Juan Manuel Verdugo (concejal de Cultura): Puerto del Rosario puede exportar su imagen como capital escultórica de Canarias a otras islas
A pocas horas de la clausura del XIII Simposio Internacional de Escultura de Puerto del Rosario ha llegado la hora de hacer balance: desde el punto de vista artístico, los resultados son buenos. Hay cuatro nuevas piezas en el extenso catálogo de esculturas de la ciudad y se ha producido una asombrosa comunión entre artistas y los propios vecinos y vecinas de la ciudad. Dicen que una cosa que funciona no hay que cambiarla; pero los cambios han dado un soplo de aire fresco a un certamen que ya empieza a contar los días para su decimocuarta convocatoria. Hablamos con Juan Manuel Verdugo, concejal de Cultura de Puerto del Rosario, sobre los riesgos y los aciertos de esta edición y de lo que deparan los próximos años. Dice que está satisfecho y que el reto de cara al futuro inmediato del simposio, que también cuenta con la participación del Cabildo de Fuerteventura, es consolidar este nuevo rumbo.
¿Qué tal le han sentado al Simposio Internacional de Escultura de Puerto del Rosario los cambios?
Las transformaciones, los saltos y los cambios a veces son arriesgados pero, en este caso, yo creo que la apuesta ha salido bien y el cambio ha sido positivo. Y pienso que esa transformación le ha sentado muy bien al simposio. Porque llevar ese proceso de creación y de transformación del espacio a través de la escultura a la gente ha sido un gran acierto. Gracias al contacto de los creadores con la gente se ha sembrado una inquietud en los ciudadanos que se ha materializado en ese diálogo entre el público y los creadores. Ha sido muy gratificante ver esa relación que se ha establecido entre los escultores y la gente a través de las obras. Y también ver como los que pasean por esos lugares emblemáticos de la ciudad comprenden cómo y porqué se transforma el paisaje a través de la creatividad del artista.
Se ha pasado de aumentar la colección de esculturas de Puerto del Rosario a hacer paisaje…
Sí. La ciudad ya tiene una colección muy potente de esculturas: un muestrario en el que está muy presente la piedra, por la propia relación de Fuerteventura con este material, la madera y el acero. Pero en esta ocasión queríamos que la oferta escultórica pudiera conjugar todos esos elementos y que, además, el proceso de creación de las piezas tuviera como objetivo final la transformación del paisaje. Queríamos incentivar la intervención directa en el paisaje. La filosofía anterior era que tenemos un lugar dónde se crean las piezas y, después, ya veremos en qué sitios las ponemos dentro de nuestra malla urbana o de los pueblos del municipio. Pero esta vez, la idea es transformar el paisaje desde el propio paisaje.
Reconozca que eso era un riesgo…
Un riesgo evidente. Pero creo que el resultado se va a dejar ver en los próximos días y meses. No sólo vamos a crear un impacto positivo en el paisaje, sino que, además, se ha implicado a la población en ese proceso a través de ese contacto directo con el artista.
¿Satisfechos con el resultado?
Totalmente. Lo que he podido ir viendo durante ese proceso de transformación, cuando he tenido la oportunidad de acercarme a cada uno de los puntos escogidos, es que el resultado es bueno. Y al final, más allá de ese proceso y los contactos, lo que queda es que sumamos cuatro nuevas piezas de gran calidad artística que están en lugares muy especiales. Y ahí es dónde vamos a ver esa transformación real y auténtica. Porque no sólo ves una obra; puedes ver la materialización de un proceso de pensamiento muy complejo que tiene que ver con el lugar en que está esa escultura. Supone sembrar inquietud en el público que va a disfrutar de esas piezas. Estamos hablando de un cambio notable en la concepción del simposio. Las obras son el resultado de un proceso de pensamiento que tiene que ver con esos lugares concretos. Y los vecinos y vecinas que se han acercado a ver el trabajo ya han interiorizado ese proceso.
Esculturas y procesos… ¿Eso era lo que buscaban?
Sí, claro. El objetivo desde el primer momento fue que el ciudadano tuviera la posibilidad de acercarse a ese proceso de creación y empujarle a entablar el diálogo con los artistas. La idea era que la ciudadanía pudiera enriquecerse a través de ese contacto directo con los escultores ya través de ver cómo se realizan las obras. Y estamos muy contentos de cómo se ha producido esa interacción.
Los artistas están muy contentos con el grado de participación de la gente. ¿Se esperaban este éxito tan rotundo?
