No pudo ser. Ni en los guiones más enrevesados podía preverse un final como el que se ha vivido en el pabellón amarillo, teniendo la hazaña en un suspiro, en un sólo punto de diferencia tras un último cuarto y una prórroga para enmarcar de los de Aíto.
El Herbalife Gran Canaria venció al Galatasaray 94 a 81, quedándose tan sólo a un punto de igualar una eliminatoria que queda 170 a 169, dando la posibilidad a los turcos de enfrentarse al Estrasburgo en la final tras un partido irreprochable para los amarillos, quienes lucharon hasta el final e hicieron creer a todo la isla que con este equipo no hay nada imposible.
El Gran Canaria pretendía ser un infierno amarillo para los turcos y, a pesar de no llenarse hasta los topes, las bocas que asistieron hicieron notar a los visitantes, al grito de “Sí Se Puede”, que no iban a tener nada fácil estar en la final a pesar de la renta de 14 puntos obtenida en la ida.
La primera del encuentro, a pesar de empezar con posesión amarilla, fue para los turcos. Lasme encestaba de dos y respondía Báez rápidamente.
Así se desarrolló el primer cuarto, en un toma y daca constante con el Galatasaray mandando en el marcador. El tremendo ataque de los turcos con Lasme desde la pintura y Micov en el exterior hacían difícil tomar las riendas del encuentro.
Al ecuador de los primeros diez minutos los visitantes mandaban de dos (11-13), siendo el partido un combate donde los visitantes pegaban primero pero los claretianos respondían inmediatamente.
McCollum hacía de las suyas pero DJ Seeley consiguía un 3+1 y ponía a los amarillos por delante (25-24) por primera vez en el encuentro y hacía vibrar la pabellón.
Con el 27 a 27 Micov metía el último del cuarto y dejaba con ventaja a los suyos de dos. Los turcos se mostraban muy poderosos en ataque y los locales no encontraban la fórmula para para un contundente 80% en tiros de dos.
La reanudación comenzaba casi idéntica al primer cuarto. Lasme, espectacular, tiraba primero, pero Seeley (el mejor de los amarillos y del partido en ese momento) de tres volvía a recortar distancias.
La defensa se mostraba dura y Omic conseguía un 2+1 para volver a poner por delante a los suyos (33-31).
El pívot esloveno, inmenso junto a sus compañeros, presionaron la salida del balón y volvieron a robar: 35-31 y el Gran Canaria Arena rugía y hacía temblar el suelo.
Pero Micov volvía a dar vida a los suyos desde la línea de personal (35-32) y Seeley robaba en el ataque de los turcos e iniciaba una rápida transición que culminaba en falta a Rabaseda. Dos más uno y la renta continuaba en los cuatro puntos de distancia (37-33).
La defensa amarilla comenzaba a elevarse como un muro en el fortín claretiano, que mostraba sus dientes en un auténtico infierno amarillo, ante el que los turcos se veían impotentes hasta que McCollum desastacaba para dejar a los suyos a tres y desde el exterior ponía la guinda Curtis Jerrells tras una gran jugada. Empate a 39 y Aíto pedía tiempo muerto en el minuto 16 de partido.
El poderío físico y ofensivo de los turcos era brutal, pero los amarillos, a base de esfuerzo, tesón y coraje trataban de mantenerse firmes. Conseguían los de Aíto que los visitantes agotaran la posesión sin anotar y pidiesen tiempo muerto a tres minutos para llegar al descanso.
Sin embargo, a los amarillos les pasó lo mismo en la siguiente jugada. Daba la sensación de que por cada paso adelante había que dar dos atrás. Micov volvía a adelantar a los turcos desde la línea de personal y Oliver fallaba desde el exterior.
Pablo Aguilar, tras asistencia del base catalán, sudaba para encestar bajo el aro y finalmente los de Aíto conseguían salvar al cuarto gracias a los fallos desde la línea de personal de Sinan Guler y Oliver asistía a Newley, quien anotaba desde el exterior sobre la bocina para dejar el 48 a 44 en el marcador y mantener viva la esperanza.
No podían empezar mejor el tercer cuarto los de Aíto. Pangos desde el exterior hacía vibrar al pabellón poniendo el 51 a 44. Si fue Seeley en la primera mitad, esta vez era el base canadiense quien lideraba a los suyos y conseguía un 2+1 para poner al equipo a ocho de ventaja (53-44). La cara del entrenador del Galatasaray en esos momentos en el videomarcador era un poema.
La conexión Kevin Pangos-Alen Omic daba sus frutos y el pívot esloveno se colgaba del aro en su gesto habitual, impositivo, para hacer las delicias de los aficionados (56-49 en el minuto 25).
La lucidez en ataque iba a acompañada de una grandeza defensiva que bajaba el porcentaje anotador de los visitantes hasta el 60%. Pero entre Micov y Guler recortaban distancias y hasta ponerse a tres (56-53 a tres minutos del final del tercer cuarto).
