Aziz, detenido el miércoles cuando intentaba escapar del recinto camuflado bajo un burka negro, hizo el llamamiento este jueves en una “entrevista” con la televisión estatal, pero su hermano, Abdul Rasheed Ghazi, mantuvo que fue forzado a ello.
Ghazi capitanea a los más radicales de la mezquita, que abandonaron en los últimos dos días -en los que el Gobierno ha prorrogado sucesivos ultimatos- unos 1.700 alumnos de las dos madrasas adyacentes, una para mujeres y otra para hombres. Sin embargo, muchas niñas siguen en el interior de la mezquita, una institución pública costeada por el Estado a la que familias de remotas zonas tribales envían a sus hijos a estudiar.
Tras expirar el último ultimato a las 13.00 horas locales (08.00 GMT), los medios paquistaníes informaron de que el presidente, Pervez Musharraf, se había reunido con los responsables de gestionar esta crisis para evaluar la situación. Padres de las alumnas que siguen en el interior del templo suplicaron a Musharraf que prorrogara el plazo, recordándole que sus hijas están ahí para recibir educación y nada tienen que ver con la crisis.
Desde dentro de la mezquita, donde el agua y la luz han sido cortados en días de fuerte calor en Islamabad, Ghazi exigió que el Gobierno garantice que no se tomarán medidas legales contra los radicales si deponen las armas. El Ejecutivo anunció el miércoles que presentará cargos por asesinato tanto contra Ghazi como contra su hermano.
Catorce muertos
Tras los primeros enfrentamientos del pasado martes y miércoles, en los que murieron 14 personas, un intenso humo cubrió durante la madrugada del lunes la acordonada mezquita, en la que se registraron tiroteos y varias explosiones. Según una fuente diplomática en Islamabad, las fuerzas de seguridad lograron de madrugada penetrar en el recinto y ocupar parte de sus instalaciones, aunque el gran asalto aún no ha sido lanzado.
Durante el día, continuaron los llamamientos por altavoces de las fuerzas de seguridad para que los seminaristas se entreguen, que sólo atendieron unas pocas docenas de estudiantes. Según una fuente oficial, los seminaristas que han abandonado la Mezquita en los últimos días dijeron a las autoridades que la mayoría de ellos querían rendirse, pero que el clérigo Ghazi no se lo permitía.
Fuentes oficiosas citadas por los medios paquistaníes dijeron que el régimen aún confía en una solución pacífica de la crisis, para lo cual mantiene una comunicación telefónica abierta entre Ghazi y el presidente de la gubernamental Liga Musulmana, Chaudhry Shujaat Hussain. Este último ya actuó como negociador el pasado abril, cuando los responsables de la mezquita reclamaron al Gobierno la imposición total de la Sharia o ley islámica y crearon un tribunal paralelo al estilo talibán encargado de su observancia.
El clérigo Aziz advirtió entonces de que sus seguidores cometerían atentados suicidas por todo el país si Musharraf impedía el cumplimiento de la Sharia, y aseguró tener a cerca de 10.000 hombres dispuestos a ello en nombre de la “yihad”. Aunque la Mezquita Roja está desde hace tiempo en el ojo del huracán por las proclamas fundamentalistas de sus líderes, hasta ahora el Gobierno de Musharraf había evitado usar la fuerza para no abrir un nuevo frente de crisis en el país.