El Ejército libanés parece decidido a poner fin antes del domingo al asedio sobre el campo de refugiados de Nahar al Bared, donde continúan atrincherados, aunque cada vez más débiles, los milicianos del grupo radical Fatah al Islam. Sin embargo, el Ejército libanés ya ha anunciado en anteriores ocasiones la inminencia del final y los vaticinios no se han cumplido, así que es difícil comprobar la veracidad de las informaciones, ya que el acceso al campo sigue vetado a la prensa.
Según informaron fuentes militares que pidieron no ser identificadas, existe una fecha clave, el 10 de junio, para acabar con los extremistas suníes que aún resisten. Ese día termina el plazo que el Consejo de Seguridad de la ONU dio a los políticos libaneses para constituir motu proprio un tribunal que juzgue el asesinato, entre otros, del ex primer ministro Rafic Hariri en febrero de 2005.
Si para el domingo no se ha alcanzado un acuerdo, y todo apunta en esa dirección, la ONU intervendrá para formarlo bajo el amparo del Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, que prevé sanciones y la intervención militar en caso de desacato. Por lo tanto, el Ejército, que bombardeó este jueves desde tierra y aire el campo, no quiere que el problema de Nahar al Bared se enquiste y se mezcle con un presumible conflicto sobre el tribunal, al que se opone la oposición encabezada por el grupo chií Hizbulá.
Medio centenar de resistentes
Los combates de este jueves supusieron un nuevo escalón dentro del hostigamiento contra los miembros de Fatah al Islam, que se encuentran más debilitados que nunca, según las fuentes. Los medios de comunicación libaneses informaron de que los extremistas tan sólo mantienen una posición dentro del campo, y de que ésta podría caer en breve.
El núcleo duro que aguanta atrincherado, apenas medio centenar de hombres, tiene una gran preparación bélica, dispone de armamento y está dispuesto a resistir hasta el último momento. Un soldado murió por los disparos de un francotirador de Fatah al Islam, con lo que la cifra de muertos, según varias fuentes cotejadas, asciende a 115.
Mientras, los disparos de los cañones sobre las colinas que rodean al campo se vieron acompañados hoy por la acción de helicópteros Gazelle, de fabricación francesa. Esta intensificación de la ofensiva llegó después de que un jefe militar de Fatah al Islam, Shain Shain, amenazase ayer con extender el conflicto a otras partes del Líbano y más allá de sus fronteras si el asedio no acababa antes de dos días.
Pero Sultan Abu Ainan, el representante en el Líbano de Al Fatah -la facción que controla la mayor parte de los 12 campos de refugiados en este país y que preside la Autoridad Palestina-, señaló este jueves que esas declaraciones de Shain “demuestran el fracaso de Fatah al Islam y su próximo fin”. Por su parte, Usama Hamden, jefe del grupo islamista Hamás en el Líbano, dijo que los contactos entre los grupos palestinos y la milicia extremista “han llevado a soluciones concretas”, aunque se negó a desvelarlas.
Desde el pasado 20 de mayo, combatientes de Fatah al Islam se enfrentan al Ejército libanés después de que los primeros atacaran un puesto de control militar en las afueras del campamento. Miles de refugiados palestinos han abandonado ya el campamento huyendo de la violencia, aunque se calcula que todavía quedan cerca de 5.000 civiles dentro de Nahar al Bared.
Por ahora, las fuerzas de seguridad han conseguido abortar en mayor o menor medida los intentos de propagar el terror por todo el país, y este jueves los artificieros desactivaron tres coches bomba listos para estallar en la región de Zahle, en el este del país.