Fallece en un accidente aéreo en Rusia el presidente polaco

MADRID, 10 (OTR/PRESS)

El presidente de Polonia, Lech Kaczynski, falleció este sábado junto con otras 96 personas al estrellarse el avión en el que viajaban cerca del aeropuerto de la ciudad rusa de Smolensk, debido al mal tiempo o a un posible fallo del piloto, según las primeras investigaciones. La muerte de Kaczynski, que viajaba junto a la cúpula militar y varios altos cargos políticos polacos, ha sido inmediatamente lamentada por los líderes de las principales potencias mundiales que han recordado su historial como opositor al comunismo y patriota polaco.

La muerte de Kaczynski abre una etapa de incertidumbre política en el país, ya que era una de las figuras clave de la política y, aunque las próximas presidenciales estaban previstas para octubre, la Constitución polaca obliga ahora a celebrarlas en un plazo máximo de dos meses.

El avión, un Tupolev Tu-154, se estrelló en un bosque cercano al aeropuerto militar de la ciudad de Smolensk tras realizar un total de tres intentos de aterrizaje frustrados. Según las primeras investigaciones, el incidente podría haberse debido a un error de cálculo del piloto, que prefirió intentar el aterrizaje en Smolensk, en lugar de dirigirse a Minsk o Moscú a pesar de que había sido advertido de que el aeropuerto estaba cerrado por la densa niebla que cubría las instalaciones.

De hecho, controladores aéreos rusos recomendaron al piloto que no intentara aterrizar, según informa el diario polaco 'Gazeta Wyborcza'. El periódico dijo que se aconsejó al piloto y al presidente polaco que dieran media vuelta y se dirigieran a Minsk, la capital de Bielorrusia, porque el aeropuerto de Smolensk no dispone del equipo de navegación necesario para recibir aviones cuando hay mucha niebla.

La delegación encabezada por Kaczynski y compuesta en total por 88 personas, iba a participar en un acto en memoria de los aproximadamente 20.000 polacos asesinados en la conocida como masacre del bosque de Katyn, cerca de Smolensk. Los prisioneros polacos, la mayoría miembros del Ejército polaco, pero también intelectuales, fueron ejecutados en masa por el Ejército Rojo en la primavera de 1940, poco después del pacto entre Hitler y Stalin para repartirse Polonia. El hecho se ha convertido en símbolo de la opresión polaca durante la época soviética.

En el avión siniestrado también viajaban la esposa de Kaczynski, Maria, el gobernador del Banco Central polaco, Slawomir Skrzypek, el jefe del Estado Mayor del Ejército polaco, Franciszek Gagor, y el viceministro de Asuntos Exteriores, Andrzej Kremer. Además, iban en el aparato algunos familiares de las víctimas de la masacre de Katyn.

El primer ministro ruso, Vladimir Putin, encabezará personalmente una comisión especial de investigación para determinar con exactitud las causas del accidente. La orden para crear esta comisión procede directamente del presidente ruso, Dimitri Medvedev, quien ya ha enviado al ministro de Emergencias, Sergei Shoigu, junto con un equipo especial de investigadores al lugar del accidente para comenzar a recabar información sobre el terreno de manera inmediata, según hizo saber el Kremlin en comunicado oficial. Putin y el primer ministro polaco, Donald Tusk, que ha decretado una semana de luto nacional, visitarán personalmente el lugar del incidente.

CAMBIO POLÍTICO

La muerte de Kaczynski y de varios de sus estrechos colaboradores supone un cambio fundamental en el panorama político polaco, ya que Kaczynski era candidato a la reelección en las elecciones presidenciales, inicialmente previstas para octubre, por el derechista y populista Partido Ley y Justicia (PiS), liderado por su hermano gemelo, Jaroslaw Kaczynski. En el avión también viajaba el candidato del partido Izquierda y Demócratas (LiD), Jerzy Szmajdzinski.

Así, el partido Plataforma Cívica, de centro, del primer ministro Donald Tusk, aparece como el principal favorito para copar todo el poder en el país eslavo.

Las encuestas ya pronosticaban una victoria del candidato de la Plataforma con aproximadamente la mitad de los votos y, aunque se prevé un repunte del respaldo al PiS, es probable que las políticas europeístas y económicamente liberales del partido se impongan. Además, el candidato de la Plataforma a la Presidencia es Bronislaw Komorowski, presidente en funciones de Polonia tras la muerte de Kaczynski en virtud de su cargo de presidente de la cámara baja del Parlamento polaco, tal como establece la Constitución.

“Este desastre podría provocar un cambio generacional en el PiS, ya que Jaroslaw está destrozado. Era muy cercano a su hermano. Ha dominado completamente el PiS, pero esto podría ser una oportunidad para los miembros más jóvenes del partido”, afirmó el analista Krzystof Bobinski, director de la Fundación Unia & Polska, un think tank pro UE.

TRADICIÓN ANTICOMUNISTA

Lech Kaczynski, nacido el 18 de junio de 1949 en Varsovia, fue una de las figuras clave del movimiento Solidaridad, encabezado por Lech Walesa, corriente católica y derechista que fue el principal bastión del anticomunismo durante los últimos años del régimen pro soviético en Polonia.

Fue encarcelado durante la imposición de la ley marcial y pasó desde diciembre de 1981 a octubre de 1982 en la cárcel por su implicación en Solidaridad. Tras la caída del régimen él y su hermano se convirtieron en destacados dirigentes de la derecha que reformó el país.

Accedió a la presidencia en diciembre de 2005 y nombró a su hermano Jaroslaw primer ministro. Ya en el poder, denunciaron los crímenes de la era comunista denunciando a los colaboracionistas y prometieron una “revolución moral” contra la corrupción.

Los gemelos coincidieron en los dos cargos de mayor poder hasta octubre de 2007, cuando la Plataforma Cívica de Tusk ganó las elecciones legislativas y, por consiguiente, Tusk ocupó el puesto de primer ministro y aplicó sus políticas de acercamiento a Rusia y la UE.

En virtud de la Constitución polaca la mayoría de las competencias recaen en el Gobierno, no en la Presidencia, pero Lech empleó sus prerrogativas en política exterior y su poder de veto legislativo para aplicar su nacionalismo exacerbado, que redujo la capacidad de maniobra de Tusk y fue uno de los últimos obstáculos para la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.