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La pesca en la Reserva Marina del Archipiélago Chinijo: muchos barcos y pocas inspecciones

Las nasas, los trasmallos y los fusileros. Esos son, por este orden, los enemigos de la pesca en la Reserva marina, según los vigilantes de medioambiente del Cabildo.

Cada barco con licencia profesional para pescar en la Reserva puede poner hasta treinta nasas, pero deben estar balizadas. La realidad es que muchos barcos tienen hasta cuatro o cinco veces más y no las balizan para que no se puedan localizar fácilmente y no se identifiquen con cada barco. Algunas, que además están hechas con material que no se degrada, se acaban soltando, se pierden y no deja de entrar pescado.

“No las balizan porque son ilegales, pero habría que eliminarlas, porque las nasas están matando la pesca en Canarias”, señala David Duarte, patrón de la embarcación del Cabildo, que recalca que “la pesca de nasa es pesca de oficina, en dos horas estás de vuelta”.

Duarte denuncia que también se colocan trasmallos buceando, con neopreno, y que hay fusileros que pescan 4.000 o 5.000 euros en un día y lo venden a restaurantes o pescaderías.

En la Reserva pescan, según los datos del Gobierno de Canarias, 48 embarcaciones profesionales: 33 de La Graciosa, 13 de Arrecife y 3 de La Tiñosa. A estas hay que sumar 156 autorizaciones para jubilados residentes, 30 autorizados de lista séptima, 7 de lista sexta, 13 embarcaciones recreativas en aguas exteriores y otras 196 de vecinos de Haría. En total, son 450 las embarcaciones autorizadas.

El furtivismo en la Reserva se produce tanto por los que están autorizados, que pescan más de lo que pueden pescar, como por los que no tienen ningún tipo de autorización.

Los pescadores profesionales se quejan de la gran cantidad de barcos de pesca deportiva, no profesionales, que hay en la Reserva y que ejercen una competencia desleal, en muchos casos, porque acaban vendiendo el pescado en pescaderías o en restaurantes sin pasar por el punto de primera venta. Los no profesionales sólo pueden pescar cinco kilos al día.

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