BRUSELAS, 20 (EUROPA PRESS)
La Comisión Europea propuso este martes prorrogar hasta 2014 las ayudas públicas al carbón, que expiraban a finales de 2010, pero supeditando cualquier nueva subvención a funcionamiento a que se presente un plan de cierre para las minas deficitarias, que se sitúan principalmente en el norte de España, Alemania y Rumanía.
El Ejecutivo comunitario aplazó “hasta después del verano” la decisión de si autoriza o no el plan español de ayuda al carbón, pese a que se esperaba el pronunciamiento de Bruselas este mes. La Comisión evitó aclarar el motivo de este retraso pero trató de quitarle hierro al asegurar que “no es la primera vez” que esto sucede. “Hace falta profundizar y preparar más la decisión. Son cosas que pasan”, insistió la portavoz, Pia Ahrenkilde.
“Cuando esté listo, aparecerá en el orden del día”, zanjó. La norma obliga a una decena de centrales térmicas a quemar carbón nacional y, a cambio, les compensa con un precio fijo y con la garantía de colocación de la electricidad producida.
“El objetivo de la propuesta es garantizar el cierre definitivo de las minas no competitivas antes del 15 de octubre de 2014. No debe haber ninguna duda al respecto. Las empresas tienen que ser viables sin subvenciones. No solo es una cuestión de justicia para los competidores que operan sin ayudas estatales, sino que también revierte en interés de los contribuyentes y de unas finanzas públicas que se encuentran en un contexto de austeridad”, señaló el vicepresidente de la Comisión y responsable de Competencia, Joaquín Almunia.
“La Comisión sólo autorizará ayudas de funcionamiento a aquellas empresas mineras que dispongan de un plan de cierre y las subvenciones deben dirigirse de forma creciente a sufragar los costes sociales y ambientales del cierre”, insistió.
Almunia justificó la decisión de prorrogar las ayudas al carbón, pese a la apuesta de la UE por las energías renovables, alegando que “no podemos ignorar las terribles consecuencias económicas y sociales a escala regional que tendría un cierre repentino de las minas deficitarias en este momento de crecimiento escaso o cero y de desempleo elevado”.
Una prohibición inmediata de las ayudas, según el Ejecutivo comunitario, también podría producir un incremento de las emisiones al tener que transportarse una mayor cantidad de carbón desde fuera de la UE para compensar por el descenso de la producción europea.
La norma propuesta por la Comisión establece que las subvenciones de funcionamiento tendrán que ser claramente decrecientes en el tiempo, con una reducción de al menos el 33% por un período de 15 meses y, en caso de que la mina deficitaria no haya sido cerrada a 15 de octubre de 2014, el beneficiario tendría que devolverlas al Estado.
Cualquier ayuda al cierre estará supeditada a la presentación por parte del Estado miembro de un plan de medidas apropiadas, por ejemplo en el ámbito de la eficiencia energética, las energías renovables o la captura y el almacenamiento de carbono, para mitigar los efectos ambientales negativos de las ayudas al carbón.
De este modo, Bruselas quiere poner fin progresivamente a las subvenciones de funcionamiento concedidas a las minas no competitivas, de forma parecida a lo que se ha hecho en el caso de los sectores siderúrgico y de la construcción naval. Las ayudas deberán dirigirse de forma creciente a financiar las implicaciones sociales y ambientales del cierre de estas minas deficitarias. El reglamento se refiere a la hulla, ya que el lignito, un tipo diferente de carbón, no puede recibir subvenciones de funcionamiento.
COSTES SOCIALES Y AMBIENTALES.
La norma seguirá ofreciendo a los Estados miembros un marco jurídico común para abordar los costes de asesoría y formación de los trabajadores de las minas deficitarias para que encuentren otros puestos de trabajo, los costes de las jubilaciones anticipadas para aquellos que dejen de formar parte de la población activa y la incidencia en sectores afines como los de la tecnología minera, la geología o las tecnologías ambientales.
Además de los costes sociales, también hay que contar los costes ambientales en que se incurre con la limpieza de las explotaciones, la eliminación de aguas residuales, las tareas de seguridad subterránea y otros costes de rehabilitación.
En la UE la producción de hulla es pequeña en relación con la demanda y no deja de descender (147 millones de toneladas en 2008 o el 2,5 % de la producción mundial). De hecho, la UE importa más de la mitad del combustible que utiliza en sus centrales eléctricas de carbón.
La ayuda total concedida al sector hullero se ha reducido a la mitad, pasando de los 6.400 millones de euros de 2003 a los 2.900 millones de 2008. Las subvenciones a la producción han descendido en un 62 %, hasta los 1.288 millones del total en el mismo periodo, a medida que se ha ido destinando una proporción cada vez mayor a cubrir los costes sociales y ambientales del cierre de las explotaciones.
El sector da trabajo a unas 100.000 personas en Europa: 42.000 en el sector hullero propiamente dicho y más de 55.000 en industrias afines. Las minas que dependen de las subvenciones de funcionamiento están situadas principalmente, aunque no exclusivamente, en la región alemana del Ruhr, en el noroeste de España y en el valle del Jiu en Rumanía.
Más del 40 % de la electricidad de Alemania se produce a partir de la combustión del carbón, casi la mitad a partir de la hulla. En Rumanía la proporción de la producción eléctrica que procede del carbón se sitúa en torno al 40 %, la mayor parte a partir de la hulla. En España la proporción es de aproximadamente un 25 %, también casi la mitad a partir de la hulla.
Pese a esta prórroga, el Ejecutivo comunitario insistió en que la UE seguirá dando prioridad a las fuentes de energía limpias. Las energías renovables supusieron el 62 % de la nueva capacidad de generación eléctrica instalada en la UE en 2009, frente al 57 % de 2008. Si se mantiene la tendencia actual, aproximadamente entre el 35 % y el 40 % de toda la energía que se consuma en la UE procederá de fuentes renovables, netamente por encima del objetivo del 20 % que se ha fijado la propia UE. Este porcentaje es ya en estos momentos del 15,4 % y del 20,6 %, respectivamente, en Alemania y España.
Polonia produce más de la mitad de la hulla de la UE, mientras que la otra mitad se extrae principalmente en Alemania, el Reino Unido, la República Checa y España. China, los Estados Unidos, la India, Australia y Rusia son los principales productores mundiales. China produce 2.761 millones de toneladas al año (el 47 % de la producción mundial); EEUU, 1.006 Mt (17 %) y Rusia 247 Mt (4 %). La UE importa 180 Mt de hulla, principalmente de Rusia (30 %), Colombia (17,8 %), Suráfrica (15,9 %) y los EEUU (12,8 %).