El puerto de Las Palmas ha visto proliferar en sus aguas peces del Golfo de Guinea, en Cabo Verde se detectan especies de Brasil y la reserva de Arraial do Cabo, al norte de Río, está siendo colonizada por fauna del Caribe. ¿Qué tienen en común? Todos están en la ruta del petróleo.
La capacidad del tráfico marítimo para mover especies de algas, crustáceos o peces de continente a continente es bien conocida desde hace tiempo, pero casi todos los estudios se han centrado en la fauna atrapada en el agua embarcada como lastre por los grandes mercantes, en la que raramente viaja algo más que plancton o larvas.
Cinco investigadores del Instituto de Investigación en Estudios Ambientales y Recursos Naturales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) publican este mes en “Journal of marine systems” un trabajo que llama la atención sobre una vía de transporte de especies poco analizada hasta la fecha: el creciente movimiento de plataformas petrolíferas entre África y América.
Con uno de los principales puertos en la margen oriental del Atlántico Medio, Las Palmas de Gran Canaria recibió solo entre enero de 2010 y mayo de 2015 la visita de 23 plataformas petrolíferas, que hicieron escalas de abastecimiento o reparación en sus muelles en medio de desplazamientos transoceánicos.
Un equipo de la ULPGC realizó un seguimiento a dos de ellas (una llegada en 2014 desde campos petrolíferos de Angola y el Golfo de Guinea y otra que atracó en La Luz en 2015 procedente de explotaciones de Brasil, vía Cabo Verde) para analizar qué fauna marina viaja a su alrededor, con un resultado llamativo: en torno de sus estructuras nadaban numerosas especies de peces ajenas a Canarias, once de ellas documentadas por primera vez en las islas.
Los autores del trabajo subrayan que, por su morfología, las plataformas de petróleo se comportan como una suerte de arrecife artificial allí donde se instalan, en lugares que suelen carecer de este tipo de elementos naturales, lo que ayuda a que prolifere a su alrededor “una extraordinaria biomasa de peces y de invertebrados”.
Y cuando se desplazan a otro destino, generalmente a miles de millas de distancia, lo hacen muy despacio, a menos de ocho nudos (15 km/h), lo que permite que la fauna marina que ha crecido a su alrededor las siga, “convirtiendo a la plataforma petrolífera en un hábitat que se desplaza lentamente a través del océano”.
En el caso de las dos plataformas estudiadas en los muelles de Las Palmas, se ha comprobado que alrededor de ellas nadaban abundantes ejemplares de peces nunca antes vistos en Canarias, como el cunaro de piedra (Paranthias furcifer), el sargento africano (Abudefduf hoefleri), el cirujano pardo (Acanthurus bahianus), el cirujano rayado (Acanthurus chirurgus) o el cirujano azul (Acanthurus coeruleus), especies procedentes del Golfo de Guinea, la costa de Brasil o el mar Caribe.
Y también observaron otras especies exóticas que ya habían sido documentadas antes en las islas, como la cherna roja (Cephalopholis toeniops), el sargento mayor (Abudefduf saxatilis) y el cirujano de Monrovia (Acanthurus monroviae) y que disputaban espacios en el dique Reina Sofía a otros inquilinos más habituales de sus aguas, como el pez verde, la fula blanca, el sargo marroquí o la boga.
Los autores del trabajo defienden que pueden demostrar que todas esas especies no estaban en el puerto de Las Palmas antes de la llegada de las plataformas y enlazan sus conclusiones con las de otros estudios publicados en la última década sobre la presencia de fauna marina brasileña en varios puntos de Cabo Verde y peces y crustáceos propios de la isla de Curaçao y otros enclaves del Caribe en la Reserva Marina de Arroial do Cabo, en la costa sur de Brasil.
Este equipo de la ULPGC admite que el calentamiento de los océanos favorece este tipo de movimientos entre continentes de especies exóticas que, con frecuencia, suponen toda una amenaza para biodiversidad local, pero advierte de que la industria petrolífera se ha convertido en uno de sus principales canales de transporte.
“El mercado de las plataformas petrolíferas que operan en África Occidental y Suramérica se ha consolidado en el puerto de Las Palmas. Es muy probable que el tráfico marítimo pesado desde esas zonas sea responsable de muchos de los primeros avistamientos que en los últimos diez años se había atribuido a otras causas. Y, de acuerdo con nuestros datos, lo mismo puede aplicarse al sur de Brasil y a las islas de Cabo Verde”, defienden los autores, encabezados por el profesor de Ecología José González Pajuelo.
En esa misma línea, subrayan que los puntos de los que son originarios los peces que acaban de detectar por primera vez en Canarias coinciden con las rutas de la mayoría de las plataformas que recalan en Las Palmas, lo que puede explicar “el reciente aumento de las observaciones de especies no nativas”, por lo que recomiendan a las autoridades que tengan en cuenta esta vía de propagación en sus decisiones sobre control de especies exóticas.