La Casa-Museo Antonio Padrón (Centro de Arte Indigenista) de Gáldar acoge este sábado (a partir de las 18.00 horas) un acto institucional con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural que incluye la proyección de un documental, la lectura de un pregón a cargo del poeta local Manuel Díaz García y un homenaje a las queseras de Gran Canaria personalizado en la figura de la nonagenaria Anastasia Mendoza.
Las queseras son de hecho el hilo conductor de un acto que se aferra al espíritu y la esencia de la obra del pintor Antonio Padrón, siempre ligada al entorno y la etnografía insular, y que está organizado por el citado centro dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria con la colaboración del Área del Sector Primario y Soberanía Alimentaria de la corporación insular, el Ayuntamiento de Gáldar y la Fundación Cajamar.
La cita se abrirá con la proyección de un documental que recoge casi una decena de testimonios de mujeres del entorno rural grancanario. Algunas exponen sus experiencias, vivencias y opiniones. Otras cantan o recitan. Las hay de avanzada edad y también jóvenes. El objetivo de este trabajo audiovisual, obra de Paco López, es contextualizar la importancia de las mujeres en este entorno.
A continuación tendrá lugar la lectura de un pregón centrado en la figura de las queseras. El protagonista será el poeta Manuel Díaz García, panadero galdense apasionado por la literatura y en especial por la poesía que pertenece a la Asociación de Escritores y Escritoras Palabra y Verso.
El museo también será escenario de un emotivo reconocimiento a Anastasia Mendoza Mendoza, una mujer de noventa años de Saucillo de Gáldar que sigue haciendo quesos a diario mientras su marido, José Ramos, continúa saliendo con el ganado y encargándose de su cuidado.
Además, el público asistente tendrá la oportunidad de contemplar la exposición Cada pinta en su quesera, que exhibe veinticinco queseras con historia propia procedentes de Caideros, Saucillo, Fagagesto, Artenara o Fontanales en un proyecto artístico del citado arquitecto galdense Paco López.
López ha aplicado sobre estos utensilios rurales la técnica del frotagge, en la que se frota un carboncillo sobre una hoja colocada sobre un objeto, en este caso las queseras, para obtener una impresión de su forma y textura. El autor señala que se consigue así “otro escrito” que ofrece al público una lectura que “intensifica la capacidad de resistencia frente a los actuales procesos de dislocación y deslocalización de nuestro más inmediato contexto”.
La alargada sombra de Antonio Padrón también inspira y se proyecta sobre Cada pinta en su quesera. De hecho, este utensilio contó con una presencia destacable en su obra, identificado con las pintaderas y con un marcado carácter de huella identitaria.