Los cruceros vuelven este viernes a Canarias tras siete meses de parón por la pandemia de COVID-19. La naviera alemana TUI Cruises será la primera en el Puerto de La Luz y de Las Palmas. Por el camino se han quedado Aida y Hapag-Lloyd que, por el momento, no comenzarán sus actividades en el Archipiélago. Tampoco Norwegian Cruises Lines Holdings que anunciaba a principios de semana que suspendía los viajes de las marcas Norwegian Cruise Line, Oceania Cruises y Regent Seven Seas Cruises hasta el 31 de diciembre. El confinamiento decretado en el Reino Unido y las restricciones impuestas en Alemania han retraído a compañías que tenían autorización pero que se han quedado sin clientes.
Otras lo van a intentar a pesar de las dificultades. “Lo difícil es que los clientes se animen”, afirma Juan Francisco Martín, director comercial de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. En el sector se resignan a tener ocupaciones muy bajas. “La alternativa es el cierre”.
La prohibición de entrada de estos buques a los puertos españoles tras la declaración del estado de alarma ha tenido un impacto significativo en actividades satélite que han tenido que recurrir a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE),, como “las empresas de guías turísticas, el servicio a los buques, provisiones o los maleteros”. Según Martín, el parón ha afectado a entre 200 y 300 escalas de las 10.000 que se dan en el Puerto de Las Palmas.
El pasado viernes la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife recibía la noticia de que el crucero Europa2 de Hapag Lloyd no iniciaría su ruta por el Archipiélago hasta el mes de diciembre. A pesar de contar con “la autorización pertinente por parte de la Dirección General de la Marina Mercante para realizar escala técnica el 10 de noviembre”, las restricciones por la COVID-19 en Alemania, país originario de la compañía, pesaron más.
El Mein Schiff2 es el único crucero que mantiene las paradas en los puertos de la provincia. En concreto, el 10 de noviembre, con un pasaje de poco más de 1.600 personas, es decir, al 60% de su capacidad.
Casi 20 itinerarios de una semana entre el 6 de noviembre y el 12 de marzo del próximo año. Estas son las previsiones de atraque en los puertos de Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Puerto del Rosario, Arrecife, San Sebastián de La Gomera y Santa Cruz de La Palma.
Alrededor de 4.500 millones de euros de pérdidas
Alfredo Serrano, director de CLIA España, miembro de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros, estima que cada año el turismo de cruceros genera 4.500 millones de euros en España. Este año ha sido la excepción. “Muy cerca de esos 4.500 millones y esos 31.000 puestos de trabajo se han perdido o no se han generado”.
No hay cifras desagregadas para las Comunidades Autónomas, por lo que no se puede cuantificar el impacto en Canarias. Serrano señala, no obstante, que es visible en otros sentidos. “Todas las compras, todas las excursiones que se habrían contratado, todas las visitas, todos los servicios, todos los productos que tanto los barcos como los propios cruceristas o los tripulantes habrían consumido... no se han producido”. La clasificación de ambos puertos capitalinos como “puertos de embarque y desembarque de la actividad crucerista”, añade, “genera una conectividad aérea muy importante con Alemania que redunda en beneficio no solamente en la actividad de cruceros, sino en el resto de turismo. Esas rutas que estaban en parte justificadas por la actividad de cruceros, al no haber cruceros no se han producido”.
Maleteros, estibadores, amarradores, agentes portuarios,... Una lista de sectores que también ha sufrido el impacto de la prohibición de marzo y a la cual el director añade “los taxistas, las compañías de alquiler de coches, los guías o los propios hoteleros” además de provisionistas y restauradores de navíos.
Con la llegada de TUI también llegan los protocolos sanitarios y, a pesar de existir uno a nivel autonómico, cada compañía añade algunos aspectos. En este caso, “TUI va a fletar aviones que van a estar totalmente preparados tomando las medidas que ellos consideran necesarias para garantizar que es seguro”. Además, “previo al embarque de los pasajeros”, los tripulantes tendrán que pasar tres test consecutivos negativos de COVID. “Uno cuando salen de su país de origen, otro cuando embarcan en el buque y, luego, pasan un periodo de cuarentena dentro del barco. Cuando han pasado ese periodo de cuarentena tienen que pasar un último test antes de acercarse siquiera a un pasajero”.
¿Qué medidas ha adoptado el Gobierno autonómico?
