Islandia es líder mundial en energía geotérmica. Sus habitantes han usado durante siglos sus aguas termales para bañarse o lavar la ropa gracias al calor que emana del subsuelo y hoy, el 90% de los hogares se calientan gracias a su transformación en un recurso renovable, que además contribuye a generar parte de la electricidad que se consume. Para Canarias, es un modelo y una referencia que toma para sentar las bases de una energía extra en el camino hacia la descarbonización que quiere alcanzar en 2040. En el Archipiélago existen una treintena de instalaciones que aprovechan el calor de la tierra para la climatización en hoteles, centros comerciales o parques acuáticos y piscinas, pero aún no se ha explorado el potencial del subsuelo de unas Islas que están muy lejos de construir la primera central geotérmica de España.
El uso de la geotermia en Canarias se ha limitado a temperaturas por debajo de los 30 grados o de muy baja entalpía, es decir, cuando el recurso se obtiene de aguas subterráneas, a menudo gracias a los pozos o galerías excavados, o bien gracias a perforaciones de 2 a 200 metros. El 74% de las instalaciones de este tipo están en complejos turísticos, principalmente en Lanzarote (el 59,3%), pero también en Fuerteventura (21,8%), Gran Canaria (12,5%) y Tenerife (6,2%). En conjunto, suman unos 23,5 megavatios (MW), según recoge la Estrategia de la Geotermia, una de las ocho patas del Plan de Transición Energética de Canarias elaborado por el Instituto Tecnológico de Canarias.
Pero la que permite mayor potencia y usos a escalas mayores -para producción eléctrica, sistemas urbanos o procesos industriales- son las denominadas geotermia de media y alta entalpía, es decir, con temperaturas superiores a los 100 y 150 grados. Esta energía renovable es constante y casi infinita, lo que la dota de mayores ventajas sobre la eólica o la fotovoltaica, que son más fluctuantes al depender del viento y del sol. Pero es mucho más difícil de obtener, pues requiere perforaciones de entre 1.500 y 4.000 metros de profundidad para hallar la energía almacenada en forma de calor en las rocas del subsuelo y extraerla mediante sondas en forma de tuberías, que contienen agua o líquido anticongelante que al descender se calienta y vuelve a subir en forma de vapor, que es lo que permite producir la energía.
En la actualidad, el único proyecto sobre geotermia de media y alta entalpía en las Islas lo está llevando a cabo Repsol, en Gran Canaria. La multinacional energética, criticada en masivas protestas por todo el Archipiélago cuando llevó a cabo prospecciones petrolíferas en 2015 cerca de Fuerteventura y Lanzarote, ahora se define como la “primera compañía de su sector en fijarse el objetivo de ser cero emisiones netas para 2050”. El 18 de noviembre de 2021, la Dirección General de Industria del Gobierno canario otorgó un permiso de exploración denominado Lisa sobre 1.386 cuadrículas mineras entre los municipios de La Aldea de San Nicolás, Tejeda, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Santa Lucía de Tirajana, Agüimes e Ingenio. Un total de 466 kilómetros cuadrados en la franja central de la isla.
Después de un año, Industria ha otorgado una prórroga por otra anualidad para que Repsol pueda continuar explorando la búsqueda de geotermia, ya que la compañía tiene indicios de que existen recursos de media-alta entalpía. Durante la primera fase, la multinacional contó con la colaboración del grupo Geovol, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Francisco Pérez Torrado, uno de los miembros del equipo investigador, explica que aportaron sus conocimientos sobre la geología e hidrología de la zona, de forma superficial y poco profunda. “Nosotros estamos en el primer escalafón de los estudios necesarios, los estudios de base, es decir, qué materiales geológicos componen las islas, dónde están y como están orientados”, detalla.
