El Gobierno de Estados Unidos envió por primera vez a uno de sus representantes a la conmemoración del bombardeo atómico de Hiroshima, ejecutado por el Ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, hace ya 65 años.
En esta ocasión Estados Unidos -país responsable del lanzamiento de la bomba nuclear en Hiroshima y posteriormente en Nagasaki- autorizó a su embajador en Tokio, John Roos, a que tomara parte en la ceremonia de comemoración anual de los cientos de miles de muertos que provocaron las dos explosiones nucleares.
“Por el bien de las generaciones futuras debemos seguir trabajando juntos para lograr un mundo libre de armas nucleares”, afirmó Roos en un comunicado.
En la ceremonia se hizo tañir la denominada Campana de la Paz de Hiroshima a las 8.15 hora local, la misma hora que el 6 de agosto de 1945 el avión estadounidense 'Enola Gay' descargó una bomba nuclear denominada Little Boy sobre esta localidad del sur de Japón.
En el momento de la explosión nuclear murieron unas 140.000 personas, si bien la cifra total de fallecidos en la ciudad en los meses posteriores se elevaría a unos 350.000.
Tres días después Estados Unidos arrojó otra bomba nuclear contra la ciudad de Nagasaki, situada también en el sur de Japón, donde se estima que en torno a 80.000 personas murieron por el impacto directo de la bomba o por sus consecuencias.
Japón se rindió seis días después de estos bombardeos, concluyendo así la Segunda Guerra Mundial, que había acabado unos meses antes en Europa.
“No cabe duda de que la urgente necesidad de abolir las armas nucleares está calando en la conciencia global”, afirmó el alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, durante la ceremonia.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que el año pasado se hizo con el premio Nobel de la Paz en parte por sus esfuerzos en pro de la desnuclearización global, firmó el pasado mes de abril un acuerdo con Rusia para reducir un 30 por ciento el número de cabezas nucleares.