El balance de víctimas del terremoto en la región italiana de Abruzzo sigue aumentando y son ya 267, según anunció este miércoles por la tarde la Guardia de Finanza, que precisó que de ellas tres aún no han podido se identificadas. Además, todavía hay once desaparecidos, mientras que los heridos son en torno a un millar.
Durante la mañana, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, había informado de que el número de muertos era de 260, entre los que figuraban 16 niños, y precisó que había nueve personas sin identificar. Asimismo, Berlusconi anunció que el funeral oficial de las víctimas será este viernes en la localidad de L'Aquila, una de las más afectadas.
La principal preocupación de las autoridades en estos momentos, además de prestar cobijo a todos los que se han quedado sin sus casas, es evitar los saqueos. En total, 360 miembros de las fuerzas del orden, entre policías, carabinieri, guardias de finanzas y el cuerpo forestal, vigilarán las zonas afectadas para evitar las acciones de los amigos de lo ajeno.
“Los hombres están organizados en cuatro grupos operativos que trabajan las 24 horas”, explicó Massimo Capozzi, de la Policía italiana. “Los controles están concentrados sobre todo durante la noche, con patrullas integradas por entre cinco y diez hombres a pie o en otros medios”, indicó. Las patrullas se llevarán a cabo principalmente en L'Aquila, Onna, San Gregorio, Paganica y Tempera, las zonas más afectadas.
Además, el Gobierno ya ha advertido de que castigará severamente el delito de saqueo, que actualmente no está contemplado en la legislación italiana. “Puedo anunciar que las penas serán muy severas”, explicó Berlusconi, después de que este mismo miércoles se conociera la detención de dos italianos en posesión de objetos por valor de 80.000 euros robados tras el terremoto.