PARIS, 27 (EUROPA PRESS)
El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, defendió este martes el papel de la institución en el mecanismo de ayuda a Grecia y afirmó que su objetivo es “ayudar a los griegos”, porque sin este apoyo, “ellos entrarían en una situación insostenible”.
En un adelanto de la entrevista que ha concedido al diario francés 'La Tribune', y que se publicará el miércoles, Strauss-Kahn reconoció que será un proceso “difícil”. “Es necesario que los griegos tengan en cuenta que la recuperación de sus cuentas públicas, tras muchos años de errores irresponsables, va a ser dolorosa y difícil”, agregó.
Sin embargo, en su opinión, “no hay otra solución” para salir de esta situación. “Creer que basta con despedir al médico, por prescribir medicamentos desagradables, para no ponerse enfermo, sería una ilusión total”, insistió.
Asimismo, recalcó que los recursos que se prestarían a Grecia provienen de muchos otros países, incluidos algunos relativamente pobres. Strauss-Kahn subrayó que la solidaridad internacional se basa en la idea de cada uno de los miembros de la “cooperativa” hace los esfuerzos necesarios, a petición de los demás.
En este sentido, el director gerente del FMI recalcó que en aquellos países en los que son conscientes de esta solidaridad, los programas del FMI “se desarrollan bien y son muy eficaces”.
Respecto a la regulación del sistema financiero, Strauss-Kahn recalcó que aún queda tiempo para completarla, algo que no debería sorprender, ya que se trata de cuestiones “extremadamente técnicas”. Así, recordó que elaborar las normas de 'Basilea 2' llevó doce años y señaló que, aunque esta vez no va a pasar tanto tiempo, se ha comenzado con ello hace apenas un año.
Sin embargo, subrayó que el calendario de los aspectos técnicos no es el mismo que el político, como demuestra el hecho de que en todos los países en los que el estado ha ayudado a la banca, la opinión pública ha exigido medidas. Enumeró los casos de Estados Unidos, Reino Unido o Francia, frente a otros países como Canadá o Japón, más reticentes a la medida porque su sistema bancario se ha visto menos afectado por la crisis.