El expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, ha lamentado que el saneamiento de la entidad se haya realizado “a costa” de fondos públicos, en torno a un 2% del PIB, y causando un “grave perjuicio” a los actuales accionistas, pues va a provocar una “enorme caída” en la cotización de sus títulos.
No obstante, Rato pone en valor los efectos positivos del plan. “El plan de recapitalización es magnífico para Bankia y para su nuevo equipo gestor, pues dota las posibles pérdidas futuras derivadas de inversiones inmobiliarias excesivas en el pasado”, explica en una carta repartida a los consejeros de Caja Madrid, para después señalar que estas inversiones se tienen que “ubicar en el tiempo”.
En este sentido, situó “cualquier exceso” inversor inmobiliario en fechas anteriores a mediados de junio de 2007, cuando la crisis de las hipotecas subprime provocó que se frenarán nuevas operaciones de financiación a este sector. “Lógicamente el consejo de administración de Bankia (constituido en junio de 2011) es muy posterior a esta fecha”, explica Rato, para eludir responsabilidad sobre la situación que ha llevado al Estado a rescatar a la entidad.
El expresidente de la entidad ahora nacionalizada asegura que la recapitalización va a dejar al grupo BFA-Bankia en una “magnífica” situación financiera, pues supone una “inyección brutal” de fondos para elevar su provisiones de forma “notable”.
Rato considera por ello que la entidad nacionalizada tendrá “múltiples y mullidos” colchones para posibles pérdidas futuras. Precisamente, concreta que la cifra de la ayuda a Bankia asciende a 22.000 millones y no a 19.000 millones como ha trascendido.
Y argumenta que determinados “ajustes técnicos-fiscales” llevan a la cifra final de 19.000 millones. “El nivel de cobertura de los préstamos inmobiliarios debe de ser la más alta del mundo”, asegura Rato.