En Canarias sólo existen dos cultivos de exportación, por un lado el plátano, que no se comercializa prácticamente más allá de Los Pirineos, y, por otro lado, el tomate, un cultivo que se comercializa al cien por cien en Centroeuropa pero que está a punto de dejar de ser un producto de exportación, lo que traería consigo graves consecuencias económicas, sociales, e incluso, provocar perturbaciones en otros cultivos como el plátano o la horticultura.
Éste es uno de los datos expuestos hoy ante los medios por la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias, Pilar Merino, quien hizo balance de la gestión de su Departamento, junto con los altos cargos de la Consejería, tras cumplirse dos años desde que comenzase la presente legislatura.
Ante la grave situación que está padeciendo el tomate canario, la responsable autonómica incidió en que el objetivo de la Consejería es “promocionar y consolidar al tomate de exportación e intentar que sigan habiendo empresas de exportación de este cultivo en las islas, a tratarse de un producto distinto, que tiene aceptación en los principales mercados de destino”.
Así, entre los diferentes objetivos que se ha marcado la Consejería destaca su estrategia para el sector del tomate de exportación de Canarias, cuyo propósito es incrementar la competitividad de este cultivo mediante la modernización de las estructuras productivas y de comercialización, la concentración de la oferta y de los medios de comercialización, la promoción de la imagen del producto y el incremento del apoyo público al sector.
En este sentido, Merino recordó que la situación del sector de exportación en julio de 2007 se caracterizaba por una reducción de la superficie cultivada de 3.500 a 1.500 hectáreas, de la producción exportada de 350.000 a 140.000 toneladas, y del rendimiento por hectárea de 99.000 a 91.000 kilos; por un incremento en la producción y la exportación de la España peninsular, de Marruecos y de Holanda, y una reducción importante de la producción en Canarias; por una disminución del volumen de negocios de 200 a 100 millones de euros; y, finalmente, por un descenso en la rentabilidad del sector.
Ampliación de las ayudas
Estas razones, según la consejera, justifican la puesta en marcha de una estrategia para el sector del tomate de exportación que fue aprobada por el Consejo de Gobierno de Canarias y por el Parlamento autonómico, que quedó reflejada en el Programa de Opciones Específicas por la lejanía e Insularidad (Posei) con la ampliación de la actual ficha de 9 a 36 millones de euros, así como por dos acciones: por un lado, una ayuda de 5,4 millones de euros a la comercialización fuera de Canarias de tomates; y, en segundo lugar, por la creación de una ayuda al productor del tomate de exportación con 3,6 millones de euros --que antes se devolvían--, a la que se añade una financiación adicional de 28,4 millones dirigida a mejorar la competitividad del sector.
Esta ayuda, apuntó Merino, fue aprobada por la Comisión Europea en mayo de este año con una salvedad, ya que la UE ha reconocido después de estudiar esta ayuda que es necesario que las autoridades españolas presenten un plan de modernización del sector, en el que la Consejería está trabajando en estos momentos con la intención de que sea presentado antes del próximo mes de agosto.