Beatriz Gimeno es responsable del área de Igualdad de Podemos en la Comunidad de Madrid y diputada en la Asamblea. Es escritora y expresidenta de la Federación estatal de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (FELGTB). Estará este viernes en Las Palmas de Gran Canaria en el ciclo Feminismo y Sexualidad que organiza su partido. Sostiene que desde el movimiento feminista se ha hablado muy poco de este tema y que, por ello, es necesario construir una agenda sexual feminista ya que “la sexualidad es un campo definido por el androcentrismo y la cultura patriarcal”. Por ello, lamenta que las mujeres no tengan herramientas para hablar de sexualidad y de su propio placer.
La diputada considera que “la igualdad entre hombres y mujeres es imposible mientras exista la prostitución. Es un foco de desigualdad” y lamenta que la única educación sexual que están recibiendo los jóvenes en España sea a través de la pornografía y esto “es muy peligroso, es una educación sexual creada por la industria del poder, desde el patriarcado y desde el machismo más rancio”.
Usted lleva años reivindicando la necesidad de una agenda sexual feminista que no esté exclusivamente vinculada al movimiento LGTBI. ¿Por qué es necesaria?
Las feministas hemos hablado poco de sexualidad por múltiples razones. Una de ellas es la institucionalización de parte del movimiento. Además, desde parte de las instituciones, hemos dejado todo el campo del sexo a un determinado tipo de feminismo con el que a veces no compartimos cosas y eso que en la segunda ola del feminismo se hablaba mucho de sexualidad. Luego, nos encontramos con cuestiones como el debate de la prostitución, la pornografía y con debates en los que hablamos de prostitución, pero no de sexo. Creo que tenemos que hablar de sexualidad y nos cuesta porque no tenemos ni siquiera vocabulario para hablar de una sexualidad feminista y también femenina. La sexualidad es un campo definido por el androcentrismo y la cultura patriarcal y tenemos que abrir hueco para poder hablar de la redistribución más justa de lo que habla el feminismo, pero también de los placeres. Reivindicar el placer, el cuerpo, una cultura sexual construida desde el feminismo y las mujeres.
¿La sexualidad es actualmente un tema tabú dentro de los debates feministas?
En los debates feministas, más que un tabú puede que hayamos abandonado ese campo desde hace mucho tiempo y nos cuesta porque no tenemos herramientas. La sexualidad está definida desde el androcentrismo y no tenemos herramientas para hablar de nuestro deseo y nuestro placer. Hace falta hablar del deseo feminista. Hay un cierto tabú, pero también hay muchas dificultades.
¿La importancia de abordar esta reflexión va relacionada también con esas relaciones de poder que se crean en la sexualidad y que puedan estar ligadas a la violencia machista?
No sé si con las relaciones de poder, pero la sexualidad está muy relacionada con la violencia y con el aumento de la prostitución. Si queremos combatir la violencia, hablar de sexualidad no es lo único o la prostitución no es lo único, pero es un asunto importante de la misma. Aprender a ser sexualmente autónoma y empoderarnos también sexualmente no solo desde el punto de vista económico o político, sino que las mujeres también tenemos que ser conscientes de que la igualdad sexual es importante.
Habría que abordar este tema entonces desde la Educación y hacer mucha más pedagogía para los jóvenes…
En este país, desgraciadamente, no se ha dado nunca Educación Sexual para la Igualdad y es una quimera. Lo que se hace a veces es dar Educación Sexual, pero en realidad, lo que te explican es Biología. En otros países, en cambio, sí que se da y hay que hablar de deseo, placer y de los cuerpos desde el punto de vista de la subjetividad y no solo desde el punto de vista biológico. Tienes que hablar también de pornografía, de educación sexual alternativa y es una quimera hoy día. Imagina un partido que propusiera ese tipo de clases en la escuela, pues se montaría el escándalo de siempre por parte de la derecha o por parte de los más conservadores a los que, sin embargo, les parece bien que la educación sexual que reciban nuestros niños y niñas sea la que pueden ver en la pornografía mayoritaria. Para desmontar eso, hay que tomar el toro por los cuernos y hay que hablar de sexualidad, cuál es la sexualidad que deseamos y, sobre todo, cómo relacionarnos sexualmente desde un punto de vista ético.
¿Cree que la sentencia de los sanfermines y el debate que suscitó también con el voto particular del juez demuestra esa falta de educación sexual que existe en España?
Realmente, sí que hay una educación sexual pero basada en la pornografía mayoritaria. O sea, la única educación sexual que reciben los jóvenes es la que tienen cuando encienden internet y entran en una página porno. Y esto es muy peligroso, es una educación sexual creada por la industria del poder, desde el patriarcado y desde el machismo más rancio. Para contrarrestar esto, pues hay que hablar de pornografía y ver qué alternativas tenemos. Hay que hablar de deseo, de placer… Y claro, ahora mismo, en este país es un poco complicado.
Quizás sigue siendo un tema difícil de tratar precisamente porque los sectores conservadores lo monopolizan …
La derecha intenta sacar sus intereses, que son los intereses patriarcales y al porno mayoritario no se le pone ningún límite. Es como si, por no hablar de ello, no existiera. Entonces, simplemente, lo que estamos haciendo es dejar que reciban una educación profundamente machista. Supongo que a los conservadores sí que les interesa esa educación puesto que en el fondo esa educación patriarcal y conservadora es un contrapeso al feminismo y que va contra sus valores.
En uno de sus artículos, habla de la importancia de la empatía en el sexo, porque muchas veces en este tipo de relaciones se contribuye a deshumanizar al otro y un ejemplo de ello es la prostitución.
