Durante la asamblea extraordinaria, celebrada durante la tarde de este jueves por espacio de casi cinco horas, ambos aspirantes tuvieron una última oportunidad de pedir el respaldo de los empresarios con sendos discursos en los que volvieron a presentar sus propuestas y la filosofía de sus candidaturas, ya dadas a conocer a lo largo de las semanas pasadas por distintas vías. La ocasión supuso la segunda cita con las urnas para Grisaleña Sánchez, que obtuvo una decena de votos menos que Mario Rodríguez en los anteriores comicios para dirimir el liderazgo de la CCE.
Una vez proclamado, el ya presidente, también máximo responsable de la Confederación Canaria de la Pequeña y Mediana Empresa (Cecapyme), subrayó que trabajará en beneficio de todos los miembros de la Confederación, le hayan o no votado. “No tengan ninguna duda de que, a partir de mañana, trabajaré desde mi puesto de presidente para representar a todos”, sentenció.
Y, en especial, insistió a quienes votaron a su rival: “En breve sentirán mi respeto y estima en todos aquellos asuntos que conciernan a la Confederación Canaria de Empresarios”. Ramón Pérez, secretario general de la Asociación de Empresarios Promotores Inmobiliarios de Canarias (Aempic), presentó su candidatura bajo las siglas de la Federación Empresarial de Madera y Corcho tras la crisis suscitada en la patronal constructora.
Por su parte, el presidente empresarial saliente, Mario Rodríguez, destacó el tono correcto y respetuoso de las elecciones, alejado de la crispación registrada durante los últimos años en el movimiento empresarial de Las Palmas. “Hemos evitado cualquier tipo de confrontación personal y lo hemos conseguido, para bien de la Confederación”, declaró.
Acorde a esas palabras, el principal mensaje del discurso de Sebastián Grisaleña fue de conciliación con todos los sectores que integran la CCE, frente a los temores de algunas patronales que consideraron que determinadas iniciativas de su oferta electoral podrían perjudicar sus intereses.