En la segunda fase, Repsol contará con los servicios de una empresa islandesa para realizar un estudio geofísico que arrojará luz sobre la estructura interna de los primeros kilómetros de profundidad bajo la superficie. Esto permitirá a la compañía recabar más indicios para precisar lo máximo posible la ubicación del recurso y decidir si avanza o no a la etapa de investigación, en la que se ejecutan sondeos, previos a las perforaciones para explotar la energía. Es el principal cuello de botella de la geotermia en Canarias, donde los proyectos han pasado de la primera fase en muy pocas ocasiones.
Como recuerda Pérez, Geovol ya tuvo una experiencia anterior con una empresa alemana, a la que le concedieron el permiso exploratorio de una cuadrícula en el norte de Gran Canaria. “Nos encargó el estudio geológico, hidrogeológico y los informes. Pero no fueron más allá”, recuerda. ¿El motivo? El alto coste que supone, sin tener las garantías suficientes de que se hallará energía, de ahí que las fases de estudios sean prolongadas. Según el Plan de Transición Energética del Ejecutivo regional, cada sondeo exploratorio cuesta 10 millones de euros y lo ideal es realizar tres a profundidades comprendidas entre los 2.000 y 3.500 metros para confirmar la viabilidad del recurso geotérmico, algo que podría tardar hasta 1 año. Y solo entre el 50% y el 60% de las investigaciones llevadas a cabo concluyen favorablemente. En total, el desarrollo de un proyecto de alta entalpía dura entre 4 y 7 años.
“De manera previa a ese sondeo, se investiga con geólogos que conozcan el terreno; luego está la parte geofísica, que es más cara y, además, se necesitan estudios de viabilidad económica y energética” expone Pérez. La inversión en este fase se acerca al millón de euros. “¿Qué empresa está dispuesta a continuar con el desembolso económico que supone? Solo multinacionales”, añade. Por ello, es fundamental el apoyo público. En su estrategia, el ITC ha valorado que la mayoría de los proyectos que se llevan a cabo en otros países donde se ha implantado la geotermia de manera exitosa han contado con financiación gubernamental.
Y propone varias fórmulas para hacer viables las inversiones en Canarias. Entre ellas, destaca la usada en Islandia, donde en 1967 el gobierno creó un fondo de energía con el que el Estado otorgaba préstamos para el desarrollo de la investigación geotérmica. Si no se consigue dar con el recurso, el préstamo se transformaba en una subvención y se perdonaba la deuda; solo se devolvía si el proyecto tenía éxito. Esto facilitó que las empresas se interesaran en apostar por la búsqueda de geotermia.
El ITC también pone como ejemplo a las Azores, con más similitudes con Canarias, donde aproximadamente el 20% de la demanda de electricidad se cubre con geotermia. El archipiélago portugués, formado por nueve islas que dificultan la gestión energética al no tener una sola red de conexión, tiene geotermia debido a la intensa actividad volcánica generada por la confluencia de tres placas tectónicas: la americana, la africana y la euroasiática. De hecho, los indicios geotermales son visibles en la superficie con afloramientos de vapor. En la actualidad, tiene tres centrales, dos en San Miguel y una en Terceira. El desarrollo del recurso ha sido posible gracias a la financiación de la Unión Europea a regiones ultraperiféricas, cuyos fondos para actividades de investigación resultaron claves para poner en marcha proyectos.
En el escenario actual es favorable para el desarrollo de la geotermia en Canarias gracias a los fondos de recuperación NextGenerationEU para hacer frente a las crisis provocada por la pandemia de coronavirus. El Gobierno de España, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, emitirá una orden ministerial con una partida de 90 millones de euros para trabajos de exploración e investigación que permitan dilucidar la viabilidad de la geotermia en el Archipiélago, lo que supone la mayor partida destinada a la geotermia en las islas.
“Se trata de una fuente de energía que hasta ahora no ha sido convenientemente estudiada para determinar si puede convertirse en un recurso más con el que reducir la dependencia de los combustibles fósiles”, señaló José Antonio Valbuena, consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, el pasado 8 de noviembre. Ese día, junto al comisionado para el Impulso de la Energía Sostenible en las Islas, Marc Pons, el consejero invitó a la participación de empresas del sector en la redacción de las bases que regularían esas ayudas, cuyo plazo finalizó el 23 de noviembre. La gestión será centralizada a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía de España (IDAE).
