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La Flor de Sal de Salinas del Carmen, en Fuerteventura, la mejor de Canarias

Flor de Sal de Salinas del Carmen, en Fuerteventura, elaborada por PROASUR Cultural Management SL, ha sido elegida como la Mejor Sal marina de Canarias en el Concurso Oficial Agrocanarias 2024, certamen organizado por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), en colaboración con el Cabildo de La Palma, para promocionar estas producciones de calidad diferenciada de las islas.

Esta producción, extraída de manera tradicional en el paisaje de la costa de Antigua declarado Bien de Interés Cultural, se alzó asimismo con la distinción especial del jurado a la Mejor Sal Ecológica de Canarias 2024, mientras que el galardón para la Mejor Innovación, Imagen y Presentación 2024 recayó en la Flor de Sal de Salinas Tenefé, de Gran Canaria, elaborada por BRC Infraestructuras Hidráulicas SL.

El consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria, Narvay Quintero, y el director del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), Luis Arráez Guadalupe, presidieron hoy martes, 19 de noviembre, el acto de lectura del fallo del jurado del concurso, que en esta edición contó con la participación de doce producciones, seis de ellas de Gran Canaria, dos de La Palma, dos de Lanzarote y dos de Fuerteventura.

Durante el desarrollo del concurso, celebrado el pasado mes de octubre en el Hotel Meliá La Palma de Puerto Naos, un panel de cata compuesto por once catadoras y catadores, especialistas en el análisis de productos agroalimentarios se encargó de puntuar bajo criterios técnicos y mediante el sistema de cata ciega, es decir, sin conocer qué producción están valorando, las cualidades de las distintas sales participantes.

De esta forma, en la categoría de Sal Marina Virgen se entregaron tres premios: una gran medalla de oro para la producción de Salinas del Janubio SL en Lanzarote; una medalla de oro para Salinas 4 Picos, de Gran Canaria, producto elaborado por Juan Antonio Viera Herrera; y una plata para Salinas Bocacangrejo, en Gran Canaria, de Martell Lozano SL.

En la categoría Flor de Sal, la medalla de oro se concedió a Salinas de Janubio, de Lanzarote, mientras que Salinas de Fuencaliente, de La Palma, recibió una medalla de plata.

El consejero del Área, Narvay Quintero, señaló que la principal finalidad de este certamen es poner en valor estas producciones del archipiélago y a las empresas productoras, así como reconocer su calidad y características únicas a través de unos galardones que constituyen un aliciente para los consumidores en su decisión de compra, reforzando e impulsando la comercialización de los productos que los reciben.

Asimismo, el titular del departamento recordó que la producción anula de sal en Canarias alcanza las 2.600 toneladas, y destacó su valor como producto que forma parte de la historia, cultura, paisaje y tradición de Canarias y cuya comercialización se ha extendido fuera de las islas.

Hasta la próxima edición del concurso, las empresas premiadas podrán exhibir en los envases de los productos galardonados la correspondiente etiqueta acreditativa del premio obtenido. Además, las etiquetas o envases de las producciones galardonadas se expondrán tanto en las instalaciones del ICCA como en las actividades de promoción que organiza el Instituto.

Salinas del Carmen

La sal de Salinas del Carmen es una producción de origen natural y de color blanco brillante que posee la cualidad de ser una de las sales más bajas en cloruro de sodio del mercado, además de ser rica en oligoelementos como magnesio, zinc o calcio, lo que la convierte en un producto más saludable que la sal de mesa procesada.

Su proceso de extracción es único ya que en este espacio la captación del agua del mar se produce como consecuencia del impacto de las olas contra las rocas, lo que genera una espuma con alta concentración de sal que se almacena en el saltadero.

Posteriormente el agua se conduce a los cocederos en un proceso absolutamente natural donde solo interviene la marea, el viento y la gravedad. Al alcanzar la temperatura adecuada, el salinero canaliza el agua hacia los tajos donde, por efecto del sol, se evapora lentamente y la sal se va depositando en el fondo.

Desde hace siglos, este mismo proceso artesanal se repite sin modificaciones para obtener un producto que conserva todas sus cualidades naturales, con un sabor suave y sin amargor ni rastro de sequedad en el paladar, puesto que no contiene aditivos.

Proceso de cata

Las sales participantes en el certamen son analizadas por el panel de cata por medio de un examen organoléptico, en el que se emplean todos los sentidos. A nivel visual se considera principalmente su color, sea blanco o de otra tonalidad mientras que, al tacto, se analiza tanto a nivel de consistencia como de granulometría.

Finalmente, en la fase olfativa se aprecia si el producto conserva matices marinos, así como que no haya absorbido olores derivados, por ejemplo, de su almacenamiento. Ya en boca, en la Flor de Sal se valora su rápida disolución, mientras que la Sal Marina tiene una mayor permanencia de salado y una disolución más larga.