Rafael Robaina es Catedrático de Biología y Doctor en Ciencias del Mar y en los últimos cuatro años ha desempeñado el cargo de Vicerrector de Títulos y Doctorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Cuenta con 25 años de actividad docente y profesional y en el ámbito de la investigación sus principales líneas se han centrado en la Fisiología Molecular y Biotecnología de Vegetales Marinos.
Ahora se presenta a rector de la universidad grancanaria con un discurso que transmite sus ideas de manera tranquila y sosegada y con el que pretende vencer este miércoles 16 de noviembre a los otros dos candidatos, Eduardo Galván y Alberto Montoya.
Pregunta: ¿Cómo propone modificar el Reglamento de Planificación Académica (RPA)?
Repuesta: Esto es un reglamento que regula todas las actividades del profesorado, que hace algo más que dar docencia. En este Reglamento de Planificación Académica se decidió en su momento que se contemplaran las actividades estrictamente docentes en las horas de clases sino también las actividades investigadoras y de gestión, ¿qué ha ocurrido?, se diseñó un modelo que se ha visto que en algunos sitios falla y en otros se ha quedado corto. En nuestra opinión hay que introducir en ese marco reglamentario una serie de modificaciones, por ejemplo la atención a la antigüedad en el colectivo, no es lo mismo dar clase entre los 30 y los 50 que a partir de los 55 o de los 60 incluso. Vamos a introducir ese factor, vamos a corregir también el factor del tamaño del grupo, no es lo mismo dar clase a 25 en el máster que dar clase a 100 en primero derecho. Vamos a atender también a las clases en otros idiomas, evidentemente el esfuerzo personal como laboral que hace una persona que se integra en clases en inglés, por ejemplo, que tenga un incentivo en el reglamento. Y así toda una serie de medidas que deben modificar este Reglamento de Planificación que combinado a un plan de plantillas que estamos obligados a ejecutar, yo confío en que los máximos que tenemos dedicación del profesorado se rebajen sustancialmente hasta lo que tienen todas las universidades y que los compañeros que se han visto bastante restringidos en su capacidad para abordar las otras actividades de investigación, pues se le facilite y que ganen ellos y la universidad porque si se pueden dedicar a esto y aumentan la producción de la universidad, ganamos todos.
P: ¿Qué propone para los profesores asociados a tiempo parcial?
R: Eso fue un momento en el que la Universidad tenía totalmente restringida las contrataciones, la tasa de reposición...un misil a las líneas de flotación de las universidades públicas en general. Las situaciones han cambiado, nuestra política de profesores asociados tiene que cambiar y tenemos que dejar al profesor asociado para lo que es, que es para contratar un especialista de la calle que aporta a los estudiantes una visión distinta de lo que es estrictamente académica, que trae aire fresco de lo que está ocurriendo en la calle...pero no puede ser la figura que nos sirva para hacer sustituciones, la figura que sustituya al personal permanente. Eso tiene que cambiar, tenemos que reducir drásticamente nuestro porcentaje de profesores asociados hasta dejarlos a unos niveles no más allá del 10%, ahora lo tenemos en el 28%. Con lo cual, nuestro mensaje en ese sentido es claro: vamos a una ejecución de plan de plantillas que nos permita contratar personal estable y que dé una idea a las personas que ahora mismo se están formando haciendo sus tesis doctorales ahora mismo con nosotros en la Universidad de que tienen un futuro en la ULPGC y que solamente trabajando llegarán desde luego a estabilizarse en la institución como profesores ayudantes doctores o profesores contratados.
P: ¿Qué pretende para hacer frente a la interinidad de los trabajadores?
R: Esto hay que solucionarlo porque la única manera de que podamos seguir dotando a la universidad de nueva plantilla de manera ágil y dinámica es recurrir en algún momento a la interinidad, y no podemos seguir aumentando esa bolsa. En mis conversaciones con el personal de administración y servicios, que es donde más afecta esta situación, les he dicho que debemos trabajar en esa línea, sin alarmas, pero debemos trabajar en la línea de estabilizar el personal, de estabilizar los puestos, de que pueda tener la Universidad la posibilidad de acudir a la interinidad cuando sea estrictamente necesario y cuando se estén creando puestos estructurales. Hay que avanzar en el sentido de estabilizar esos puestos para que, si acaso en un futuro, crear nuevos, crear nuevos de forma de forma temporal e inmediata usando la interinidad pero con las vías de la inmediata reconversión con los puestos permanentes.
P: ¿Cómo debe ser la financiación de la universidad?, ¿seguir dependiendo de fondos públicos?
