Amable del Corral, presidente de la organización agraria Palca: “El descontrol en el cultivo del plátano es monumental”
Amable del Corral nunca se ha caracterizado, a decir de los que lo conocen y lo han seguido, por ser cobarde en sus intervenciones públicas relacionadas con el ámbito agrario local, en el que lleva empujando ya varios decenios. Amplio conocedor del sector primario isleño (fue ganadero y hoy sigue siendo agricultor), siempre ha estado al frente de una defensa alternativa del cultivo del plátano en Canarias, quizá con mayor presencia, intensidad y visibilidad desde el decenio de 2000, con punto de partida en la recordada gran manifestación a favor de cambios en este cultivo celebrada en Santa Cruz de La Palma en el verano de 2001.
El principal dirigente de la organización profesional agraria (OPA) Palca, entidad asociada a la nacional Unión de Uniones y editora de la revista sectorial isleña Agropalca, analiza en esta entrevista la mayoría de las claves de la crisis actual que afecta al cultivo estrella en Canarias, y lo hace con claridad, como es habitual en él, aunque no sin dejar algunos mensajes en el aire, aún sin respuesta nítida.
Para Del Corral, el objetivo principal que su organización persigue hoy en día con el plátano es “evitar con todos los medios a nuestro alcance que se repartan la ayuda entre unos cuantos cazaprimas advenedizos, estos con la pretensión de hacer desaparecer de un plumazo a la gran mayoría de los pequeños productores, que son la tercera pata de la ayuda al plátano de la UE: la amplia base social” del cultivo en Canarias.
Sobre la crisis de mercado actual, con escasa demanda de fruta y bajísimos precios en Península, señala que, “en principio, hay dos caminos para salir del atolladero: adaptar la oferta a la demanda o abrir nuevos mercados. No vemos otras soluciones a corto y medio plazo”, reconoce. Pero nada se ha hecho, o al menos muy poco éxito se ha tenido.
Amable del Corral no elude hablar del comportamiento del consejero de Agricultura, Narvay Quintero, en relación con los cambios a introducir en la norma autonómica que regula el cultivo, todo ellos aún frenados, y dice al referirse a las gestiones de este: “Decepcionado del todo, todavía no. Incrédulo ante la indecisión del consejero, sí. Nunca ninguno de sus antecesores tuvo el apoyo que a él se le ha brindado para resolver este asunto. Pensé que no le temblaría el pulso ante una situación como la presente, menos aún después de habérsele puesto encima de la mesa todas las herramientas por él solicitadas”.
Por si Quintero sigue sin reaccionar y no llega a hacer lo que se le ha pedido en la PNL sobre el plátano aprobada de forma unánime por la Comisión de Agricultura del Parlamento de Canarias el 26 de julio pasado, con apoyo total de las cuatro OPA canarias, Del Corral aquí recuerda que su organización sí sabe cómo seguir peleando esos cambios: “Palca tiene un plan b y el consejero lo conoce. Nosotros siempre hemos sido leales con él, pero, como también decía un buen amigo hoy ya desaparecido: ‘Las denuncias y querellas no se anuncian, se interponen”.
Usted lidera en Canarias una de las OPA, de las cuatro existentes a escala regional, que ha sido más incisiva en la búsqueda de soluciones reales y duraderas para el principal cultivo de las islas, el plátano, una fruta que usted también produce en la isla de La Palma. ¿Cómo valora los resultados obtenidos hasta ahora a través de las acciones de Palca, sobre todo tras el año horroroso por exceso de fruta, 467 millones de kilos, y bajos precios recibidos en 2023, con muchas pérdidas acumuladas entre la gran mayoría de los agricultores isleños?
Nosotros, desde hace muchos años, venimos estudiando la situación a la que cuatro señores están conduciendo al plátano canario: a la ruina. Tenemos muy claro que nuestra lucha ha de centrarse en mantener, por encima de todo, un subsector sin más pérdida de pequeños agricultores y con una ayuda directa del Posei actualizada [la que paga la Unión Europea -UE-, a razón de 0,30 euros por kilo para 420 millones de kilos al año y con una ficha financiera de 141,1 millones de euros]. Hay que evitar con todos los medios a nuestro alcance que se repartan la ayuda entre unos cuantos cazaprimas advenedizos, estos con la pretensión de hacer desaparecer de un plumazo a la gran mayoría de los pequeños productores, que son la tercera pata de la ayuda de la UE: la amplia base social. Esta es la situación en la que ahora mismo nos encontramos, y contra ella Palca se rebela.
En el año 2012, nuestra organización agraria registró un documento en la Consejería de Agricultura donde se daban unas pautas para tratar de mantener a flote el subsector platanero y evitar la pérdida de pequeños productores. De bien poco han servido esa y otras iniciativas porque chocan con el férreo muro de Asprocan y ahí caen fulminadas, en muchas ocasiones en connivencia con aquellos que han gobernado en la Consejería de Agricultura.
