El gobernador de Ankara, Alaaddin Yuksel, ha informado a los periodistas de que las primeras investigaciones sobre la explosión registrada este viernes frente a la Embajada de Estados Unidos apuntan a que se ha tratado de un atentado suicida y ha precisado que el balance provisional es de dos muertos, concretamente un guardia de seguridad turco y el propio terrorista.
Aparte, una mujer que se encontraba en la Embajada para hacer unas gestiones ha resultado herida, según Yuksel. Por su parte, el embajador norteamericano en Ankara, Francis J. Ricciardone, ha indicado que entre los muertos figura un miembro del personal turco de la Embajada.
La explosión se produjo en una puerta habitualmente utilizada por empleados y visitantes hacia la una de la tarde en Turquía (12.00 horas en la España peninsular), una hora en la que la Embajada de Estados Unidos suele estar abierta y operativa, según ha precisado la CNN.
Según el diario Hurriyet, el terrorista estaba pasando por el control de seguridad cuando se produjo la explosión. La Policía ha tomado medidas de seguridad en previsión de un segundo atentado, según el rotativo turco. En el momento del ataque no funcionaban las cámaras de seguridad debido a un corte eléctrico, pero se desconoce si la Embajada ha sido el único edificio que sufrió este problema.
El atentado no ha sido reivindicado de momento. Turquía ha sido escenario, en los últimos años, de diversos atentados perpetrados por islamistas radicales, grupos de extrema izquierda y ultraderecha y separatistas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), aunque estos últimos se han solido centrar en objetivos nacionales.