El concejal de Medio Ambiente de Las Palmas de Gran Canaria, Néstor Hernández, señaló este viernes que la apuesta por un nuevo depósito en Emalsa, que añadirá más anhídrido carbónico al agua desalada y le dará un sabor más agradable, “es una inversión de futuro. Cuando el agua se pueda beber yo me tomaré las jarras que sean necesarias”, puntualizó.
“El agua del grifo de Las Palmas de Gran Canaria no se beberá hasta que se cambie la red de distribución y para eso el Ayuntamiento no tiene dinero, habrá que pedírselo al Gobierno de Canarias”, unas declaraciones por parte de Néstor Hernández, concejal de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que ponen de manifiesto que el agua del grifo no se podrá beber en el plazo de un mes, tal y como había adelantado el director de producción de Emalsa, José Luis Talavera.
“Todo esto es un proceso lento, la red de infraestructuras no se ha renovado y muy pocas zonas disponen de unas tuberías nuevas”, explicó el concejal. En concreto Hernández aseguró que la zona del istmo es la que necesita un cambio más ambicioso, porque el agua del grifo sale turbia, aunque “no es perjudicial”, se trata de oxido de hierro de las tuberías y no afecta a la salud.
El concejal subrayó que durante doce años la renovación en la red no se ha realizado y por lo tanto, “es una tarea titánica para acometerla en sólo tres meses, aunque los ciudadanos se sorprenderán”.