La buena noticia es que hay papas; la mala es que están más caras que nunca
Después de días de alarma por el supuesto desabastecimiento de papas en Canarias anunciado por algunos importadores, la realidad este viernes, según fuentes consultadas, sigue asemejándose a la de principios de semana: hay suministro, están llegando cajas de este tubérculo de otros países y es de esperar que en las próximas semanas termine por reajustarse el mercado tras cortar el grifo con Inglaterra por la presencia de una plaga en el país británico. La novedad, eso sí, es que los precios están más altos que nunca, como algunos agricultores habían avisado.
Un pequeño análisis de la evolución diaria del precio en Mercalaspalmas, la unidad alimentaria líder en el Archipiélago en distribución de productos agroalimentarios, revela que, hace una semana, un kilo de papas costaba 1,45 euros, mientras que este jueves, en el mismo lugar, ese valor asciende a 3,45. El incremento es del 137,93%. El Cabildo de Gran Canaria ha denunciado que existe una “especulación artificial y propiciada intencionadamente” por parte del sector de la distribución, ha señalado el consejero de Sector Primario y Soberanía Alimentaria de la corporación insular, Miguel Hidalgo.
“En Canarias esto es un producto de primera necesidad. Y se están aprovechando de las circunstancias para subir unos precios que luego nunca van a bajar. Es un deterioro para la población que menos tiene”, apunta Francisco Palero, abogado de la Asociación de Usuarios de Servicios de Canarias (AUSCAN). “Están subiendo los precios y creemos que en parte es por culpa de la especulación. No hay forma de defenderse. Los ciudadanos no tienen nada que hacer porque no existe una ley contra ello”, agrega Rubén Sánchez, secretario general de FACUA.
Ambos consideran que las administraciones públicas contaban y cuentan con mecanismos para frenar la escalada de precios. Palero cree que el Gobierno canario “tendría que haber planteado una mejor gestión para garantizar el 100% del suministro” y que “es una obligación negociar con otras regiones”, sobre todo por la importancia que representa Reino Unido en el mercado de importación de papas (protagonizó el 86,37% del envío al Archipiélago de hortalizas, plantas, raíces y tubérculos alimenticios en 2022, según el ISTAC).
Para Sánchez, por su parte, debería aplicarse la Ley de Ordenación del Comercio Minorista de 1996 que estipula que “[el Gobierno central, en este caso], previa audiencia de los sectores afectados, podrá fijar los precios o los márgenes de comercialización de determinados productos, así como someter sus modificaciones a control o a previa autorización administrativa, en los casos siguientes”, entre ellos en los productos de primera necesidad. Según el último informe de consumo alimentario en España, Canarias es la cuarta comunidad del país que más patatas consume, con una media de 31,75 kilos por persona al año, solo por detrás de Galicia (33,27 kilos), Asturias (32,73 kilos) e Islas Baleares (32,13 kilos).
La garantía de que seguirá habiendo papas en el mercado es relativamente segura, según las fuentes consultadas. Armando Rodríguez, técnico de la consejería del Sector Primario en el Cabildo grancanario, confiesa que le ha “extrañado mucho” el hipotético desabastecimiento advertido por la Asociación de Importadores de Papas de Gran Canaria (ADIPA). Esta última se mantiene en sus trece y continúa avisando de que “[lo que está obteniéndose actualmente] no equivale a las necesidades de la población”. Pero Rodríguez añade que “están llegando cajas”, que esta misma semana aterrizaron 26 contenedores procedentes de Egipto y Chipre con cerca de 750.000 kilos y que “lo más importante es que podría haber entrado una plaga al Archipiélago [la del escarabajo de Colorado] que finalmente se ha prevenido”.
Las dos asociaciones de supermercados de Canarias, por su parte, también emiten mensajes tranquilizadores. Alonso Fernández, gerente de ASUICAN, reconoce que sí ha habido “escasez”, pero que lo peor, si es que hubo un escenario realmente catastrofista, ya es tiempo pasado. “Se produjo un decalaje entre unos contenedores de Inglaterra que en última instancia no fueron entregados y el tiempo en que han tardado los otros pedidos. Pero ahora empezamos a entrar en un proceso de normalidad”, matiza. El secretario general de ASODISCAN, Alfredo Medina, asegura que “hemos tenido las entregas previstas” y que “no hay incidencias. Y la semana que viene, igual”, remacha.
Tanto el primero como el segundo no se sienten interpelados por las palabras del consejero Hidalgo, ya que, según dicen, las subidas de precios de patatas en los supermercados, que las está habiendo, no son tan elevadas como las registradas en los mercados mayoristas. “Nosotros tenemos acuerdos con productores, fincas, cooperativas… Es una relación de muchos años”, responde Fernández. Hidalgo ha señalado directamente a los distribuidores, a quienes ha catalogado como “los causantes de esta situación” porque en Gran Canaria, por lo menos, hay en circulación “más de 24 millones de papas de producción local” correspondientes de la última cosecha, lastrada por el cambio climático, las plagas de las Islas (polilla guatemalteca) y el aumento de costes.
“Los agricultores en absoluto se benefician, porque su misión es producir y comercializar a los almacenistas, los que realmente se dedican a la comercialización de la papa”, continuó el consejero. Para el presidente de ADIPA, Juan Luis Pulido, “el Gobierno tiene herramientas para intervenir y finalizar la especulación de un producto de primera necesidad”.
La asociación que preside Pulido, por otro lado, es la menos optimista de todas en cuanto al suministro. Él sí que habla de un “desabastecimiento real” de papas en Canarias. Admite que han llegado contenedores procedentes de Egipto, pero considera que no son suficientes para satisfacer el consumo medio en las Islas, cifrado en 1,5 millones de kilos a la semana, detalla.
Pulido afirma que ADIPA, la asociación de importadores que alertó el fin de semana pasado sobre este asunto, está “fatal”, que la situación es “insostenible” y que “estamos muertos”. El presidente de la organización ha abogado por que los depósitos de papas procedentes de Inglaterra y que continúan paralizados en los puertos de Canarias tras la interrupción del comercio, sean sometidos a unos nuevos controles para su posterior comercialización en la Comunidad Autónoma (en caso de no encontrarse afectados por la plaga del escarabajo de Colorado).
El máximo dirigente de ADIPA se ha desmarcado de las palabras del presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de las Islas, Rafael Hernández, quien insinuó a principios de esta semana que existen “intereses de algunos” en generar la voz de alarma, rebajar las normas fitosanitarias relativas a la importación y, por tanto, hacer que Canarias dependa “únicamente de los importadores” debido a la pérdida de la producción local.
“Eso a nosotros tampoco nos interesa. Estamos a favor de la orden de 1987”, indica Pulido. Esa norma establece el marco regulatorio en el ámbito fitosanitario de la importación, exportación y tránsito de vegetales y productos en Canarias. Algunos importadores han llegado a pedir su modificación por ser “proteccionista”.
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