En su universo de críticas, siempre ha estado la organización Asprocan, de manera más acusada en la etapa como regidor de Domingo Martín (la actual), también palmero y director gerente de la organización de productores de plátanos (OPP) Cupalma, la segunda por producción comercializada en las islas. ¿Por qué ha centrado gran parte de sus disconformidades en esa entidad sectorial y qué parte de culpa, si así fuera, tiene Asprocan en la crisis latente del plátano en Canarias, recrudecida en 2023 de forma clara y con continuación en la primera parte del año 2024, más la que se sirve en estos momentos?
Palca ha seguido al subsector platanero desde el mismo instante de su constitución, porque como OPA nacimos en un momento muy crítico para el plátano, como el actual, pretendiendo solventar algunos problemas que entonces se manifestaban y continúan vigentes a día de hoy. A lo largo de estos 22 años de existencia, pocas cosas han cambiado, y hemos advertido hasta la saciedad de que llegaríamos a la situación presente. Y ahora pregunto: ¿teníamos razón o no?
Para nosotros está claro que Domingo Martín Ortega, a pesar de llevar la intemerata de años sentado en la mesa de Asprocan, poco ha hecho por cambiar el rumbo de esta asociación y, por tanto, no era la persona idónea para ocupar el cargo de presidente. Su talante negociador deja mucho que desear y en ese puesto se ha de tener mucha mano izquierda, de la cual él carece. Tampoco hemos visto nada relevante en su trayectoria en Cupalma, más allá de captar pequeños grupos de agricultores, donde algunos de ellos comercializan su propia fruta y otros importan banana a gran escala. Este es el panorama que uno se encuentra cuando profundiza un poco en la gestión de Domingo Martín. A pesar de ello, él se pasa la vida hablando de los importadores de banana y los tiene incrustados en su propia casa. Si además hacemos caso a los últimos comentarios en circulación, parece que su organización de productores no anda muy boyante. Para conocer más detalles sobre esto, basta con solicitar las cuentas en el Registro de Cooperativas, que así quizás los rumores se puedan convertir en certezas.
Con estos mimbres, nosotros no podíamos confiar en su gestión al frente del conjunto de los plataneros canarios, y mire dónde estamos, con un Asprocan dividido y los pequeños productores tradicionales desapareciendo lentamente. Por esto, le hemos solicitado de forma insistente la dimisión, porque estamos convencidos de que tenemos razones sobradas para ello.
Sí queremos dejar claro que nosotros contra Cupalma no tenemos nada en absoluto. Le deseamos lo mejor. Pero sí nos preocupa el derrotero por el que transita y, en el peor de los casos, que sus productores paguen los platos rotos de una mala gestión. También puede deberse nuestra inquietud a que nuestra OPA “solo tiene cinco afiliados plataneros”, en palabras de Domingo Martín Ortega vertidas en un medio de comunicación. Si esto fuera así y los perdemos por la desaparición de Cupalma, imagínese el enorme descalabro que para nosotros eso representaría: la extinción de Palca.
Asprocan suele recurrir a la afirmación, sobre todo cuando hay pica, de que la culpa es del mercado, una especie de ente abstracto, y que esta organización no puede intervenir en la formación de precios en la Península. ¿La culpa de la pérdida de renta agrícola tan acusada en los últimos tiempos, sobre todo para los pequeños y medianos plataneros, es solo del mercado o hay más factores que se deben considerar, muchos de ellos no atajados o controlados desde casa, en Canarias? Se me ocurre, por ejemplo, la atomización de la comercialización, el descontrol en la oferta de fruta, con cada vez más superficie cultivada y con modelos agronómicos más intensivos, y las múltiples calidades de plátano, aparte de lo que pasa con el género una vez llega en verde a Península. ¿Qué tiene que decir?
El descontrol en el subsector es monumental, la comercialización cada día está más atomizada y aparecen nuevos empaquetados como hongos. Esto se debe, en parte, a que algunos agricultores grandes llegan a comercializar su fruta y convierten las OPP en meras agencias tramitadoras de documentación para cobrar la ayuda, y poco más. No hay capacidad de control sobre esos pequeños grupos, donde la normativa se incumple estrepitosamente y la Consejería de Agricultura, que debería ser la garante, mira para otro lado.
Pongo un ejemplo claro: hay 98 empaquetados de plátanos en Canarias y en el año 2023 se hicieron alrededor de 60 inspecciones, ni tan siquiera una por empaquetado. Imagínese a los pícaros, como peces en el agua. Un año con más de 26 millones kilos de fruta retirada, más de 44 millones de kilos comercializados en el mercado interior y explotaciones que producen por encima de su capacidad productiva, y aquí no pasa nada.