Cuando parecía que el marcador volvería a nivelarse de nuevo llegó el despegue desde la defensa, con paciencia, enarbolando la mayor ventaja del encuentro en el minuto 28 (63-53).
Lo que estaba consiguiendo el equipo en el tercer cuarto había que verlo para creerlo. Pablo Aguilar desde el exterior ponía a los suyos a once puntos y el Gran Canaria Arena era una olla a presión a un minuto del final.
Davis evitaba la debacle de los suyos, que se mostraban mucho más nerviosos al ver cómo el marcador se iba despegando, y el electrónico marcaba los diez de ventaja (67-57). La gestaba quedaba a sólo cuatro puntos más y quedaban diez minutos por delante.
Los turcos disparaban primero recortando un punto desde la línea de personal y Omic imitaba a McCollum anotando sólo uno de los dos tiros libres. Los visitantes parecían rehacerse en defensa tras el tercer cuarto y se mostraban más sólidos, al igual que en la primera mitad, sin dejar resquicios a un Granca que no encontraba la manera de seguir aumentando su renta.
En los cinco primeros minutos del último cuarto los amarillos anotaron un sólo punto, haciendo palpable el nerviosismo evidente ante la necesidad de remontar cometiendo muchos errores, mientras que el Galatasaray sumaba cinco y recortaban distancias a pesar de que también fallaban muchísimo (68-52 en el minuto 35 de encuentro).
Aíto pedía tiempo muerto y entonces apareció Xabi Rabaseda para hacer cinco puntos, de dos, de tres y desde la personal. El Gran Canaria nunca se rinde y menos en su castillo. A once punto cuando quedaban cuatro minutos del final.
Y llegó el éxtasis al Gran Canaria Arena. Albert Oliver, el base catalán, desde el exterior, negado todo el encuentro, ponía por fin la ventaja necesaria para pasar a la final: a 14 puntos (76-62).
McCollum mantenía la suficiente sangre fría para tratar de evitar la épica amarilla, variando el marcador desde los 14 a los 12 puntos de ventaja.
El último minuto sería de infarto. Alen Omic volvía a poner los 14 de ventaja y el pabellón amarillo no podía rugir más alto ni más fuerte. Los turcos no se rendían y Guler bajaba a las 12 de ventaja.
Así se llegaba a la recta final. Quedaban 22 segundos, a penas dos posesiones y el marcador se quedaba a uno de la hazaña. Entonces llegó el mejor de los guiones posibles. Pablo Aguilar, el mismo que falló el último tiro en la Copa ACB frente al Real Madrid, anotaba desde el exterior para poner el 90 a 74.
Cuando parecía hecho, Micov anotaba de dos (90-74) y obligaba a llegar a una prórroga de infarto tras un último cuarto inenarrable, donde los de Aíto, en una actuación impresionante, conseguían un parcial de 23 a 19.
Volvían a disparar primero los turcos por medio de McCollum que anotaba los dos tiros libres. Pero de nuevo, el espectacular DJ Seeley volaba para volver poner a los suyos 92 a 78.
Las imprecisiones fueron la tónica dominante, ninguno de los dos encontraba el camino. Los nervios dominaban las manos de los jugadores y ya no había táctica que valiese.
A un minuto del final fueron los amarillos los que parecían encontrar la fórmula tras recibir dos faltas. Fallaba Savané los dos tiros libres pero volvían a tener posesión. Pangos encontraba a Báez y el dominicano machacaba el aro para poner el 94 a 78.
La defensa se mantuvo firme y los turcos no pudieron anotar. Seeley conseguía dos tiros libres y contra todo pronóstico, para hacerlo aún más emocionante (al borde del infarto) el norteamericano fallaba los dos. El equipo hasta ese momento materializó solamente 19 de los 27 disparos desde la personal.
En su ataque, McCollum también recibía falta pero no erraba y ponía de nuevo los 14 de ventaja a 20 segundos del final. El Galatasaray conseguía de nuevo la posesión tras fallos de los locales y el base de los visitantes recibía de nuevo falta, anotando uno de los dos desde la personal y dejando el marcador 94 a 81, enmudeciendo al Gran Canaria Arena.
Quedaban 17 segundos y la posesión era para los de Aíto, que pedía tiempo muerto. Un sólo punto marcaba la diferencia entre todo o nada. Albert Oliver conducía la ilusión de toda una isla y recibía falta a siete segundos del final, pero no era personal.
Tras el saque los claretianos no encontraron el camino a la gloria y erraron. Final y adiós a la final de la Eurocopa. El Gran Canaria Arena callaba y el Galatasaray celebraba.
Unas pocas voces reconocían el esfuerzo de los suyos pero a penas había fuerzas para dar ánimos tras haber tenido tan cerca alcanzar la final de la Eurocupa. En cualquier caso, irreprochable.