Era la intención. En los simposios anteriores era mucho más complicado acercarse a los artistas porque todo se realizaba en un lugar y se realizaba una labor que, en muchas ocasiones, mantenía una distancia entre los escultores y el público. Un ejemplo es cuando se trabaja la piedra. Se hace un uso intensivo de determinadas herramientas que hacen poco compatible la interacción entre los ciudadanos y los artistas. Y es normal, porque hay riesgos evidentes y es muy complicado que se produzca ese contacto. En esta ocasión hemos apostado por un proceso de creación distinto y cualquier ciudadano se ha podido acercar al escultor y entablar una conversación en torno a lo que se está creando y a la relación de la obra con el lugar. No cabe duda que ese cambio ha sido muy positivo.
Entonces, ¿los cambios han llegado para quedarse?
Claro. Los cambios han llegado para quedarse. Y ésta debe ser, desde mi punto de vista, la filosofía del simposio para los próximos años. Además, este viernes se ha anunciado la licitación del futuro Museo de Historia de Puerto del Rosario que va a estar ubicado en Tetir. Queremos que los aledaños de esta instalación cuenten con un parque escultórico y nuestra intención es que el catálogo de ese nuevo parque se pueda nutrir de las piezas que se creen en futuros simposios. Con independencia de que tengamos un recorrido urbano en el que se puede ver todas las obras que el simposio ha dejado en la ciudad a lo largo de todos estos años queremos tener un nuevo lugar dónde podamos acudir a disfrutar de parte de esa gran colección.
La comisaria Soheila Pirasteh ha expresado su idea de implicar a alguna otra isla en futuras ediciones… ¿Hay alguna idea de hacer alguna actuación fuera de Fuerteventura?
Sería algo muy interesante que permitiría establecer colaboraciones con otras islas. Pero también aumentar la capacidad de difusión del Simposio Internacional de Escultura de Puerto del Rosario. Lo que está claro es que se trata de una iniciativa que ha nacido en Fuerteventura pero que es perfectamente exportable a otros territorios dentro del Archipiélago. Hay que decir que en el proceso de creación de las esculturas, en ésta y otras ediciones, el elemento insular y archipelágico ha estado siempre muy presente. Sólo hay que prestar atención a la obra de Laura Mesa para esta edición. Ahí está claro ese sentido de límite y finitud que supone estar dentro de una isla. Y está claro que esta reflexión sobre la isla que hacemos aquí en Puerto del Rosario podríamos trasladarla a otros puntos del Archipiélago. Es una buena forma de hacer cultura y canariedad desde una isla no capitalina.
Y sería una buena oportunidad para exportar la marca Puerto del Rosario a otras islas…
Sin duda. Exportar la marca Puerto del Rosario como capital escultórica de Canarias. Yo creo que la consolidación de este simposio y su transformación sumados al gran parque escultórico que tenemos nos hace merecedores de ese título. Somos la punta de lanza de la escultura en Canarias.
¿Han pensado en alguna otra novedad para el año que viene?
Nuestra idea fundamental para el simposio del año que viene es que pueda ser el inicio de ese gran parque escultórico que queremos hacer junto al futuro Museo de Historia de Puerto del Rosario. Y seguir hacia adelante. En el fondo hemos tratado de dar ese salto y esa transformación y el año que viene queremos consolidar esos cambios y seguir intentando que el simposio tenga relevancia ya no sólo a nivel nacional sino internacional. Y es que no hay que olvidar que se trata de una convocatoria en la que participan artistas con carreras consolidadas de otros países. Y esa es la meta. El simposio está muy por encima de los que en un momento dado desempeñamos cargos de responsabilidad pública y sabemos que esto es un proyecto a largo plazo que forma parte de la marca de la ciudad. Y, por lo tanto, tenemos que seguir trabajando en él.
¿Qué hay que mejorar para las próximas ediciones?
En todos los ámbitos de la vida hay margen para mejorar. Yo creo que hay que seguir mejorando la comunicación y la difusión de los valores del simposio y dar continuidad a esa comunicación a través de las obras. En esta edición hemos trabajado mucho este aspecto y estamos razonablemente satisfechos por el alcance de la difusión a nivel exterior. Hay que pensar que esto es crucial para generar esa marca Puerto del Rosario como parque escultórico a nivel nacional. Pero en el futuro tenemos que seguir mejorando en este aspecto.
¿Y qué ha sido lo mejor de este simposio?
Haber mostrado ese proceso de transformación del paisaje a través del arte. La posibilidad de conjugar espacio y trabajo artístico y que la gente haya sido consciente de ello. El diálogo que se ha generado entre la ciudadanía y los creadores ha sido algo muy positivo y también estamos contentos con la difusión mediática de esta edición. Ha sido muy emocionante ver como se ha generado interés más allá de la isla.
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