Pero vamos a remontarnos al Reglamento 404/93, del Consejo, del 13 de febrero de 1993, por el que se establece la OCM del plátano. En el título II, el de Organizaciones de productores y mecanismos de concentración, su artículo 5.1.d dice: “Dicte reglas de conocimiento de la producción y normas de producción, y en particular normas encaminadas a mejorar la calidad y normas de comercialización”. Pero es que, en fechas más cercanas, el Decreto 48/2018, de 16 de abril, de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, sobre el Reconocimiento de las organizaciones de productores y sus asociaciones en el sector del plátano [este decreto territorial es el que se plantea reformar según lo recogido por la PNL del plátano aprobada en la Comisión de Agricultura del 26 de julio pasado], en su capítulo II, artículo 3, plantea las “entidades que pueden solicitar el reconocimiento, en su apartado 1, epígrafes a, b y c”, y habla, entre otras cuestiones, de planificación de la producción y su ajuste con arreglo a la demanda, sobre todo en lo referente a la calidad y la cantidad. Asimismo, en el artículo 10, epígrafe Normas de producción y comercialización, en sus apartados a, b y c, entre otros, se menciona el escalonamiento de la producción. Ambos artículos son muy claros al respecto.
Desde el año 1993 hasta la fecha, ha llovido lo suficiente como para que lo recogido tanto en el reglamento como en el decreto se hubiese puesto en práctica. De ser así, a día de hoy, tendríamos tiempo sobrado para tener resuelto este asunto. Si actualmente un racimo se tarda en cortar entre doce y catorce semanas, como mínimo, creemos que es un periodo suficiente para tomar decisiones racionales y no continuar improvisando, como se ha hecho hasta ahora.
Parece que el único problema, siendo importante, es la llamada competencia desleal de la banana, fruta, por cierto, que también comercializan algunos operadores canarios. Pero la realidad dicta que no solo es eso. ¿Por dónde ya hay que empezar para cambiar la actual dinámica, antes de que sea muy tarde, y así consolidar un futuro aceptable para este cultivo en años venideros?
Que la banana nos ha estado comiendo cuota de mercado en Península lo venimos advirtiendo desde hace años. Basta con leer los distintos números de la revista Agropalca [editada por Palca]. Ahí está reflejado. Nos llamaban locos, agoreros y profetas, pero ahora solo tenemos el 50% de cuota.
En principio, hay dos caminos para salir de este atolladero: adaptar la oferta a la demanda o abrir nuevos mercados. No vemos otras soluciones a corto y medio plazo. También sería aconsejable, para conseguir lo anterior, lograr algo más de frescura en buena parte de los dirigentes de Asprocan, que en estos momentos es un barco a la deriva con un capitán dedicado casi en exclusiva a la meteorología y a trabajar para favorecer a los grandes capitales. Según palabras de Domingo Martín Ortega, su OPP, Cupalma, es la que tiene mayor número de pequeños agricultores tradicionales, pero, vistas sus actuaciones, poco parecen importarle, aunque sean estos quienes le pagan puntualmente el sueldo al final de cada mes.
El actual consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria no ha dicho nada en estas semanas acerca de la crisis del plátano de Canarias. Ni abre la boca ni tramita los cambios de regulación aprobados por unanimidad en el Parlamento de Canarias, además con amplio consenso entre las OPA. ¿Cómo se explica usted esa actitud, cuando todo el proceso desencadenado en el Parlamento se concibió como una estrategia siempre apoyada, para que existieran todas las garantías de cambio, en la postura del consejero? Ahora está la herramienta, pero no se hace nada. ¿Inadmisible, no lo cree usted?
Ya lo dijo el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, cuando se reunió con las OPA y los agricultores en el Parlamento de Canarias, acompañado por la consejera de Presidencia, el consejero de Agricultura, el viceconsejero del Sector Primario y el director general de Agricultura: “Nosotros somos el Gobierno y el Gobierno está para gobernar”. Creo que esa frase no se la dirigió a las OPA ni a los agricultores allí presentes. A tenor de lo dicho por el presidente y visto el caso que le ha hecho el consejero de Agricultura, debía ser aquél quien tomara una decisión.
¿Quién cree usted que pesa más en el Gobierno de Canarias en lo que se debe hacer o no hacer en relación con el plátano: el consejero Narvay Quintero o la lideresa de CC en La Palma, Nieves Lady Barreto, que parece que actúa defendiendo lo dictado por la parte mayoritaria, que no unánime, dentro Asprocan?