Trabajos previos
Los trabajos centrados en este recurso se han limitado, en su mayoría, a la primera fase exploratoria sin apenas intervención en la tierra. Si bien, es abundante la documentación al respecto. El primer trabajo se remonta a 1948, cuando el entonces delegado del Instituto Geológico y Minero de España publicó el denominado Estudio de la Montaña de Fuego de Lanzarote, que incluye una primera valoración sobre las anomalías térmicas existentes en la isla y su posible aprovechamiento.
Lanzarote es la isla que más interés ha suscitado por sus manifestaciones superficiales en el Islote del Hilario, donde la geotermia es un reclamo turístico. De hecho, el 3 de junio de 1956 se consiguió producir energía eléctrica en dicha zona, encendiendo durante 40 minutos siete bombillas de 110 voltios cada una. La singularidad de sus características geotérmicas es única en el mundo y es fruto de la gran erupción fisural que tuvo lugar entre 1730 y 1736. En Timanfaya, la temperatura en superficie puede alcanzar 250 °C y a 13 metros de profundidad, asciende hasta los 613 °C.
Sin embargo, un sondeo realizado en 1977 a 2,7 kilómetros descubrió que la temperatura era de 90 °C, una paradoja que se confirmaba una y otra vez con diversos estudios. La respuesta llegó a inicios de los noventa, cuando un proyecto europeo que financió más sondeos permitió concluir que las anomalías se debían a la existencia de un resto magmático de las erupciones del siglo XVIII emplazado a poca profundidad, lo que genera las altas temperaturas en superficie.
El aprovechamiento de ese calor como energía renovable no es posible mediante sondeos, solo de manera superficial y con la tecnología actual no podría extraerse sin un impacto considerable en un entorno protegido como es el Parque Natural de Timanfaya. En la actualidad se desarrolla un proyecto del Gobierno canario colaborativo con un grupo de investigación de la Universidad de Navarra para estudiar la viabilidad de aprovechar el recurso mediante efecto termoeléctrico.
Además de Lanzarote, los trabajos desarrollados han detectado potencial en Tenerife, La Palma y Gran Canaria. Incluso se han realizado perforaciones de 1.060 metros en 1973 en Tenerife y de 650 metros en 1981 en Gran Canaria para evaluar las zonas que se han identificado como más prometedoras. Los estudios han indicado que Tenerife y Lanzarote son las islas donde mejor se ha definido el recurso disponible. En Gran Canaria, recientemente Involcan publicó un estudio en la revista especializada Geothermics en colaboración con la la Universitat de Barcelona y la Universidad Complutense de Madrid, en el que se refrendaron hipótesis anteriores y ayudaron a enfocar la búsqueda en futuras exploraciones
La Palma está aún en un estado inicial de exploración y existen muchas incertidumbres, pero también se reconoce la existencia de potencial y tiene un interés alto. Celestino García, ingeniero de minas del Instituto Geológico y Minero de España, explicaba en un debate organizado por el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG) en noviembre del año pasado, que la geotermia podría producir la mayor parte de la demanda eléctrica de la Isla Bonita. Sin embargo, con la erupción de Cumbre Vieja será necesario actualizar la información porque el subsuelo ha cambiado en la zona.
Falta de compromiso político
“Que en pleno siglo XXI, no esté totalmente explorado, llama la atención”, apunta Pérez Torrado. En este sentido, reconoce que en las Islas es más complicado saber dónde hay que perforar para extraer el recurso, a diferencia de las Azores o Islandia, donde hay manifestaciones geotérmicas visibles en superficie “y es más sencillo”. Pero el investigador de Geovol señala que el Archipiélago debe apostar por esta renovable al ser el único territorio volcánicamente activo de España, exponiendo el ejemplo de la isla de San Miguel, a donde viajó y pudo conocer las plantas de geotermia. “Son una maravilla. No son mamotretos, son de tamaño reducido. Y da energía eléctrica limpia a casi toda la isla”. Por ello, reivindica que exista “apoyo político decidido, que no pongan trabas”.
