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África no puede vivir de sólo un día

No es un día para mirar a otro lado, ni para despistarse. Tampoco se trata de presumir por mirar hoy y dejarlo de hacer el resto del año. Se celebra el día de África y por eso debemos concentrar la mirada en este día, pero no dejar que se evada el resto del año. África lucha por abandonar la imagen y el sentir de la pobreza endémica y para ello, el apoyo y la conciencia social es imprescindible.

Es el día de África, un continente que vive desde hace décadas en un eterno intento de superar la pobreza endémica, a pesar de los importantes recursos naturales con los que cuenta.

El continente, año tras año, encabeza las estadísticas negativas de los estudios sobre infancia, acceso al agua potable, violencia o refugiados que frecuentemente publican los organismos internacionales y las ONG.

Según el estudio Social Watch a este ritmo, África subsahariana no alcanzará un nivel aceptable en educación, salud e igualdad hasta el año 2353. Por si fuera poco, la actual crisis económica mundial podría sumir a 53 millones de personas más en la pobreza en los países en vías de desarrollo, la mayoría, de nuevo, en África, según los datos del Banco Mundial.

Estas nuevas previsiones destacan lo seriamente amenazados que están los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), especialmente el objetivo de reducir la pobreza a la mitad en 2015. Además, se estima que la crisis provocará un recorte de más de un tercio en la ayuda oficial al desarrollo. Y a todo esto hay que añadir el posible impacto de la pandemia de gripe A (H1N1) en un continente que, hasta el momento y oficialmente, no cuenta con casos de la nueva y mortal enfermedad.

Nadie duda del potencial de desarrollo de una zona inmensamente rica en recursos naturales, pero, según un estudio del Instituto de Desarrollo Ultramarino (Overseas Development Institute, ODI), los dirigentes políticos africanos han desviado entre 700.000 millones y 800.000 millones de dólares procedentes del petróleo a cuentas en el extranjero. Las estadísticas relativas al coltán --imprescindible para la fabricación de componentes electrónicos--, los diamantes, oro o cobre.

“Con un aumento de la producción (de crudo) de un 30 por ciento de aquí a 2015, (los países africanos) recibirían cada año un excedente equivalente a 25.000 millones de dólares, es decir, el montante total de las ayudas suplementarias prometidas por el G-8 al continente africano para los próximos cinco años”, asegura el informe del ODI.

Fuga de capital

La Unión Africana, “por lo general muy prudente”, ha estimado que alrededor de 148.000 millones de dólares salen cada año del continente con destino al sistema financiero de los países desarrollados, según la publicación electrónica 'Les Afriques, le journal de la finance africaine'. África cuenta con alrededor del 11 por ciento de la producción y del 9,4 por ciento de las reservas de petróleo del mundo.

No obstante, según Jean-Marie Chevalier, profesor de la Universidad de París-Delfinado, “el oro negro ha conmocionado la estructura de las economías y ha bloqueado el desarrollo de otras actividades de exportación, alimentado el clientelismo, la corrupción y la burocracia, sin beneficiar a los desposeídos”.

Según el Premio Nobel de Economía estadounidense Joseph Stiglitz, lo que África necesita “no es un apoyo exterior más importante, sino ayuda para obtener el pleno valor de sus recursos y utilizar bien el dinero recibido”.

Íntimamente vinculados a esta explotación de los recursos naturales están los conflictos armados de la región y que en el centro y el este de África han provocado 11 millones de desplazados o refugiados, según un reciente dato publicado por la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA). Como dato significativo, un total de 34 miembros del personal de la ONU han sido asesinados en África en 2008, todos ellos en Sudán y Somalia.

Además, todos los casos abiertos en el Tribunal Penal Internacional de La Haya corresponden a países africanos: República Centroafricana, República Democrática del Congo, Uganda y Sudán, donde incluso el actual presidente, Omar Hassan al Bashir, está personalmente imputado por crímenes contra la Humanidad y crímenes de guerra.

Celebración formal

A nivel institucional, el Día de África que se celebra el 25 de mayo, recuerda la fecha en la que los líderes africanos reunidos en 1963 en Addis Abeba acordaron la creación de la Organización para la Unidad Africana, hoy Unión Africana. En un comunicado hecho público por la propia organización se pide que se dedique la jornada a la prosperidad y a la paz.

“El Día de África este año se celebra bajo el signo de la paz y la seguridad en África, el primer pilar estratégico establecido por la Comisión de la Unión Africana África para su Plan Estratégico 2009-2012”, explica el texto, que hace público el lema de este año para la jornada: 'Todos unidos por un África próspera y en paz'.

“El continente, traza su camino hacia el desarrollo y la democracia, a veces difícil, pero los ejemplos de éxito, como el de Ghana, indican que toda África no está en guerra. La arquitectura de la paz y la seguridad en el aumento de la UA, en este sentido, multiplica las medidas para mantener el impulso de esta dinámica de paz, y por lo tanto, de unidad y la prosperidad”, prosigue el comunicado de la Unión.

Como acto formal, el Día de África se celebrará en la sede de la UA en Addis Abeba con una venta de artesanía africana patrocinada por las esposas de los embajadores y los comisarios de la organización y con un almuerzo con alimentos de los diferentes países del continente. Según la última clasificación de países por índice de desarrollo humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 28 de los últimos 29 clasificados son africanos.

Perspectivas políticas

En un continente salpicado por conflictos armados enquistados --Somalia, Sudán, Sáhara Occidental, Chad, Uganda, República Democrática del Congo,...--, sus dirigentes políticos continúan haciendo esfuerzos, al menos formales, por lograr la unidad política.

El pasado 2 de febrero, durante la XII Asamblea Ordinaria de la UA celebrada en Addis Abeba, el líder libio, Muamar el Gadafi, fue elegido presidente de turno de la organización, pero apenas se lograron avances sobre el proceso de formación de los Estados Unidos de África, una propuesta defendida por el presidente de Senegal, Abdulaye Wade, o el propio Gadafi, promotor a lo largo de las últimas décadas de diversas iniciativas de integración en el ámbito magrebí, árabe y africano.

Otros países, como Sudáfrica --potencia regional clave-- se muestran reticentes a esta posibilidad, mientras que países convulsos como Zimbabue o Somalia apenas pueden plantearse esta opción ante la gravedad de sus problemas internos.

A corto plazo, el objetivo es la transformación de la actual Comisión Africana, equiparable a la Comisión Europea, en un Gobierno de la UA. El propio Wade afirmó en febrero que el Gobierno de la UA estará en funcionamiento en enero de 2010 y “los Estados Unidos de África serán declarados en 2017”. Como hasta ahora, el problema será la posible cesión de competencias clave consideradas por muchos irrenunciables para la soberanía de cada país.

El otro gran reto de África como continente será hacer oír su voz en el proceso de reconfiguración mundial desencadenado por la crisis económica y que se debatirá en foros como el G-20 ampliado, en pleno proceso de reforma, y en organismos tan cuestionados como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial. La crisis también supone un nuevo revés para un proceso clave para los países africanos como es el de liberalización comercial promovido por la Organización Mundial del Comercio conocido como Ronda de Doha.