R: Está claro que el modelo de financiación que hemos venido desarrollando en general en la universidad pública en España depende en un porcentaje altísimo de la financiación pública, casi un 75% en los últimos presupuestos. Cambiar este marco de manera inmediata lo veo poco realista pero sí que entiendo que nosotros deberíamos apostar por incrementar nuestras capacidades de autofinanciación a través de recursos distintos. Puede tener su base en productos que salgan de la universidad, spin-off, patentes, etcétera, digamos que productos de la transferencia a partir de la investigación; o cómo no, abordando otros aspectos de la formación como hemos venido desarrollando los últimos años como son la formación permanente en las que, bueno, esa formación permanente apenas redunda en un beneficio social que es el inmediato y el que persigue una institución pública como la ULPGC, pero ha venido dejando ciertos réditos en la universidad, ahondando por ahí se pueden aumentar nuestras capacidades de financiación. Hay una cosa que no hemos explotado, que es la marca ULPGC, desarrollamos muchos productos, muchas ideas, y a lo mejor esas ideas podemos llegarlas a vender. Hablo desde una programación propia a otras ideas que se desarrollan desde el plano cultural, desde el plano investigador y que podrían servir como productos para incrementar esos ingresos. Es una línea en la que definitivamente hay que avanzar.
P: ¿Cómo se hacen atractivas las ofertas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para los estudiantes frente al resto de universidades de las Islas y del país?
R: Habrá que explorar nuevas fórmulas. Hubo una que es relativamente antigua y en la que yo participé en los años 90, del 98 al 2003, que se trató sencillamente de informar permanente de las titulaciones, su contenido y sus posibles desarrollos profesionales. Dar una idea de una universidad moderna, que atiende al futuro y que por ejemplo, si nosotros llegamos al gobierno, incluiría aspectos tales como el emprendimiento o el empleo. Una universidad que comunica y está constantemente en los medios creo que puede hacerse bastante atractiva al estudiantado de enseñanza de Bachillerato. Nosotros tenemos que pensar que en la universidad tenemos otro nicho de estudiantes, el estudiante que ha terminado un técnico superior perfectamente podría incorporarse en los grados, hemos hecho una apuesta decidida y hay que seguir trabajando en unas tablas de reconocimiento de competencias que son bastantes favorables. Pero iríamos más allá, que es mi apuesta, que sería el desarrollar títulos conjuntos en el cual una gran parte de esos títulos serían reconocidos, el técnico superior, de manera que la Universidad aportaría un periodo final para que el técnico superior se convierta en grado, de esta manera pasaríamos del MCE1 al MCE2 y esta persona ya tendría la posibilidad de iniciar una carrera universitaria si se quiere hasta el doctorado.
P: ¿Cómo tiene que ser al acceso a la universidad?
R: Lo que no se puede perder de vista es que tiene que ser un distrito universitario único para toda España porque sería menos justo para los estudiantes de familias menos pudientes. El distrito único nacional no se debería perder de ninguna forma, sea el modelo que sea. Sea el modelo que sea, no tenemos competencias ahí, la universidad tiene que estar comprometida en la prueba. Si al final se decide por un modelo de reválida, la universidad tiene que estar ahí, tiene que estar coordinándose con esos niveles porque si se pierde ese puente, esa vía de comunicación, me temo mucho que los niveles que tenemos de fracaso en los primeros años de la universidad se verían incrementados simplemente por una deriva de una parte del sistema hacia un lado y la nuestra hacia otro. Mi mensaje en este sentido es que el Gobierno de Canarias puede estar muy tranquilo porque, si yo soy rector, desde el día siguiente nos pondremos a trabajar para que este año, que ha sido un año de incertidumbre, los estudiantes tengan claro sin embargo que la Universidad va a estar ahí y que vamos a ayudar al Gobierno a la organización del examen que sea.
P: ¿Qué opina del 3+2?
R: El 3+2 fue la primera opción de las universidades, era la transición más lógica desde la licenciatura al sistema de grado y máster, y se hizo caso omiso. Se impusieron los grados de cuatro y el máster de uno. Todos tenemos claros que un máster de uno y que un grado de cuatro está en exceso. Se ha llegado a la reflexión y el debate y la CRUE ha sugerido al Ministerio que ya tenían una trayectoria antigua y para no crear confusión, si están de cuatro que se mantengan de cuatro. Y si acaso las nuevas opciones de las nuevas carreras, los nuevos estudios, los totalmente nuevos en el mercado, se podría estudiar la posibilidad de que se aprobaran como de tres años. Y por ahí va la cosa, es decir, habrá en el mercado grados de cuatro que serán difícil que vayan a tres y grados de tres que recojan las nuevas opciones, es que a lo mejor hay estudios que no hacen falta cuatro años para adquirir las competencias. A nivel europeo el mensaje que nos mandan a todas las universidades es que el diseño que tenga el estudio es que requiera del número de años que se está planteando: no hay un número estándar de años para un máster, yo tengo estudiantes que no les importaría cursar dos años de máster si se le añaden determinados módulos. De la óptica del estudiante, de la óptica de las universidades y yo creo que ya desde el ministerio, se está entrando en razón sobre esto. No se puede regular de una manera global y general. ¿Qué hace la diferencia? Lo que aprenda el estudiante, no el título que consiga, y eso los estudiantes deberían mentalizarse, se les va a seleccionar en el futuro por lo que saben, no por lo que dice que saben un papelito. Hacer el cambio que se quería hacer del 4+1 al 3+2 en aquel clima de crisis económica sonaba a un criterio economicista, y eso no puede ser, el sistema educativo no se merecía esto. Ahora se hará un diseño de los títulos de acuerdo a las necesidades y al interés real.