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Gorona del Viento produce un 70% de la energía que consume la isla de El Hierro

La teoría es relativamente sencilla: el viento mueve las aspas de unos molinos gigantes, y el movimiento genera energía que acaba convertida en electricidad que se mete en la red que abastece a la Isla.

Si se monta un sistema que a pleno funcionamiento cubra sobradamente la demanda de la población herreña (entre 7 y 8 MW al día), se puede aspirar al autoabastecimiento energético sostenible.

El problema es que el viento no sopla siempre, no se le puede dar a un interruptor a conveniencia.

La solución: combinar la producción de energía eólica con energía hidráulica. Es decir, construir un río artificial y hacer caer el agua para que por la fuerza de la gravedad mueva unas turbinas que generen electricidad como hacen los molinos.

Con esa idea nació Gorona del Viento, un modelo estudiado y admirado en todo el mundo; pero también mirado con lupa y criticado por quienes no olvidan que vio la luz prometiendo un abastecimiento 100% de energías renovables que está lejos aún de ser realidad.

(Para quienes necesitan datos técnicos: cinco aerogeneradores de 2,3 MW de potencia cada uno con una potencia total de 11,5 MW; cuatro turbinas de 2.830 kW de potencia cada una, con una potencia total de 11,32 MW; un depósito superior situado en el cráter de La Caldera, con una capacidad máxima de 500.000 metros cúbicos; un depósito inferior con una capacidad útil de 150.000 metros cúbicos; y una estación de bombeo para subir el agua con dos bombas de 1500 kW y seis de 500 kW, con una potencia total de 6 MW).

Pero sigamos con la teoría incial: cuando el viento sople fuerte (benditos alisios) una parte de la energía que produce el parque eólico irá directamente a la red y otra, la que sobra, se dedicará a subir agua del depósito de abajo al depósito de arriba (por el tubo azul de la imagen).

Y cuando el viento afloje, el agua del depósito de arriba funciona como una batería (“la mayor que conozco en el mundo”, dice el consejero Juan Pedro Sánchez): se deja caer (por la tubería roja en la imagen), pasa por las turbinas y vuelven a producir electricidad de manera sostenible.

Esa es la teoría.

La realidad es diferente porque lo que se está haciendo es bombear y dejar caer agua constantemente. Incluso con los molinos operativos para que las turbinas estén en funcionamiento y se pueda regula la energía que se mete en la red en el caso de que baje el viento.

Es un juego que además permite dar una frecuencia de mayor calidad.

El excedente se usa para subir el agua.

Juan Pedro Sánchez, consejero del Cabildo y de Gorona, la única persona que ha formado parte del proyecto ininterrumpidamente desde el año 2005, en que era director general de Industria del Gobierno de Canarias, explica que “cualquier parque que tenga más de 2.000 horas de viento al año es bueno. Hay parques de 4.000 y hasta de 7.000 (en Argentina), pero el nuestro está entre dos y tres mil horas”.

Y luego le hace frente a la pregunta: “Es verdad que el objetivo del que se habló cuando se presentó el proyecto era el del 100% en energías sostenibles. Eso no significa estar todo el año al 100%, aún queda tiempo para llegar ahí. Pero al 70% ya estamos llegando”.

Es decir, el 70% de la energía que se produce y consume en El Hierro proviene de la central hidroeólica. Hay días enteros en que produce el 100% (“en 2018 llevamos 34 días al 100% en tres meses”), pero la media a la que se aspira este ejercicio es del 70%.

Juan Pedro Sánchez no tiene problemas en reconocer que con la actual infraestructura el 100% es un objetivo inalcanzable.

“Estamos haciendo un estudio a ver por dónde se puede crecer más: puede ser haciendo más grande el depósito de abajo porque se quedó pequeño, o hacer otro en paralelo al mismo nivel para aumentar su capacidad, podemos incorporar huertos solares para aumentar la potencia, o promocionar el coche eléctrico porque sus baterías nos sirven para almacenar la energía”, explica.

El depósito de arriba “es la pila más grande que existe en el mundo, pero llega un momento en el que no puedes seguir tirando agua porque se quedó pequeño el depósito de abajo. Cuando hicieron la obra el suelo no daba la resistividad suficiente. La idea inicial era hacerlo igual de grande que el de arriba pero hubo problemas en la construcción”.

Ahora, eso sí, deja claro que el objetivo sigue siendo el 100%: “La forma en que vamos a llegar está por decidir. Pero el primer año la producción fue del 30%, el segundo un 40%, el tercero el 47% y este año las previsiones son que pasamos del 70%. De ahí para arriba creo que requerimos de alguna inversión para sobrepasar el 90%”.

Y la inversión es grande

La dimensión social

La otra asignatura pendiente es la dimensión social del proyecto.

“La gente dice que la luz les cuesta igual. Pero es que esta empresa tuvo que pedir un préstamo de 24 millones de euros cuando empezó a funcionar en 2015. Desde ahí a este año 2018 hemos pagado ese préstamo. Le dimos prioridad a eso, una vez que esté liquidado, podremos repartir beneficios”, explica el consejero.

Así, la parte que le toca al Cabildo de El Hierro “va a servir para crear subvenciones para la adquisición de coches eléctricos, para poner placas solares en bodegas, cuadras y demás; y después habrá una parte social para hacer actuaciones de eficiencia energética en las viviendas de gente que tiene pocos recursos. Por ejemplo cambiar neveras o calentadores a bajo consumo”.

Este año, aproximadamente 1 millón de euros, “será dinero que irá siempre dirigido a promoción de las renovables y a actuaciones directas de la gente”.