CONAKRY, 19 (Reuters/EP)
El jefe de la junta militar que controla Guinea desde el golpe de Estado del 23 de diciembre de 2008, Moussa Dadis Camara, es el primer individuo de etnia guerze que gobierna el país desde la independencia del país. Su intento de asesinato perpetrado por uno de sus ayudantes el pasado 3 de diciembre no ha hecho más que contribuir a que se incrementen las rivalidades entre tribus y el miedo a una posible guerra civil.
“Me temo que si Camara regresa y acusa a otras etnias de apoyar el ataque, podría haber problemas”, afirmó un vecino de la capital, Conakry, Mohamed Lamine Soumah. “La cuestión étnica es preocupante”, indicó, por su parte, un diplomático occidental en declaraciones bajo condición de anonimato. Camara se encuentra ingresado en un hospital de Marruecos por el disparo de bala que le hirió en la cabeza durante el incidente, en el que murieron un guardaespaldas y el conductor del militar.
Guinea ha estado dominado desde 1958, fecha de la independencia de Francia, por las tribus malinke, peul y sousou, pero existen otros grupos menores, como la guerze, que vive en las regiones forestales conocidas como 'Forestier' del sureste del país.
Camara tomó el poder y se colocó al frente del Consejo Nacional de la Democracia y del Desarrollo, nombre que se dio a sí misma la junta militar golpista, tras la muerte del anterior hombre fuerte del país, el también militar Lansana Conté, presidente desde 1984. Camara contó tras su golpe de Estado con el apoyo de los residentes de la región de Forestier, que se sentían discriminados por los anteriores gobiernos. “Dadis ha sido elegido por Dios para dirigir Guinea. Debe regresar para guiarnos”, afirmó un miembro de estas tribus del Forestier, Balla Dopavogui, que trabaja en Conakry en la reparación de neumáticos.
MASACRE EN CONAKRY
Sin embargo, este nuevo poder para las etnias del Forestier podría haberse traducido en excesos, como la masacre de al menos 150 manifestantes pro democráticos, la mayoría de etnia peul, en el estadio de Conakry. Entre los agentes de la Guardia Presidencial, la Gendarmería y otros cuerpos de seguridad los testigos identificaron a muchos integrantes de las tribus del Forestier. HRW sostiene que las circunstancias en las que ocurrieron la gran parte de muertes y abusos, la mayoría contra opositores pacíficos y desarmados, apuntan a que la acción de las fuerzas del orden respondían a una orden expresa de la Junta, probablemente del mismo Camara.
Además de víctimas civiles, hubo que lamentar 1.400 heridos y decenas de violaciones a mujeres, según denuncia la ONG Human Rights Watch en un informe elaborado a partir de 240 personas entre víctimas, testigos, militares, personal médico y diplomáticos.
De hecho, el responsable del intento de magnicidio de Camara es Aboubacar 'Toumba' Diakite, un malinke que huyó tras el incidente y que afirmó en declaraciones a Radio France Internacional que su ataque es una represalia por la matanza del estadio de Conakry. Camara “me intentó acusar por todo lo que ocurrió el 28 de septiembre. Fue un acto de traición que me hizo actuar”, dijo.
Ante el incremento de las tensiones, la junta militar no ha dudado en intentar unificar a los guineanos acusando a la antigua metrópoli, Francia, de intentar derrocar al gobierno con un golpe de Estado. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores del gobierno golpista, Alexandre Cece Loua, tuvo que retirar finalmente esta acusación.
“Aunque sea posible, es improbable que en esta fase Camara intente avivar las tensiones étnicas, en particular porque parecen más dispuestos a implicar a potencias extranjeras”, indicó el analista político Madani Dia. Además, dijo, a Camara no le interesa un conflicto étnico teniendo en cuenta que los guerze son tan sólo el 1 por ciento y las etnias del Forestier el 10 por ciento de los 10 millones de habitantes de Guinea.
En las últimas décadas, los responsables de los principales incidentes de violencia política en Guinea han sido los peul, que constituyen el 40 por ciento de la población. Este protagonismo coincide además con su predominio en los puestos de poder.
RIESGO DE INTERNACIONALIZACIÓN
En 1993 hubo un brote de violencia que implicó a los peul, entonces en la oposición, y a los sousou de la formación política dominante en Guinea, el Partido de la Unidad y del Progreso (PUP). El riesgo de conflictos tribales persiste hoy, e incluso podría extenderse más allá de las fronteras de Guinea, hasta países vecinos como Liberia, Sierra Leona o Costa de Marfil, según advierten los expertos.
Los guerze están relacionados con los kpelle, el principal grupo étnico de Liberia, un país que continúa su progresiva recuperación tras la larga guerra civil de la década de 1990.
Antes del intento de asesinato contra Camara ya habían surgido informaciones sobre la creación de un campamento militar a las afueras de la capital en los que mercenarios extranjeros estarían adiestrando a militares de origen guerze para servir al propio Camara como fuerza de seguridad leal.
Testigos presenciales aseguran que en el campamento, instalado cerca de la localidad de Forecariah, habría más de 1.000 militares y mercenarios blancos con mando sobre estos reclutas.
“Existe una dimensión étnica que no debe ser ignorada y por eso sería bueno saber cómo reaccionaría la comunidad de Dadis (las etnias del Forestier) si reciben la noticia de la muerte del presidente”, explicó un vecino de Conakry, Alpha Barry.
El 'número dos' de la junta, Sekouba Konate, de etnia malinke, ejerce temporalmente el poder debido a las heridas de Camara, una circunstancia que ha aprovechado para purgar el Ejército, aunque no existen pruebas de que se hayan seguido criterios étnicos.