A mí la política nunca me ha gustado; tragar sapos en ayunas y sonreír después, mucho menos. Aquí el asunto está meridianamente claro: el consejero de Agricultura es Narvay Quintero Castañeda y es él quien ha de tomar las decisiones en esta materia. Si no se encuentra con las fuerzas necesarias, lo mejor sería dejar el cargo. Como ya le anticipé, las riñas políticas que las resuelvan entre ellos. Mi cometido no es precisamente hacer de mediador en esos casos.
Lo noto muy decepcionado, demasiado, con el papel del actual consejero y otros agentes. ¿Qué frena a Narvay Quintero si se ha aprobado por los grupos parlamentarios el texto al que él dio previamente el visto bueno? ¿Por qué no hace lo que le ha pedido el Parlamento de Canarias, las cuatro OPA y dos OPP de seis en Asprocan, que son Coplaca y Agriten?
Decepcionado del todo, todavía no. Incrédulo ante la indecisión del consejero, sí. Nunca ninguno de sus antecesores tuvo el apoyo que a él se le ha brindado para resolver este asunto. Pensé que no le temblaría el pulso ante una situación como la presente, menos aún después de habérsele puesto encima de la mesa todas las herramientas por él solicitadas. Y piense usted que Palca lleva con este asunto desde el 5 de septiembre del año pasado, fecha de la primera reunión al respecto con el consejero.
¿Tiene su organización o las OPA canarias algún as en la manga para acelerar el cambio en la regulación del cultivo del plátano, siempre según el contenido de la proposición no de ley (PNL) aprobada de forma unánime por la Comisión de Agricultura en sesión del 26 de julio pasado?
Habrá que seguir presionando al consejero para que modifique la normativa vigente y así adaptarla a la PNL; por supuesto, sin cambiar nada de lo ya aprobado por la Comisión de Agricultura del Parlamento de Canarias. Recientemente, las cuatro OPA regionales que hemos caminado juntas en este asunto y hemos registrado un escrito dirigido al consejero con esas demandas. Si las otras tres OPA tienen un as en la manga o un plan b, lo desconocemos. Mejor es preguntárselo a sus representantes. En Palca sí tenemos claro que no vamos a continuar mucho tiempo más en esta posición. En Palca existe un plan b, pero seguimos abogando por que las cosas se arreglen aquí de forma tranquila e inteligente.
¿Qué piensa usted que pueden hacer los productores de plátanos en las islas, aparte de picar o machetear fruta, y no hacen para contribuir a que se activen los cambios? ¿Quiénes los quieren y quiénes no los quieren porque así ya les va bien?
Los productores han de involucrarse más en todo lo relacionado con las OPP, las cooperativas y las sociedades agrarias de transformación (SAT) que las componen, participando en las decisiones sobre el funcionamiento de estas y no permitiendo que sus directivos sean quienes las tomen por ellos, aparte de exigir cuantos derechos les correspondan.
Llegó el momento de demostrar esa valentía, que sí muestran en lugares no tan apropiados como calles, bares y plazas, o en las tertulias con otros compañeros. Se ha de canalizar toda esa energía exigiendo más transparencia y democracia, y asistiendo masivamente a las asambleas de las sociedades donde están encuadrados para demandar mayores responsabilidades por la gestión realizada. A los directivos se les ha de preguntar qué tienen planificado para el futuro de la producción y la comercialización, y cuál es el nivel de endeudamiento de la organización. Debemos tener claro que, en el caso de las cooperativas, los socios son responsables solidarios de la deuda hasta cinco años después de abandonarla.
No podemos seguir mirando hacia otra parte, a no ser que no nos importe arruinarnos.
Si en Canarias no hay escucha fiable ni intervención político-administrativa, solo queda Bruselas... ¿Alguna actuación prevista para convencer a la Comisión Europea u otras instituciones comunitarias?
Como se comentó anteriormente, Palca tiene un plan b y el consejero lo conoce. Nosotros siempre hemos sido leales con él, pero, como también decía un buen amigo hoy ya desaparecido: “Las denuncias y querellas no se anuncian, se interponen”. Esto no es óbice para preparar un dosier con la documentación que contenga todas las anomalías detectadas tanto en producción como en comercialización, y también en la IGP.
No vamos a permitir que unos cuantos productores, buena parte de ellos advenedizos al subsector, arruinen a la mayoría de los tradicionales para quedarse con sus explotaciones y con una porción suculenta de la ayuda de 141,1 millones de euros de fondos europeos.
Voy a recordar por enésima vez que la ayuda del plátano se creó para fijar población en los municipios agrícolas donde se produce esta fruta, para mantener el medioambiente y el paisaje, y para ser solidarios con el gran número de agricultores del subsector platanero, con el fin de que puedan continuar viviendo de sus explotaciones agrícolas. No se aprobó para cultivos industriales bajo plástico.
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