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LA BELLEZA DE LA LAGUNA NEGRA

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La mayor virtud del director, partiendo del guión de Harry Essex y Arthur Ross, fue construir una revisión del clásico La Belle et la Bête, de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, y dotarlo de una sensualidad que sorprende que fuera tolerada en los convulsos años cincuenta del pasado siglo XX. Cierto es que la película forma parte de lo que aún hoy se le considera cine de Serie B, de ahí que las películas de terror de la Universal International Pictures poco pudieran hacer frente a la maquinaria desplegada por los grandes estudios que, en aquellos momentos, copaban los circuitos de distribución.

La criatura de la laguna negra (Ben Chapman) y Kay Lawrence (Julie Adams)

Sin embargo, la habilidad del Arnold fue contarnos la relación entre la grotesca criatura y la hermosa protagonista, Kay Lawrence (Julie Adams), en el interior de la laguna, un espacio primigenio donde da la sensación de que las reglas por las que se rige la sociedad no existen. De otra forma es difícil entender cómo esta película, rodada para ser proyectada en tres dimensiones, logró desarrollar esta historia sin que nadie pusiera el grito en el cielo, ni se quejara de que los verdaderos monstruos eran los seres humanos, no aquel eslabón perdido de la evolución que solo quería vivir en paz.

Hay quien dice que lo mejor de esta película es que logró reflejar el choque generacional entre quienes habían nacido a finales de los años treinta -y estaban en plena adolescencia cuando se estrenó- y los que se peleaban ideológicamente tras el final de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la Guerra Fría. Los primeros reivindicaban un gusto por el cambio y la autoafirmación personal que los segundos no estaban muy por la labor de permitir. Es más, el personaje femenino, interpretado por Julie Adams, busca encontrar su lugar en un mundo donde las mujeres estaban, incluso, más encorsetadas que la criatura. Si a eso se le suma la paranoia para con todo lo que podía venir de fuera, ya fuera humano, alienígena, monstruoso y/o prehistórico, entenderán la enorme capacidad de síntesis que posee la película de Jack Arnold…

Solo espero que Julie Adams se haya vuelto a encontrar con la criatura de la laguna y ambos continúen nadando allá donde lo dejaron la última vez que se encontraron.

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2019

© 2019 Universal International Pictures

La mayor virtud del director, partiendo del guión de Harry Essex y Arthur Ross, fue construir una revisión del clásico La Belle et la Bête, de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, y dotarlo de una sensualidad que sorprende que fuera tolerada en los convulsos años cincuenta del pasado siglo XX. Cierto es que la película forma parte de lo que aún hoy se le considera cine de Serie B, de ahí que las películas de terror de la Universal International Pictures poco pudieran hacer frente a la maquinaria desplegada por los grandes estudios que, en aquellos momentos, copaban los circuitos de distribución.