Yo creo que ese artículo que fue muy polémico, en realidad, lo fue porque la gente no lo entendió. Tener empatía en el sexo no presupone ningún tipo de práctica sexual o de relación de ningún tipo. Te relacionas igual que en otro tipo de relación con otras personas, como te relacionas en el trabajo, salvando las distancias, o en cualquier tipo de relación y sabiendo que hay un ser humano ahí. A eso simplemente me refería y creo que es incontestable. Debes relacionarte con las personas en tanto que son personas, pues así en el sexo, en la calle o en una cola. Creo que no se puede estar en contra y, sin embargo, mucha gente salió en contra. Simplemente, consiste en humanizar y saber que al otro lado hay una persona con su propio deseo y sensibilidad.
Por parte de las mujeres, sí que existe esa empatía o esa voluntad, nos han educado para ello, para hacer feliz al otro…
Claro, las mujeres hemos sido educadas para satisfacer a los demás, el feminsimo ya lo dijo: es ser para otro. En el trabajo doméstico, por ejemplo, es ser para otros y así en todas partes. Yo creo que el feminismo también tiene que hablar a las mujeres del ser para sí, no solo respecto a otros ámbitos de la vida, también en el aspecto sexual.
Con el debate que se ha producido en los últimos días con el tema de la prostitución y el sindicato. ¿Por qué cree que sigue generando diferencias en el movimiento feminista este asunto?
He pensado mucho en eso y creo que tiene que ver con el miedo que tiene una parte del movimiento feminista a ser identificado con sectores conservadores. Identifican cualquier politización de la sexualidad y cualquier crítica a la sexualidad como se puede criticar o politizar cualquier ámbito de la vida. Lo identifican con ser poco sexual, o antisexual o algo así. Si no, no lo entiendo. Yo creo que el miedo a ser considerada puritana o antisexual es lo que lleva a las feministas a ello. Eso y que la transgresión se ha convertido en una mercancía. O sea, cuanto más transgresor, más capacidad de incidencia tienes. Incluso la publicidad ahora mismo vende transgresión. Si te venden un coche en un anuncio, las imágenes que vemos son falsamente transgresión. Es puramente hegemonía cultural vestida de falsa transgresión para vender más y es lo que explica la posición de una parte del movimiento feminista en cuestiones como esta. Lo que yo creo es que no lo ven, que están cegadas por la luz de esa transgresión que lo visten de antisistema…
En este asunto, muchas veces entra en juego el concepto de la libertad, al que recurre una parte del movimiento feminista.
Sí, pero esto de la libertad es imposible de trasplantar a otros sectores. Imagínate un sindicato que cuando habláramos de las vacaciones dijera: “libertad para cogerlas o no cogerlas, libertad para que te bajen el sueldo…” Esta es la única discusión donde la gente de izquierdas el único argumento que utiliza es el de la libertad de elección y además en la prostitución se dan unas condiciones de muchísima desigualdad material y de origen. Sin embargo, su único argumento es ese: la libertad de elección, algo que llevado a otros ámbitos de la vida es insostenible. Los avances civilizatorios se basan en avances sobre la igualdad y no exclusivamente sobre la libertad. Si ese es el único argumento, no se puede trasplantar a otros sectores y a otras discusiones. Es un argumento muy pobre e indefendible.
¿Considera entonces que la salida política a la prostitución es el abolicionismo al estilo de Suecia?
Parece ser que Suecia ha conseguido después de debates muy profundos en el Parlamento y de estudios reducir la prostitución enormemente y sobre todo la trata. Yo soy bastante contraria a trasplantar soluciones sin suficientes debates y estudios porque la realidad española es muy diferente a la sueca, pero sí que es el camino que hay que tomar. Quiero decir, la igualdad entre hombres y mujeres es imposible mientras exista la prostitución. Es imposible y es un foco de desigualdad.
Hace unos meses, en una entrevista con eldiario.es, llegó a decir que el tema de lactancia está generando que la sociedad haga una división entre buenas y malas madres. ¿Cree que hay cierto retroceso en el tema de la crianza y que parece que últimamente parece que vamos hacia atrás? en una entrevista con eldiario.es,
Yo no lo llamaría retroceso porque me da un poco de miedo. Hay elementos contradictorios ahí. Uno de retroceso y otro más progresista como ecologistas, anticapitalistas … pero sí que creo que hay una vuelta hacia la esencialización maternal, una vuelta a la figura de la maternidad como una identidad fuerte. En tiempos duros y de incertidumbre, las identidades fuertes son un consuelo. Y, por tanto, creo que hay una vuelta a la búsqueda de identidades fuertes en ese sentido y, para las mujeres, la maternidad es una identidad muy potente.
Con el tema de los vientres de alquiler, recientemente hemos visto en una televisión en momento de ‘prime time’ cómo se normalizaba esta situación. ¿Qué opina de ello?
Me pareció penoso. Simplemente, porque cada uno puede tener la opinión que quiera, pero lo que sí que se le puede exigir a un periodista es que a la hora de tratar un tema lo haga desde la profundidad. Es decir, si va a tratar los vientres de alquiler y presentar solo a los padres que pagan ese vientre de alquiler, es una manera de no profundizar en el tema o no tratarlo de una manera completa. Hay una parte que está escondida y que lo conocemos, que está en Ucrania, donde hay mujeres explotadas, también mujeres que no querrían hacerlo si no tuviera dinero, las que se arrepienten de no haberlo hecho… Eso, no apareció en absoluto. Hay otra parte que es que muchos comités de ética del mundo han llamado la atención sobre si es permisible o estamos de acuerdo en comercializar con la vida humana. Sobre si dejamos que el mercado entre en todos los aspectos de nuestra vida. Es un asunto mucho más complejo de lo que se presentó y un buen periodista por lo menos tiene que presentarnos las dos perspectivas.