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Suárez Gil birló más de 800.000 euros a su patronal

José Miguel Suárez Gil, ex presidente de la Cámara de Comercio grancanaria y de la patronal Fedalime, logró birlar a sus socios de la pequeña y mediana empresa de la alimentación más de 800.000 euros durante su etapa al frente de la federación, en una sola operación inmobiliaria a costa del patrimonio de Fedalime, consistente en la supuesta venta de un solar propiedad de la patronal en las inmediaciones del actual centro comercial La Ballena, de Las Palmas de Gran Canaria.

La operación inmobiliaria, a espaldas de sus asociados en Fedalime, fue minuciosamente pergeñada a lo largo de tres lustros, desde que en 1991 la patronal fundada en los ochenta por Suárez Gil percibiera un terreno de 1.250 metros cuadrados en Cuevas Torres, cedido por 50 años por sus propietarios de Decasa y Cruz Mayor con el fin último de construir al final del barrio de Escaleritas la sede social de la patronal de la alimentación.

Con el paso de los años, la construcción del edificio nunca se llevó a cabo por falta de tesorería de la federación para financiar el proyecto, y finalmente, entre abril de 2005 y marzo de 2006, Suárez Gil colocó en el mercado inmobiliario el solar de Fedalime a través de una sociedad interpuesta, percibiendo por ello, por medio de un testaferro, una suculenta comisión de más de 600.000 euros al lograr la venta del terreno.

Además, el entonces presidente cameral también arrancó a sus asociados de Fedalime otros 200.000 euros por unos 300 metros cuadrados de la totalidad del terreno en Cuevas Torres, ya que durante la década de los noventa había logrado segregar esa parcela de la propiedad de la patronal y con diversas artimañas documentales registrarlas a su nombre.

La habilidad de Suárez Gil como coordinador empresarial le permitió, en una sola operación, embolsarse un total de 823.510, 07 euros por la venta del solar, tasado en un principio en 2.416.068, 66 euros, y vendido finalmente en abril de 2005 a la mercantil Tile House Canarias SL por la mitad de su precio inicial, 1.202.024 euros.

Es en esa rebaja del precio de venta de donde el entonces presidente de Fedalime, a través de un testaferro, Y.R.G., logra una suculenta comisión de 601.012,10 euros más otros 30.000 euros a cuenta del IGIC repercutido, por medio de un contrato de agencia firmado con la empresa interesada en la compra del solar de Fedalime, por el cual, en teoría Y.R.G., percibiría una comisión por la reducción que lograra pactar con Fedalime en el precio final de los terrenos de Cuevas Torres.

El acuerdo entre el presunto agente inmobiliario y la mercantil compradora incluía que si la rebaja del precio final era superior al 45% de la tasación inicial de 2,4 millones -como así fue- la comisión a percibir sería un fijo por 601.012, 10 euros, que en el momento de materializarse toda la operación de compraventa entre Fedalime y Tile House SL, pasó a ser un derecho de la mercantil Pe-7 Canarias Macaronésica SL.

Según consta en la abundante documentación consultada por este periódico, Pe-7 Canarias Macaronésica SL, la empresa que hizo la gestión de negociar una rebaja del precio del solar de Fedalime para la compra por parte de Tile House SL, tuvo durante un tiempo prudencial a Y.R.G. como administrador único, pasando a ser en noviembre de 2008 su administradora la abogada Josefina Navarrete, recién casada por esas fechas con José Miguel Suárez Gil. Desde octubre de 2009 es directamente Suárez Gil quien administra esa sociedad.

La operación de Cuevas Torres tuvo un segundo capítulo sangrante también para el patrimonio de la patronal Fedalime -desde la dimisión de Suárez Gil en 2010 su nueva junta directiva anunció uan auditoría para analizar las cuentas internas-. En 1991, Suárez Gil logró un acuerdo de su junta directiva por el cual se le cedían 300 metros cuadrados del total de 1.250 del solar para, según el acta de la asamblea general, “que sea su responsabilidad y decisión el qué hacer en ellos”.

En apenas dos años, aquel mandato de 1991 se convirtió, primero en 500 metros cuadrados en planta construida, por medio de otro acuerdo de la asamblea general de Fedalime de mayo de 1992 y, finalmente, en abril de 1993 en una “cesión del derecho de superficie” a favor de Suárez Gil gracias a un certificado expedido ante notario por su segunda esposa, Amparo López Portales, a la sazón secretaria general de Fedalime, en el que aseguraba que los acuerdos anteriores consistieron en ceder al presidente de la federación esa parcela para su “libre disposición”.

Ya dueño de parte del solar de Fedalime, a su presidente sólo le quedó esperar el momento oportuno para poner en marcha la operación de compraventa con Tile House SL y las gestiones de rebaja de su testaferro Y.R.G.. Alcanzado el acuerdo de venta por 1,2 millones y con la junta directiva a favor de quitarse de encima ese solar, Suárez Gil tuvo un último gesto para la galería: no segregar la totalidad del terreno -suyos eran 300 de los 1.250 metros cuadrados- e incluirlo en el paquete de venta a cambio de 200.337, 36 euros, cantidad cobrada a su propia patronal, que le había cedido esa parcela tres lustros antes “en gratitud a sus gestiones y a través de escritura pública para su libre disposición”.