me hubiera dedicado al baloncesto femenino”, explica. Muy ligado a Las Palmas de Gran Canaria, Domingo Díaz fue reconocido en 2001 con la Medalla de Oro de la ciudad. Un año antes, la entidad que fundó, el CB Islas Canarias, había recibido el Premio Canarias del Deporte, “el mayor logro del club y un galardón del que nos sentimos especialmente orgullosos”.

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