Un ejemplo fue el aterrizaje de la empresa australiana Petratherm en Canarias en 2006 para desarrollar la geotermia. Hasta entonces, los trabajos habían consistido en estudios impulsados por el CSIC junto al IGME y la Empresa Nacional Adaro de Investigaciones Mineras, a partir de la década de 1970, sobre todo a raíz de la crisis del petróleo. También en 1990, la Unión Europea financió junto al IGME, la antigua Unelco y el Gobierno de Canarias el proyecto JOULE para analizar el potencial en Lanzarote, al que se sumó Tenerife.
En 2010, la empresa australiana obtuvo cuatro permisos de investigación en Tenerife, que se amplió en 2013 incluyendo a Gran Canaria. Entre 2007 y 2014, Petrathem desembolsó 2,4 millones; el Cabildo de Tenerife, cerca de 900.000 euros; el Gobierno de España, 730.000 euros y el Gobierno de Canarias, apenas 12.000 euros. Pero cuando finalizaron los trabajos y tocaba comenzar con los sondeos a profundidades de entre 1.500 y 2.000 metros, la falta de apoyos administrativos para financiar el proyecto hizo que la empresa renunciara y muriera la iniciativa. De hecho, en diciembre de 2017, el entonces viceconsejero de Industria, Comercio y Energía Adrián Mendoza reconoció abiertamente que el Gobierno de Coalición Canaria ni siquiera valoraba presupuestariamente la exploración geotérmica.
El desarrollo de la geotermia quedaba a expensas de los cabildos. En 2010, la Corporación Insular creó Involcan para, entre otras funciones, impulsar la investigación de este recurso. Tan solo un año después de nacer, se inició el proyecto de investigación Geothercan financiado por el Gobierno de España con 1,7 millones para un plazo de tres años con el objetivo de desarrollar modelos 3D que caracterizaran yacimientos geotérmicos en el subsuelo de Canarias. El director científico Nemesio Pérez reconocía en una entrevista para Canarias Ahora en julio de 2018 que “la falta de compromiso político durante los últimos 35 años por el desarrollo de la geotermia ha supuesto que en la actualidad Canarias no cuente con el aprovechamiento de este tipo de recursos energéticos en el subsuelo de nuestras islas para la generación de electricidad”.
En esta legislatura, la geotermia se empieza a contemplar por el Gobierno de Canarias como una energía que puede llegar a tener un papel relevante en la transición hacia la descarbonización. El consejero José Antonio Valbuena viajó a Islandia en septiembre y pudo visitar la central de generación de geotermia de Svartsengi, inaugurada en 1976 como la primera del mundo para generar electricidad y producir agua caliente y calefacción. “Este Gobierno pretende desarrollar importantes avances gracias a las exploraciones e investigaciones proyectadas en Tenerife, Gran Canaria y La Palma para conocer el potencial de esta fuente renovable”, expuso en un comunicado.
Para avanzar en este sentido, el ITC ha calculado que para confirmar la existencia de recurso geotérmico en Canarias se requiere una inversión de aproximadamente 900.000 euros en fase de exploración y de entre 28 y 84 millones para investigación. También ha recomendado que el Ejecutivo regional saque concursos públicos para el desarrollo de la fase de investigación y canalice fondos de la Unión Europea o el Gobierno de España que posibiliten una financiación público-privada. Además, propone la puesta en marcha de un marco normativo que ponga en común las acciones que deben ser respetadas, como en Islandia o Portugal, y llevar a cabo estudios sobre demanda o campañas de comunicación, ciclos formativos y congresos para dar más visibilidad e incrementar el conocimiento sobre la geotermia.