El pequeño comercio da la voz de alarma

La pasada semana, el Gobierno estatal anunció que se va a obligar a varias ciudades españolas a liberalizar sus horarios comerciales en determinadas zonas, con el objetivo de reactivar los sectores del turismo y el comercio. La medida afectará a Las Palmas de Gran Canaria y a Santa Cruz de Tenerife, entre otras que cumplan los requisitos establecidos, como tener a más de 200.000 habitantes, haber recibido más de un millón de pernoctaciones o tener una afluencia superior a 400.000 pasajeros de cruceros. Además, planean aumentar de nueve a diez el número mínimo de domingos y festivos al resto de comercios de Canarias.

El diputado socialista José Ignacio Álvaro Lavandera se apresuró a denunciar que esta medida trae consigo “la desaparición del pequeño comercio, la destrucción de empleo y la precarización de las condiciones laborales”, manteniendo que potencia a las grandes superficies frente al perjuicio del comercio tradicional.

Coincidiendo a pies juntillas con lo expresado por el diputado, los propietarios de pymes en las zonas comerciales de Mesa y López, Triana y la teldense San Gregorio muestran su preocupación por estas iniciativas, expresando en voz de alarma su parecer al respecto. “Gran parte de la crisis que padecemos los que tenemos pequeños comercios viene del boom de las grandes superficies y ahora encima se les va a favorecer con la liberación de los horarios”, afirma la propietaria de una pequeña joyería en Triana, quien mantiene que esta tendencia del Ejecutivo les da un impulso más hacia la desaparición.

La Comunidad Autónoma tendrá que delimitar en Las Palmas de Gran Canaria las zonas de gran afluencia turística en un plazo de seis meses, designación ya establecida en Santa Cruz de Tenerife. Debido a la afluencia de cruceros, la zona de Mesa y López es clara candidata a esta concesión y a la correspondiente apertura horaria. Las grandes superficies y empresas multinacionales de la zona celebran la posibilidad de aumentar el horario y con él sus ganancias. Sin embargo, los comercios tradicionales ven en ello una causa de alarma, ya que a la gran mayoría de los preguntados les resultaría completamente imposible abrir más horas.

“Los grandes comercios tienen muchísimo personal y pueden aumentar su plantilla. Nosotras somos dos y nos es imposible contratar a alguien más”, afirma la propietaria de una tienda de juguetes infantiles de la zona. “Ambas tenemos niños que atender”, añade, lamentando que la difícil situación de su negocio pudiese empeorar con estas medidas.

“Es obvio que los que pueden afrontar ese aumento de horas son las grandes superficies y comercios, que son los que tienen personal suficiente o posibilidades de contratar a más empleados”, relata la dueña de una tienda de textil para el hogar situada en un calle perpendicular a Mesa y López, “yo aquí estoy sola y aunque habrán días muy interesantes en los que merecerá la pena hacer un esfuerzo, no puedo abrir mucho más de lo que ya lo hago, por lo que se va a aumentar la desventaja que actualmente padecemos frente a estos”.

De vuelta en la zona de Triana, destaca un negocio de los considerados mediana empresa, con varios trabajadores en cada turno. Sin embargo, la voz de los empleados no parece distar mucho de la de los propietarios de los comercios más humildes: “Si no tiene ni para pagarnos a nosotros, ¿cómo va a contratar más gente o aumentar las horas de los que ya estamos?”, relata una dependienta que asegura que su jefe no está dispuesto a abrir más festivos ni domingos.

Fuera de la capital, en las zonas comerciales de las ciudades periféricas, el parecer de los propietarios del pequeño comercio se mantiene en el terreno crítico a estas medidas. En el barrio de San Gregorio en Telde, a pesar de que la liberalización de horarios solo afectaría a determinadas zonas capitalinas, lamentan el incremento en el número de domingos y se unen a la crítica sobre el favorecimiento a las grandes superficies por parte del Ejecutivo. El dueño de una tienda de electrónica de la zona, además de asegurar que no va a abrir ningún festivo, remarca el agravio comparativo que sufre su negocio frente a los centros comerciales: “Cada vez el acceso a esta zona está más difícil y el aparcar gratis es una odisea, lo que propicia que los clientes vayan a las grandes superficies donde dejan el coche al lado. Por si fuera poco, ahora buscan el potenciar estos grandes comercios permitiéndoles abrir cuando quieran, lo que va a suponer con el tiempo la erradicación de la pequeña empresa”, asegura.