Estamos en la calle Triana, el termómetro perfecto para medir las compras en la capital grancanaria. A un mes de las Navidades, hay muchos transeúntes y pocos clientes. El espíritu consumidor propio de esta temporada del año no ha calado aún en los ciudadanos o no tiene cabida en sus bolsillos.
En el otro lado del escaparate están los comerciantes. Publicitan sus ofertas, pero la crisis tampoco les ofrece un gran margen de negocio. El año pasado ya perdieron un 30% en sus ventas y ahora esperan no empeorar esas cifras. Las contrataciones de personal eventual también se resiente.
Los comerciantes aconsejan a los clientes que no esperen a última hora porque el género más que nunca escasea a causa de la crisis.