En hostelería, como en la vida, suele ser más sencillo llegar, que mantenerse.
Podríamos decir que Sorondongo llegó rápido: abrió sus puertas en enero de 2023 y fue reconocido como recomendado Michelin sólo cinco meses después, un reconocimiento que ha logrado mantener en 2024.
En la actualidad, desarrolla una mejora constante en cada una de sus propuestas que Richard Díaz, chef y copropietario, formado en Hecansa y en la facultad de ciencias gastronómicas Basque Culinary Center, y premiado como mejor cocinero de Canarias en 2022, se divierte a los fogones, con un concepto claro y conciso.
Aún recuerdo sus palabras: “Nosotros queremos ser una casa de comidas para todos y para todas, si quieres venir a comerte un plato o si quieres disfrutar de alguna de nuestras propuestas de menú, aquí puedes hacerlo”.
Sorondongo, situado en la calle Armas 15, en el barrio de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria, se autodefine como una casa de comidas que busca rendir homenaje a la comida tradicional canaria, especialmente de Gran Canaria, dando valor al producto local y haciéndonos recordar los sabores que encontramos en nuestras mesas, con toques contemporáneos y vanguardistas.
Como en una buena casa canaria, si tienes visita, ¡se invita a café!
Y es que el recibimiento que te da Beatriz Vega, jefa de sala del restaurante no pasa desapercibido. Un café gourmet de Isaza, arábica natural, tostado en la fábrica Tirma en Gran Canaria y un sirope de cilantro, combinado con una ginebra, Gin 72, de Fuerteventura, es el cóctel de bienvenida a la experiencia de Sorondongo.
Después de ese café ya te sientes en casa y no solo por el sorprendente aperitivo, es que Beatriz desprende una energía tan bonita y, sinceramente, una calma y buen hacer en la sala que pocos profesionales logran.
Una vez valoras la carta, sabes que tu experiencia en Sorondongo prácticamente la puedes decidir tú, está en tu elección ir “a la carta” y pedir los platos que te llamen la atención a tu paladar, o decantarte por uno de sus dos menús: Santa Ana (55 euros) o Vegueta (65).
En mi caso, comencé con unos tomates aliñados, ¿a que nos suena a típico? Pues Richard nos los presenta dándole “una vuelta más”, acompañados de albahaca y vinagre macho. Un plato que, de costumbre, nos sugiere cierta simpleza, pero este entrante ya habla de las expectativas que genera la propuesta del chef.
El siguiente pase fue quizás el que más me sorprendió: arroz meloso de temporada. Un plato común elevado a su máximo potencial, maravillosa cremosidad del queso, con la armonía perfecta de los sabores existentes.
Pasamos a Medregal-salpicón-mango, o lo que es lo mismo, ¡una explosión de sabores! Salinidad, acidez y dulzor. ¡Booom!
Antes de hablarles del último plato principal, quiero pararme en la bodega que ha logrado tener Beatriz en el restaurante. Porque ese esfuerzo en tener referencias mayoritariamente canarias y de ese nivel, merece ser mencionado. Sorondongo cuenta con una carta de vinos perfectamente seleccionada, que todo amante del vino canario sabrá valorar, pero también ofrece muchas otras denominaciones de origen que maridan perfectamente con la carta de comidas. Ahora bien, si tienes dudas de qué descorchar, déjate llevar por Bea, sabrá recomendarte perfectamente.
Admiro su sensibilidad, amabilidad y conexión con el comensal, con una sonrisa siempre. Es más, me atrevería a decir que la elección de sus vinos tiene mucho que ver con sus formas. Vinos sensatos, perfectos representantes de un territorio, amables y dispuestos a hacernos más felices aún si cabe, como ella misma.
Mi elección de los vinos fue hacia la isla de enfrente, ambos de Tenerife, los primeros pases fueron acompañados de Marañuela, de la Bodega Finca Marañuela, Finca La Perdoma, La Orotava. Un vino totalmente natural de listán negro, con solo mes y medio en barrica de roble americano. Un vino muy sutil, elegante y sobre todo, honesto.
Los siguientes platos, los acompañé con Encantador de Pájaros, Bodega Vitisost, de César Perdomo, de Tejina, Tenerife. Vino tinto mayoritariamente listán negro y restante de negramol y listán blanco. Con crianza de nueve meses en botella. Un vino que enamora, no solo en nariz y boca, sino su historia es digna de ser conocida.
Y llegamos al plato fuerte, nunca mejor dicho. Carrillera de cochino a baja temperatura, crema de gofio y salsa de listán negro. Maravillosa la sorpresa que te llevas a la boca cuando pruebas la ternura de la carne, con el sabor tan sorprendente de la salsa y el toque de gofio. Colofón final por todo lo alto.
La parte dulce es el broche final a una canariedad manifestada en todo momento, La torrija, un pan brioche caramelizado con helado de mascarpone y salsa de gofio que, al probarla, solo quieres volver a meter la cuchara para otro bocado.
La experiencia #muysorondongo es absolutamente recomendable, es de valorar el juego de propuestas culinarias, sabores y precios que puedes configurar a tu elección en cada momento. Sin duda alguna, es una idea gastronómica única, que hay que vivir y disfrutar.
Si eres un verdadero disfrutón o disfrutona, estás tardando en reservar tu mesa.
“No existe modernidad sin una buena tradición” Eso es Sorondongo.
Gracias por leerme, nos vemos en una buena sobremesa.