El exceso de plátano obliga otra semana a reducir los envíos a la Península para no hundir más los precios
Las explotaciones agrícolas destinadas al plátano en Canarias han empezado a producir por encima de los nueve millones de kilos semanales en este otoño, como recoge la marca de corte de la semana que entra, la 42, y parece que lo mismo ocurrirá en las siguientes, entre ellas la 43, según apuntan las previsiones de los propios productores locales.
Por sí solo eso no representa un problema, pero la realidad es que casi el único mercado de la fruta isleña en Europa, el de la Península (la española, principalmente, y algo en Portugal) y Baleares, lleva algún tiempo aconsejando que el ideal de exportación hacia esos destinos de las islas, para mantener una cotización razonable del género canario en su venta en verde (el precio que percibe el agricultor isleño, el de primera transacción), no debe estar por encima de los siete o siete millones y medio de kilos por semana.
Pero lo que ocurre es que, en estos tiempos, la oferta semanal de Canarias ronda los nueve millones de kilos o más y ahora mismo no hay gente o demanda exterior para tanto plátano con origen en las islas sin que ello implique añadir más dificultades a la mejor cotización de la fruta local, en parte también, entre otros factores, por la competencia de la banana.
Aunque seguro que lo peor ahora no sea eso, sino que las previsiones de corte de fruta en las islas hasta marzo o abril de 2025 anuncian cifras que quizá no bajen de los nueve millones de kilos semanales. Este sí puede ser un problema serio si lo que se quiere es obtener un rendimiento por la venta de fruta vía mercado, sin tener que esperar a la ayuda directa de la Unión Europea (UE), de 0,33 euros por kilo para un máximo de 420.000 millones de kilos al año.
El ingreso de este subsidio comunitario (que cuenta con una ficha anual de 141 millones de euros), cuando las cotizaciones son muy bajas, tampoco impide salir de las pérdidas a algunos productores locales, justo lo que ha pasado en el mes de agosto de este año de forma generalizada y es lo que se prevé para el mes de septiembre pasado.
Lo peor actualmente, está claro, es que la oferta semanal de fruta sea muy alta en relación con lo que absorbe el mercado peninsular a precios remunerativos para los cosecheros de las islas. Aquí es donde empieza o perdura el problema.
En la semana que entra, la que va del 14 de octubre al 20 del mismo mes (la 42), se prevé enviar a la Península una cantidad semanal de 8,5 millones de kilos (por los 8,2 expedidos en la precedente) de los 9,1 que hay como marca de corte, cifra similar a la de la siguiente semana, en 9,3, y sucesivas.
Para evitar la pica de producción sin uso posterior en acciones de solidaridad, esta vez será posible reconducir 600.000 kilos de esos 9,1 millones, fracción que se repartirá de la siguiente manera: 200.000 kilos con destino al Banco de Alimentos (pica o retirada del mercado dirigida a acciones de beneficencia), el plátano que no se tira a la basura porque va a consumo humano, y 400.000 kilos para la exportación al mercado marroquí. La semana anterior se mandó medio millón de kilos a este tercer país.
Gracias a esas decisiones, solo 8,5 millones de kilos llegarán a distintos destinos de la Península española, Baleares y algo a Portugal. Es lo decidido el viernes por el Comité de Comercialización de Asprocan con vistas a la semana 42, que es la que entra.
En la siguiente, la marca de corte prevista ahora mismo es aún mayor, con 9,3 millones de kilos. Para ese nuevo periodo, todavía no se sabe lo que podrá ocurrir ni si habrá parte sobrante, aunque todo apunta a que así será.
Desde la última semana con pica en septiembre pasado, Canarias ha sumado tres sin retirada de fruta del mercado, aunque en esta cuarta ya hay pica pero para uso exclusivo por parte del Banco de Alimentos, que son los 200.000 kilos ya mencionados.
Expertos en este negocio agrícola afirman que el mercado peninsular ahora mismo no asume todo el plátano que se envía, pese al manido inicio de las clases y a la recuperación de la actividad normal tras las vacaciones, pues se expiden de ocho a más millones de kilos por semana, cuando la cifra idónea para propiciar una escalada de precios o la estabilidad de estos en niveles aceptables debe estar entre los siete y siete millones y medio de kilos por semana. La distancia aún es notable y será muy complicado recortarla a medio plazo.
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