Gabino González, presidente del Centro Islas Canarias de La Plata, se aferra con fuerza a una vieja foto de sus hijos. Recorre con la vista lo que queda de su casa. Una casa modesta. La huella del agua, mezclada con un poso de gasolil que lo impregna todo, marca más de metro sesenta de altura. Todo está arruinado. Cuando saca de una caja de metal un taco de viejas fotografías no puede evitar echarse a llorar.
Arriba, en un blanco y negro añejo, puede verse, medio desdibujada, la cara de una muchacha joven y guapa. Es su mujer, recientemente fallecida. El resto de recuerdos se ha perdido. Las viejas fotos, testigos de una vida de emigración y trabajo, no son más que una masa de papel mojado e inútil.
“Ha perdido su biografía. Sus recuerdos. Los muebles, las televisiones, los colchones y la ropa se pueden recuperar aunque cueste mucho esfuerzo hacerlo. Pero para la gente mayor, lo peor es perder esas cosas que los vinculan con un pasado que no puede volver a comprarse”, señala Laura Lima, secretaria del hogar platense, sede de una de las colonias canarias más importantes de la Argentina. La mayoría de las familias canarias del lugar sufren un trance parecido.
Canarios que también han sido afectados por el temporal de lluvia que anegó la ciudad bonaerense el pasado 3 de abril. Cinco isleños aún no han podido ser localizados por los directivos de la organización y aunque no figuran dentro de la lista de más de 20 desaparecidos, la colonia está intranquila. La cuenta de daños personales se cierran con el ingreso hospitalario de la herreña Bienvenida Sarabia, que, según destaca Lima, está fuera de peligro.
Los daños materiales sí son cuantiosos. Todos han sido, de una u otra forma, afectados; pero diez familias canarias lo han perdido todo. 51 platenses han muerto a consecuencia de la riada. Otras seis personas murieron en la ciudad de Buenos Aires. El barrio platense de Tolosa, donde residen varios canarios, fue el más afectado por la tromba de agua.
“Yo nunca había visto llover de esta manera”, señala Gabino González. “Todo fue muy rápido. Empezó a caer agua como a baldazos y en menos de una hora ya no podía mantenerme de pie sin ahogarme”, explica. El emigrante tuvo que subir dos sillas al pollo de la cocina y subirse con su hijo discapacitado para no ahogarse. “Tres o cuatro horas después unos vecinos me gritaron desde la azotea y al sentir que estábamos dentro nos rescataron con linternas”, relata angustiado.
Esfuerzos inútiles
Horas interminables. Horas de angustia en una noche cerrada en la que La Plata se quedó sin fluido eléctrico. “Lo peor de todo fue el frío y la oscuridad”, comenta Maribel Febles. Durante tres horas, el cielo se desplomó sobre la ciudad de La Plata. Más de 300 litros por metro cuadrado que desbordaron el Arroyo del Gato y pusieron en evidencia las carencias de la red de saneamiento de la ciudad. “En menos de una hora el agua pasó el nivel de la ventana. Hasta entonces tratamos de desalojarla con baldes pero entonces vimos que era inútil y nos fuimos al piso de arriba con todo lo que pudimos salvar”, relata emocionada.
Esta descendiente de canarios dice que, “dentro de lo que cabe”, es de las afortunadas. “Hay momentos en los que no paro de llorar. Uno labura para tener un bienestar y en unas horas lo pierde todo y tiene que empezar de cero”, resalta. Acababa de reformar la cocina. Ahora todo está arruinado, incluidos los recuerdos familiares. “Cosas entrañables que no tienen precio”. Pequeños fetiches sentimentales que se suman a neveras, televisores, ropa, calzado, muebles y coches. “Los daños económicos son inasumibles para cualquier familia normal”, comenta.
Desde un principio funcionaron las redes de solidaridad. Los canarios de Argentina ya han empezado a mover los engranajes de sus respectivas organizaciones y se preparan diferentes actividades para recaudar fondos que ayuden a paliar la situación; la asociación de Zona Norte, en Capital, ya ha organizado una actividad benéfica y los gestos se repiten por todo el país. La ayuda también llega desde el otro lado del Atlántico. “Desde un primer momento se puso en contacto conmigo el viceconsejero de Acción Exterior del Gobierno de Canarias (Cándido Padrón) y me dijo que van a ayudarnos”, comenta Laura Lima.
La secretaria de los canarios de La Plata asegura que “hemos encontrado más apoyo allá que acá”, aludiendo a la “falta de sensibilidad de las autoridades locales”. Hasta el momento, las distintas administraciones argentinas han informado de que se eximirá del pago de ciertos impuestos a los afectados, una medida que “no sirve para poder recuperar lo que se ha perdido y volver a tener una vida normal”, denuncia.