Ana Paula Maciel fue la primera en poner pie a tierra para colocar la red de la escalerilla del barco. En el muelle de Los Mármoles (Arrecife) esperaban al Arctic Sunrise, el barco de Greenpeace al que se enfrentó en alta mar la Armada española, más de 300 personas gritando Gracias, No a las petroleras o Canarias no se vende, Canarias se defiende. Algunos lloraban, otros se abrazaban, los tripulantes del barco se llevaban la mano al corazón...
Esta brasileña, que este mismo año pasó dos meses en una cárcel de Siberia tras el apresamiento del barco por el Ejército ruso, era la que patroneaba la zódiac que embistió la Armada española este sábado por la mañana. Desde esa misma zódiac, ahora inservible, explica el ataque: “Jamás esperábamos esta reacción porque nosotros somos pacíficos. La lancha del Ejército se puso en el medio y pasó por encima a nuesta compañera, que cayó al agua. Ni en Rusia fueron tan violentos; nos amenazaban con cuchillos y armas pero nunca nos embistieron así. Podríamos haber salido heridas seis o siete personas”.
El balance de Greenpeace de la defensa del mar frente a Repsol es de dos heridos: uno con una contusión en las costillas, que acudía anoche al Hospital José Molina Orosa de Lanzarote y la italiana de 23 años que ayer era operada en el Hospital Doctor Negrín, que se cortó con la hélice de la lancha del Ejército. “Es absurdo que el Ejército diga que se cortó con nuestra zódiac porque nuestras zódiac no tienen hélices”, decía en el muelle, rodeado por una multitud el capitán del barco, Joel Stewart.
“En 25 años con Greenpeace -señalaba Stewart- nunca había tenido una acción con una persona herida grave, es la primera vez. Ha sido una reacción agresiva, muy violenta”. Greenpeace pretendía subirse al barco y desplegar varias pancartas contra el petróleo y a favor de las energías renovables, y su capitán se se centraba en los motivos de la acción de protesta: “Si España no quiere que avance el cambio climático, no debe sacar ni quemar petróleo, ese no es el camino; ni estropear ese tesoro de biodiversidad que es este mar”.
El Arctic Sunrise permanecerá una semana en el puerto de Los Mármoles y después zarpará a Valencia. “En la zona ya hay poco que hacer - dice Stewart -, ahora la protesta sigue en las calles, y si el Gobierno no escucha habrá que echar a este Gobierno”.
El responsable de campaña de la asociación ecologista, Julio Barea, que calificaba el recibimiento en el puerto como “espectacular”, decía que las imágenes del ataque de la Armada (un vídeo que ya se ha vuelto viral) no mienten. “Nosotros avisamos que nos acercamos al barco de forma pacífica y no hacemos ningún acto violento. Nos han recibido de una manera desproporcionada y lo hemos vivido con mucha tensión cuando nos han dicho que había una persona en el agua”, aseguraba. “Ha sido una actuación muy desproporcionada y no nos la esperábamos. Esto demuestra cómo el Gobierno apuesta por los intereses de Repsol en contra de los colectivos sociales, del Gobierno de Canarias y de la sociedad española en general”.