La ONU concluye que los conflictos prolongados conducen a un aumento alarmante del hambre

Los conflictos prolongados que afectan a 17 países han llevado a millones de personas a una grave situación de inseguridad alimentaria y obstaculizan los esfuerzos mundiales para erradicar la malnutrición, según han advertido dos organismos de Naciones Unidas en un informe presentado al Consejo de Seguridad de la ONU.

Ensuna nueva serie de 17 resúmenes informativos sobre países elaborados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). En el mismo se señala que los conflictos han empujado a más de 56 millones de personas a niveles de “crisis” o “emergencia” de inseguridad alimentaria, según la escala de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF).

Encabezando la lista figura Yemen, por el elevado número de personas cuya seguridad alimentaria está siendo afectada negativamente por el conflicto en curso, ya que 14 millones de personas -más de la mitad de la población-, están ahora en un estado de crisis o de emergencia en la escala de la CIF.

Le sigue Siria, donde 8,7 millones de personas -el 37 por ciento de la población antes del conflicto- necesitan urgentemente ayuda alimentaria y nutricional y para los medios de subsistencia.

En Sudán del Sur, donde la situación se está deteriorando rápidamente, 4,8 millones de personas –cerca del 40 por ciento de la población- requieren también con urgencia el mismo tipo de ayuda.

Y en los países que emergen de largos períodos de conflictos civiles, como la República Centroafricana y Colombia, millones de personas se enfrentan todavía a niveles elevados de inseguridad alimentaria.

En otros países, aunque las cifras absolutas de personas en situación de inseguridad alimentaria son en general más bajas, el porcentaje de la población afectada supone más de la mitad del total.

Un preocupante 89 por ciento de todos los refugiados sirios en el Líbano requiere hoy con urgencia ayuda alimentaria, nutricional y para los medios de vida.

En Burundi y Haití, el 23 y 19 por ciento de la población están en los niveles 3 o 4 de la CIF, respectivamente, mientras que en la República Centroafricana, el 50 por ciento de la población está en el nivel 3 de la CIF 3 o en peor situación.

En su introducción a los informes, el Director General de la FAO, José Graziano da Silva y la Directora Ejecutiva del PMA, Ertharin Cousin, afirman que “los conflictos son una de las principales causas del hambre: cada hambruna en la era moderna se ha caracterizado por un conflicto”, poniendo de relieve cómo el hambre alimenta la violencia y impulsa una mayor inestabilidad.

“Los conflictos socavan la seguridad alimentaria de múltiples maneras: entre ellas destruyendo los cultivos, el ganado y las infraestructuras agrícolas, perturbando los mercados, causando desplazamientos, generando miedo e incertidumbre sobre como dar respuesta a las necesidades futuras, dañando el capital humano y contribuyendo a la propagación de enfermedades. También crean problemas de acceso para los gobiernos y las organizaciones humanitarias, que a menudo tienen dificultades para llegar a los necesitados”.

 “Hacer frente al hambre puede ser una contribución importante a la consolidación de la paz”, argumentan, y aseguran que: “la Agenda 2030 reconoce la paz como una condición de valor umbral vital para el desarrollo, así como un resultado del desarrollo por derecho propio”

Círculo vicioso

Las estimaciones más recientes sugieren que aproximadamente la mitad de los pobres del mundo viven hoy en países caracterizados por conflictos y violencia.

Las personas que viven en estos lugares pueden tener hasta tres veces más probabilidades de estar subalimentadas que las que viven en zonas más estables.

Los países en situación de post-conflicto con elevada inseguridad alimentaria son un 40 por ciento más propensos a recaer en un conflicto en un intervalo de tiempo de 10 años, si no se combaten los altos niveles de hambre.

Países en conflicto

Los informes compartidos con el Consejo de Seguridad cubren 17 países donde los conflictos han afectado significativamente a la seguridad alimentaria: en América Latina y el Caribe, Haití y Colombia; en África, Burundi, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Guinea Bissau, Cote d’Ivoire, Liberia, Mali, Somalia, Sudán del Sur y Sudán; en Oriente Medio, Líbano, Irak, Siria y Yemen; y en Asia, Afganistán.