“Si encontramos geotermia habremos dado con la gallina de los huevos de oro para la producción de energía en Gran Canaria”. Así de claro se expresa el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, sobre las catas que desde junio de este año se producen en diversos puntos de la isla con el fin de constatar el potencial geotérmico de alta entalpía, la que es capaz de producir energía.
El Cabildo encargó al Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) que estudiara el potencial en la isla y en estos meses ya ha realizado mediciones en 2.108 puntos de Gran Canaria y espera que, en junio de 2018, se tengan los resultados de estos sondeos que abarcan en total 3.140 puntos de observación, 100 catas geofísicas y el resto estudios geoquímicos sobre emanaciones difusas de gases en la atmósfera del suelo.
Para estos trabajos se han destinado ya 435.000 euros a través del Consejo Insular de la Energía, dotación a la que se suman otros 100.000 euros aportados por el propio Involcan. Morales admite que se trata de “una inversión muy importante” pero que es “fundamental” para Gran Canaria. “Es un riesgo, puede pasar que no encontremos nada”, confiesa, pero recalca que en caso de que se constate que en la isla se puede lograr energía del subsuelo esta será duradera y gestionable, es decir, permite tener garantizado todo el tiempo un suministro no oscilable y que no se tenga que acudir al almacenamiento como sí sucede con la solar o la eólica.
Como destaca el responsable científico del Involcan, Nemesio Pérez, es importante conocer si el recurso que está en el subsuelo es “explotable o no”, ya que el único dato que se tiene hasta el momento es el dado por el Instituto Geológico Minero de España que, en la década de los 70, concluyó que en todo el país la alta entalpía está exclusivamente en Canarias. “Se sabe desde los 70, no podemos esperar 40 años para saber si ese recurso es explotable o no, pero sí es evidente que la búsqueda de ese recurso implica una inversión de un capital riesgo importante”, sentencia, mientras que Morales añade que en todo este tiempo “no se ha hecho nunca nada de manera científica, rigurosa y pública para tener datos, la geotermia en Gran Canaria es una gran desconocida”.
Pérez también explica que el estudio de geofísica se hace en toda la isla porque es necesario conocer su modelo geoeléctrico y que en el caso del estudio geoquímico se ha concentrado en la parte del vulcanismo lozánico, que es el más reciente de Gran Canaria y es en la zona donde existe un foco de calor “importante”.
En esta primera fase en el estudio geoquímico se estudian las emanaciones difusas de gases que hay en la atmósfera del suelo. “Olfateamos el suelo con la finalidad de detectar y delimitar aquellas zonas que nos pueden dar indicios de acceso de gases de origen profundo o de permeabilidad vertical, eso es bueno, porque significa que hay posibilidades de recursos geotérmicos en el subsuelo”, aclara Pérez. Para ello miden cuánto dióxido de carbono por metro cuadrado y día se expulsa en los distintos lugares de medición. “Se insertan sondas a unos 40 centímetros de profundidad y cogen muestras de gas en la atmósfera del suelo para posteriormente analizarlas. Se cogen todos los días y en un día se hacen entre 29 y 30 puntos en jornadas de 12 horas de trabajo”, sostiene el científico.
En cuanto al estudio geofísico, con él se pretende “conocer el modelo de receptividad en el subsuelo y compaginarlo con la geoquímica para saber qué zonas son susceptibles de seguir avanzando en la búsqueda de este recurso en el subsuelo”. Para ello se emplean cinco estaciones MT que durante 48 horas realizan las mediciones. “Instalamos bobinas y electrodos para medir campos eléctricos y magnéticos, la idea es recibir un modelo de receptividad del subsuelo que llega hasta 10 kilómetros, lo que buscamos es la existencia de un reservorio geotérmico que esté a una profundidad explotable. También se ve la trampa geológica, sin ella no hay reservorio geotérmico. Tenemos los focos de calor, que son los volcanes. Ese foco de calor tiene que desarrollar un sistema geotérmico, pero ese sistema geotérmico necesita de una trampa geológica”, apunta Pérez.
Voluntarios de universidades extranjeras para las catas
En las dos universidades públicas de Canarias, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad de La Laguna, no se forma personal científico que pueda estudiar la geotermia en las Islas, tal como reconoce el propio Pérez, por lo que el equipo de investigadores y científicos del Involcan viene contando con la ayuda de una veintena de universitarios de ocho nacionalidades, entre las que se encuentran Francia, Suiza, Polonia, Reino Unido o los Estados Unidos. De hecho, la única estudiante canaria que ha formado parte de estos trabajos realizaba sus estudios en Barcelona.
La isla presidida por Antonio Morales está comenzando a dar sus primeros pasos en buscar esta geotermia, pero en Tenerife ya están en la segunda fase y en estos momentos buscan seleccionar y delimitar las mejoras zonas para posteriormente realizar varios sondeos profundos para la exploración geotérmica. En La Palma también se ha firmado un acuerdo con el Involcan para comenzar realizar los trabajos que ya se han iniciado en Gran Canaria. Lo que está claro es que Canarias está lejos de otras islas de origen volcánico como Azores o Islandia. En el archipiélago portugués, en la isla de São Miguel, existen dos pequeñas plantas geotérmicas que, con una potencia de 13 y 10 megavatios cada una, generan energía para abastecer el 44% de la demanda eléctrica local de una isla con 138.000 habitantes. Así mismo, en el archipiélago portugués en estos momentos se está construyendo una tercera central en la isla de Terceira. En Islandia la geotermia proporciona el 67% de la energía para la calefacción de los edificios y la electricidad y estos recursos geotérmicos han contribuido al desarrollo del turismo con el balneario geotermal Laguna Azul, uno de los más famosos de Europa y la atracción más visitada del país.
La geotermia de baja temperatura, cada vez más implantada
Mientras se avanza en la geotermia de alta entalpía, la de baja entalpía, orientada a la climatización y a la producción de frío, ya es una realidad que está implantada en muchos rincones de Canarias con instalaciones en Gran Canaria, Tenerife y, sobre todo, Lanzarote.
Esta energía renovable tiene un funcionamiento sencillo ya que aprovecha que la temperatura en el subsuelo se sitúa en torno a los 20 grados, por lo que se aprovecha este calor con un pozo de donde extraer el agua que se dirige a una bomba de calor geotérmica. El ahorro está justo en este momento ya que, por ejemplo en las piscinas, el agua óptima para la práctica deportiva se sitúa rondando los 30 grados, por lo que al ya tener un agua a 20, solo se necesita calentar 10 grados más la que se va a utilizar en la alberca.
En el caso de los aires acondicionados, para funcionar necesitan expulsar aire caliente al exterior. A grandes rasgos, los aires acondicionados trabajan de la siguiente manera: el aire de una sala entra por el aparato a una temperatura más elevada de la que regresa, por tanto, este calor que se le quita, como la energía no desaparece, pasa a la corriente del aire que se va del circuito.Cuando ese calor se vierte al ambiente las máquinas tienen que consumir una energía, pero en estas instalaciones geotérmicas el calor del edificio se expulsa a la corriente de calor que sube del interior de la tierra y después se disipa en su superficie, exigiendo un menor esfuerzo a las máquinas. Así, estas tienen un rendimiento y consumo menor y por tanto, un mayor ahorro.