La Consejería de Obras Públicas, Transporte y Vivienda ha sido “un mediador” entre las Autoridades Portuarias y la Consejería de Sanidad. Las conversaciones se iniciaron en agosto, después de que varias compañías expresaran su interés por retomar la actividad. Posteriormente, el Servicio Canario de Salud (SCS) elaboró el protocolo sanitario tras varias reuniones en septiembre con los entes portuarios. Para poder operar, las empresas de cruceros han tenido que obtener autorización del SCS tras acreditar que “cumplen con todos los requisitos”.
El Protocolo de Buenas Prácticas CRUCEROS, que ha sido acordado entre ambas consejerías, es un trabajo de varios meses donde “está todo protocolizado”. Segmentado entre medidas de protección y desinfección, operativas en los embarques y desembarques en puerto base, medidas para los trabajadores y actuación ante la sospecha de un contagio, el primer apartado recoge la obligatoriedad de la mascarilla, la utilización de pantallas faciales para los trabajadores de cara a los pasajeros y en las terminales, el uso de termómetros infrarrojos o la ventilación de zonas cerradas, entre otras.
Respecto a las operativas en embarque y desembarque, el protocolo determina que “una vez todas las maletas se encuentran en la terminal colocadas y separadas se habilitará una sola entrada y una sola salida para evitar un descontrol del acceso y superar el aforo máximo por metros cuadrados permitido”. En el embarque se esperará al vacío total o parcial de maletas para que los siguientes pasajeros accedan al crucero, diferenciando a los llegados desde el aeropuerto a través de guaguas o transfers de aquellos que lo hagan en coche privado.
Para los trabajadores, además de mascarillas, pantallas y guantes, se exigirá la separación en grupos burbuja que deberán limpiar la zona de trabajo antes de la llegada del siguiente equipo. La distancia interpersonal de metro y medio y el límite de cinco personas, así como la toma de temperatura, son otras normas. Al igual que los pasajeros, “en caso de estar por encima de 37ºC no se les permitirá el acceso. Si se produce un caso confirmado, todo su grupo de trabajo será considerado sospechoso y pasarán a estar en cuarentena”.
¿Y qué ocurriría en caso de un posible contagio? Si algún trabajador presenta síntomas o los observa en otra persona, “deberá alertar de inmediato a su responsable para que se active el protocolo”, que también puede iniciarse si la temperatura en los termómetros infrarrojos supera los 37ºC. Desde ese momento, se trasladaría al infectado a una “habitación blanca” donde solo podrían acceder los sanitarios. En esta sala se le realizaría una PCR que de dar positivo obligaría a alertar a las autoridades sanitarias para, a continuación, desarrollar “un estudio de trazabilidad” con los contactos. Asimismo, “se cerraría la terminal en la que se ha producido el caso” y “se desinfectaría reforzando la limpieza en lo que haya tenido contacto”.
De incumplir alguna de estas medidas, se incurriría en infracciones graves o muy graves con multas de entre 3.001 y 600.000 euros.
El tándem entre cruceros y centros comerciales
“Ya nos estamos incluso retrasando. La temporada de cruceros tenía que haber empezado ya. Pero por todo lo que sabemos se ha retrasado”, afirman desde el Patronato de Turismo de Gran Canaria.
Con el regreso de los buques, la mirada se dirige a los centros comerciales, que permanecen abiertos todos los días de la temporada de cruceros. En la capital oriental, “el Centro Comercial Las Arenas va a empezar a abrir los domingos también”, indican. Otros que siguen la misma tendencia son El Muelle, Los Alisios, 7 Palmas y Las Ramblas.
Independientemente de la apertura de los centros comerciales, los cruceros engrosan las cuentas locales.. “Es una alegría que se vuelva a reactivar el turismo de cruceros en una ciudad como Las Palmas de Gran Canaria” porque “es realmente una fuente de ingresos”.
La vuelta a la actividad también ha sido destacada por la Organización Marítima Internacional (OMT) y la Organización Mundial del Turismo (OMI), pero por razones no económicas. En una nota conjunta, ambas organizaciones exponen que el regreso de los cruceros “también beneficiará a la comunidad marítima en general, ya que los buques de pasaje participan en el sistema automatizado de asistencia mutua para el salvamento de buques (AMVER) y a menudo los centros coordinadores de salvamento les piden que ofrezcan asistencia a los buques en peligro en el mar”.