Los líderes de las 20 principales economías desarrolladas y emergentes (G-20) del mundo han acordado abrir diferentes vías destinadas a recobrar la recuperación económica y establecer un sistema bancario más seguro, según la declaración final aprobada al término de la cumbre celebrada este fin de semana en Toronto, un reflejo de la desigual y frágil recuperación que se está registrando en diferentes países y regiones.
El texto final de la reunión recoge las diferentes prioridades establecidas por los países participantes en la cumbre, que se comprometen a reducir a la mitad sus déficits presupuestarios para 2013 -pero sin detener el crecimiento económico- y anuncian medidas dirigidas a evitar comportamientos arriesgados del sector bancario -pero que no provoquen una reducción del crédito-.
Los dirigentes del G-20 acordaron permitir que sea cada país el que decida su propia política para reducir el déficit, dejando en manos de cada gobierno la adopción de medidas polémicas como la imposición de una tasa a los bancos que se vieron beneficiados de los planes de rescate de finales de 2008 o la implementación de normas más duras para el sector bancario.
“La principal prioridad del G-20 es salvaguardar y fortalecer la recuperación y establecer las bases para un crecimiento sólido, sostenible y equilibrado para fortalecer nuestros sistemas financieros contra las conductas de riesgo”, señala el borrador final de la cumbre celebrada este fin de semana.
Los dirigentes del G-20 dejaron la puerta abierta a que cada país avance a su propio ritmo y adopte políticas “diferenciadas” y “a medida” que permitan alcanzar las prioridades políticas o económicas de cada nación, en lo que supone un fuerte revés frente a la unidad mostrada en las tres cumbres celebradas desde el estallido de la crisis financiera, en las que se acordó la puesta en marcha de varios billones de dólares para impulsar la recuperación.
En una muestra de las discrepancias y de los esfuerzos por alcanzar el consenso en esta última reunión celebrada en Toronto, los negociadores de las 20 principales economías desarrolladas y emergentes necesitaron de más de 45 horas para emitir un comunicado final de la cumbre, señaló el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Khan. A modo de ejemplo, del borrador de la declaración final se eliminó en el último minuto una mención especial a China por la cotización de yuan.
“Nuestros retos son tan diversos como nuestras naciones”, indicó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. “Pero juntos representamos el 85 por ciento de la economía global y hemos forjado una respuesta coordinada a la peor crisis económica global de nuestra época”, añadió.
El presidente estadounidense reconoció que se habían producido divisiones durante las diferentes reuniones mantenidas por el G-20 en Toronto, pero destacó que finalmente todas las naciones participantes habían demostrado su capacidad para unirse y trabajar en defensa de los intereses compartidos. “Podemos superar nuestras diferencias”, apuntó Obama.
La UE canta victoria
La Unión Europea (UE), en un comunicado emitido a la conclusión de la cumbre, señaló que la declaración final emitida por el G-20 es una muestra clara de que el resto del mundo ha quedado convencido de la necesidad ajustar las cuentas públicas. “La UE venía a Toronto con una agenda clara. El resultado de la cumbre refleja la amplia aceptación de la visión europea”, indicaba el comunicado.
Aunque Estados Unidos ha pedido paciencia y ha alertado de que una retirada repentina de los planes de rescate podría incendiar la recuperación económica, los países europeos han defendido durante la cumbre de Toronto la necesidad de reajustar las finanzas públicas para aumentar la confianza de los mercados, algo que consideran esencial para recuperar el crecimiento.
Desde la última cumbre del G-20, celebrada en Pittsburgh el pasado mes de septiembre, los problemas de deuda de Gracia han redirigido la preocupación de los países europeos sobre el estado de las cuentas públicas. Reino Unido y Alemania se han unido recientemente a Grecia, España, Italia y otros países de menor tamaño en la aprobación de planes estructurales para reducir el gasto.
La reunión de Toronto se presentaba como la penúltima oportunidad, antes de la cumbre del G-20 que tendrá lugar el próximo mes de noviembre en Seúl, para que los dirigentes mundiales se pusieran de acuerdo en asuntos como la imposición de normas al sector bancario, la regulación del sector financiero o las cuotas de representación en el Fondo Monetario Internacional.
El director del FMI, Dominique Strauss Khan, señaló que el compromiso de reducir a la mitad el déficit para 2013 era menos importante que la adopción de políticas y normas determinadas que permitan alcanzar este objetivo. “Hablar de la reducción del déficit es simplificar demasiado el problema porque la situación difiere mucho entre unos países y otros”, dijo. “Estoy más interesado en el hecho de que los países implementen las medidas adecuadas.