El Gran Canaria no quiere ser un convidado de piedra en su debut en la Euroliga

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

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El Herbalife Gran Canaria afrontará su histórico debut en la Euroliga con la intención de no ser un convidado de piedra en la máxima competición continental, aunque siendo consciente de que se medirá a rivales con mucho mayor historial y presupuesto que el suyo.

El equipo isleño, creado en 1963 en el patio del Colegio Claret de la capital grancanaria, ha ido escalando peldaños a pasos agigantados en los últimos años, en los que se ha asentado entre los grandes del baloncesto español y ha disputado finales de la Copa del Rey y de la Eurocopa, además de conquistar la Supercopa española.

El pasado curso, de la mano del técnico manchego Luis Casimiro, logró el objetivo más relevante de su historia al clasificarse para disputar este curso la Euroliga, después de meterse en semifinales de la Liga Endesa al eliminar a un conjunto de gran potencial como Valencia Basket.

Tanto la junta directiva que preside Enrique Moreno como el cuerpo técnico que encabeza Salva Maldonado son conscientes de que el camino que ha llevado al equipo al máximo torneo europeo es la Liga doméstica, por lo que la principal prioridad será hacer una buena campaña, en la que al menos se repita presencia en los Playoff y en la Copa del Rey.

El inicio, en tal sentido, no ha sido nada bueno, después de una pretemporada accidentada por las lesiones y bajas motivadas por la primera de las ventanas FIBA del curso, que han impedido al equipo desarrollar su preparación para esta campaña en las debidas condiciones, lo que se ha traducido en que haya sido derrotado en todos los amistosos.

El máximo responsable técnico del Herbalife tiene además la compleja tarea de conjuntar a un equipo que cuenta con cinco incorporaciones (Clevin Hannah, Luke Nelson, Chris Evans, DJ Strawberry y Kim Tillie), que han suplido a Gal Mekel, Nikola Radicevic, Nico Brussino, DJ Seeley y Pablo Aguilar, y que ha empezado la Liga Endesa con resultados adversos.

El Gran Canaria tiene igualmente el hándicap añadido de los kilómetros que deberá recorrer para medirse a sus rivales, lo que obligará a efectuar enlaces aéreos con los casi inevitables retrasos y el cansancio acumulado que tendrán los jugadores de una plantilla que deberá completar poco más de 111.000 kilómetros para disputar sus compromisos europeos.

Esa distancia, que supera en casi 40.000 kilómetros los que deberá hacer el Maccabi Tel Aviv, segundo equipo que sufrirá más desgaste, equivale a dar más de dos vueltas completas al mundo, y a ello habrá que sumar los kilómetros que se recorran en la Liga española.

Como dijo irónicamente en su momento el veterano y laureado técnico Aíto García Reneses, que padeció en su etapa al frente del equipo isleño esos insufribles desplazamientos (en su caso para disputar la Eurocopa), el equipo aprovechará los viajes aéreos para entrenar en el avión.

En cualquier caso, el Gran Canaria sabe que, lejos de cualquier tipo de presión deportiva, esta primera participación en la Euroliga deberá servir para adquirir mayor experiencia junto a grandes rivales y disfrutar con sus aficionados del mejor baloncesto continental en el Gran Canaria Arena.