El Parlamento Europeo presionó este martes al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, para que la institución monetaria adopte medidas que ayuden a financiar la economía real, especialmente mediante la reactivación del flujo del crédito a familias y pequeñas y medianas empresas.
Los eurodiputados españoles llamaron la atención sobre los elevados tipos de interés que pagan las empresas del país para recibir financiación, en contra de lo que ocurre en otros Estados y a los que se les exigen menores esfuerzos de consolidación fiscal.
Pablo Zalba (PP) y Ramon Tremosa (CiU) coincidieron en trasladar a Draghi el mensaje que ya le ha hecho llegar el Gobierno español de que no funciona el mecanismo de transmisión de la política monetaria y de que la fragmentación en los mercados de crédito está ahogando a las empresas y a los emprendedores.
Una reflexión que también hizo suya el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, quien llamó a analizar “la trampa de la liquidez en Europa” que está afectando “al crédito para las familias y las pymes”.
“Sea valiente como ha sido otras veces”, dijo Zalba al presidente del BCE para que tome medidas que garanticen el flujo de liquidez a los países que han cumplido con las reformas marcadas por Bruselas.
“No se trata de tener coraje, sino de hacer lo correcto”, señaló Draghi, quien reconoció los esfuerzos de consolidación de algunos países, pese “a la falta de resultados satisfactorios todavía”.
El economista italiano defendió la política del BCE y respondió enérgicamente que la institución, con sede en Fráncfort (Alemania), “no puede hacer todo para todo el mundo en todo momento”.
Draghi recordó que la falta de crédito en la economía real se debe a tres razones: la carencia de financiación, que el BCE ha solventado en gran medida con sus acciones de inyección de liquidez a tres años; la falta de capital y el miedo que tienen las empresas por que no se les devuelva el crédito.
“Hemos solucionado en gran medida el primer problema y, en cuanto a los otros dos, no entra en las tareas del BCE limpiar (los balances) de bancos con problemas”, insistió.
En este sentido, reiteró, como ya hiciera en los últimos días, que la reparación del canal de transmisión de la política monetaria no puede ser acometida solo por el BCE, sino que también “los gobiernos tienen que contribuir”, así como los bancos nacionales y el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
La eurodiputada portuguesa de la Izquierda Unitaria (GUE/NGL), Marisa Matias, ponente de un informe sobre la actuación del BCE que se votará este miércoles en el pleno, echó en cara a Draghi que siempre escude su inmovilismo en el mandato dado a la institución como guardián de la estabilidad de precios.
Matias dijo que es “incomprensible la dualidad del BCE para con la financiación de los países”, en referencia a los distintos tipos de interés de las empresas del sur de Europa respecto a los Estados centroeuropeos como Alemania.
“El informe que votaremos mañana tiene algunas críticas para el BCE y también algunas alternativas porque queremos que el BCE esté al servicio del ciudadano y no de la especulación financiera”, añadió la europarlamentaria lusa.
Draghi pidió durante su intervención en la Eurocámara que se apliquen de manera “contundente” las normas de la gobernanza económica, que contemplan, entre otras cosas, sanciones por déficit o desequilibrios macroeconómicos excesivos.
“Es de una importancia clave que la legislación vigente se aplique de manera contundente durante el presente semestre europeo: esto es una verdadera prueba de la credibilidad del marco de la gobernanza de la Unión Económica y Monetaria”, sostuvo.
Recalcó que profundizar en la Unión Económica y Monetaria “no solo significa arreglar el sistema financiero”, sino también seguir con las reformas y, entre otros aspectos, mencionó la necesidad de corregir las “rigideces” salariales, dado que el ajuste se ha hecho más con el aumento de la productividad mediante la destrucción de empleo que con la reducción de los salarios nominales.
Draghi valoró, además, la propuesta de llevar a cabo una coordinación “ex ante” (previa) de iniciativas de reformas estructurales y la que prevé contratos individuales en los que los Estados miembros se comprometen a reformas con un calendario específico, y pidió completar cuanto antes los pilares de la unión bancaria.