Estados Unidos presionó a varios países árabes para que interrumpieran el flujo de armamento hacia Irán y Siria con el objetivo de impedir que este arsenal cayera en manos de los movimientos de Hamás, en los territorios palestinos, y de Hezbolá en Líbano, según revelan varios cables diplomáticos divulgados por Wikileaks.
El Departamento de Estado norteamericano solicitó a sus diplomáticos en Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Chad, Egipto y Sudán que informaran a los gobiernos de estos países de que si no cortaban el suministro de armas a Irán y Siria, incurrirían en una violación de las resoluciones de Naciones Unidas sobre las restricciones a la exportación de armamento a estas dos naciones.
En concreto, las autoridades estadounidenses expresaron en enero de 2009 su “profunda preocupación” a Sudán por las actuaciones que estaba desarrollando en este sentido, fortaleciendo así la capacidad militar de Irán. Poco después, un avión israelí atacó un convoy sudanés sospechoso de transportar armas a Teherán, en el que murieron 30 personas.
El Gobierno sudanés, acusó en privado a Washington de orquestar este y otros dos ataques aéreos en el este del país -en los que fallecieron 43 y 45 personas, respectivamente- con Tel Aviv para evitar una violación del bloqueo a la Franja de Gaza y un eventual fortalecimiento de Hamás, movimiento que controla este territorio, según recoge el diario The Guardian.
Dos meses después, en marzo de ese mismo año, Estados Unidos solicitó a Jordania y Egipto que ordenaran la inspección o denegaran el permiso de vuelo a unos aviones con los que supuestamente Irán pretendía trasladar “equipamiento militar letal” a Siria, para después introducirlo en Sudán y finalmente entregárselo a Hamás.
En abril, el entonces ministro del Interior Egipcio, Habibi el Adli, informó a la legación estadounidense de que se habían dado “los pasos necesarios para interrumpir el flujo de armas iraníes a Gaza vía Egipto”, algo que fue ratificado por el jefe de los servicios de Inteligencia de El Cairo, Omar Soleiman, quien calificó de “exitosa” esta operación.