Ganaderos defienden el arrastre y las romerías porque los animales hacen deporte y “tienen derecho a divertirse”
La Federación Canaria de Arrastre ha frivolizado sobre el sufrimiento físico y psicológico que varios colectivos, entre ellos el Partido Animalista contra el Maltrato Animal (Pacma), aseguran que padecen las vacas, los toros o los bueyes en el arrastre de ganado y en las romerías en las islas. “Como decía nuestro presidente (Pedro Molina), las vacas tienen derecho a trabajar, por eso van al campo y producen leche; tienen derecho a hacer deporte, y por eso van a los arrastres, y tienen derecho a divertirse, y por eso van a las romerías. Esto es lo que nosotros reivindicamos”, relata el actual dirigente del organismo, Santiago Cacho.
La utilización de animales en actividades lúdicas o deportivas ha suscitado las críticas de diversos colectivos, como la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (Avatma), que publicó un informe para “visibilizar y evidenciar el maltrato físico y psicológico que padecen los bueyes utilizados en competiciones de arrastre de piedra”. El documento se centra en hechos que han tenido lugar en el País Vasco, donde han muerto animales por dopaje o sangran por pinchazos que tienen como objetivo estimularlos durante la competición.
A pesar de que se centra en Euskadi, el informe asegura que en Canarias “se programan pruebas similares o parecidas” y Abel Román, de la Red Canaria Solidaria Contra la Crueldad Animal, asegura que “las diferencias son mínimas, como por ejemplo el clavo con el que pinchan a los animales, si el suelo es empedrado o no; pero quitando esas leves distinciones el 90% de lo que sucede en el País Vasco se puede extrapolar al Archipiélago”.
Desde la Federación Canaria de Arrastre desmienten rotundamente esa afirmación y explican que en las islas el animal no sufre ningún tipo de maltrato y que incluso este deporte ayuda a conservar la raza de vaca canaria. “En el País Vasco la competición se hace a resistencia, durante 30 minutos los animales corren de una punta a la otra del terreno donde practican el arrastre, que además es de adoquines, tratando de dar el mayor número de vueltas posibles”, explica Cacho.
En el Archipiélago la competición se hace a contrarreloj en un terreno de 35 metros de largo que los animales recorren dos veces: “Una yunta buena lo puede hacer en 18 segundos y, si no es tan rápida, puede tardar como máximo tres minutos”, por lo que si se suman todas las pruebas que hay durante un año “como mucho harían 15 minutos practicando ejercicio”.
Por contra, Román asegura que a los animales que compiten en los arrastres “se les ponen collares eléctricos y se les pega”, pero Santiago Cacho afirma que en Canarias “al animal nadie lo toca por detrás” y la vara con la que el guayero o el boyero “los guía” es “roma, con la punta cortada” y “si a alguien se le ocurre golpearles para que vayan más deprisa son amonestados”. Pero los colectivos animalistas consideran que el maltrato y el sufrimiento del ganado no es solo físico, también es psíquico y emocional y se produce debido al estrés por el transporte hacia un lugar nuevo, el ruido, la música, los gritos, el calor o las luces durante la competición.
Ambos niegan casos de dopaje en las islas o, al menos, no tienen constancia de ello, pero sí se ha podido acreditar en algunos casos que en los entrenamientos las técnicas utilizadas no siempre son las más adecuadas y respetuosas con el animal. Más allá de la competición, Pacma ha denunciado las condiciones de los animales durante las ferias de ganado, como en Arucas (Gran Canaria), cuando “se les obligó a realizar esfuerzos físicos a 30 grados de temperatura”, incluso “se les golpeó cuando se resistieron”.
Regulación o prohibición
La Federación de Arrastre Canario está reconocida como una entidad deportiva por el Gobierno regional y la práctica de la competición se considera un deporte autóctono, regulado a través de la Ley Canaria del Deporte, que actualmente está en trámite en el Parlamento. Cacho explica que los animales que compiten en el arrastre o participan en romerías “no son de compañía” y por eso quedan fuera de esa norma, pero añade que se rigen por normas que dictamina la Dirección General de Ganadería, que se encarga de indicar cómo tratar a los animales, mientras que la Dirección General de Deportes regula la competición.
El dirigente de la federación afirma que los reglamentos que los rigen amparan y protegen a los animales del maltrato y el sufrimiento porque tienen “comité de disciplina, jueces y demás” y añade que cuentan con “un veterinario en cada competición que comprueba el estado del animal y, si se ha detectado que ha sido castigado, automáticamente se retira y no arrastra”.
El Ejecutivo regional anunció el año pasado que prohibiría las peleas de gallos y los espectáculos con animales en los circos en un nuevo anteproyecto de Ley de protección y tendencia de animales de compañía; Pacma ha reclamado que incluya también la prohibición del arrastre de ganado y excluya a los rumiantes de las romerías.
Además, el partido animalista ha presentado ante la Consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias un escrito de alegación contra la nueva Ley del Deporte porque consideran que la sociedad isleña “ya no se siente identificada con este tipo de tradiciones ancladas en el pasado y que no aportan ninguna riqueza cultural ni educacional, más bien lo contrario”, según un comunicado.
Por ello, considera que “la Administración debe evolucionar al mismo ritmo que la sociedad, cada vez más tendente a la extinción de actividades lesivas para los animales, como las riñas de gallos”. “Los festejos populares y las tradiciones deben ser defendidos y formar parte de nuestra cultura, pero las leyes no pueden seguir aceptando que se maltrate a animales en ellas por la diversión o el lucro de unos pocos”, concluye el Partido Animalista.