El documento fue anunciado este martes de manera casi simultánea por la agencia palestina Maan y la radio de titularidad pública israelí, aunque portavoces oficiales de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y del Gobierno de Israel no confirmaron su existencia. De acuerdo con ambos medios de comunicación, el documento consta de ocho puntos con el objetivo de crear “el Estado de Palestina” y sería el fruto de la reunión que Olmert y Abás mantuvieron el lunes en Jerusalén, tercera que celebran para preparar la conferencia.
Maan ha colgado la declaración, redactada en hebreo, en su servicio digital y asegura que se la hizo llegar una “fuente israelí” que no identifica, en tanto que la radio pública de Israel se remite como fuente a “un alto funcionario palestino”, sin ofrecer más detalles. En el texto divulgado por la agencia palestina -independiente pero cercana a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Abás-, y por la radio publica israelí -de financiación estatal-, se alude a “las fronteras de 1967” para la creación del Estado Palestino.
La precisión implica que “Palestina”, tal como se denomina en el documento al nuevo Estado, se proclamaría tanto en Gaza, de donde Israel se retiró en 2005 y en la actualidad en manos del movimiento islámico Hamás, como en Cisjordania, nominalmente bajo control de la ANP, pero en la que el Estado Judío conserva varios asentamientos. Respecto a este último territorio, en la declaración se precisa que “Israel pondría fin a la ocupación en un plazo de tiempo” que no se especifica y se alude a una “gradual retirada de los asentamientos”, aunque conservaría “algunos bloques” de población y recibiría a cambio un “territorio equitativo”.
En el documento se hace referencia, asimismo, a “una solución al problema de los refugiados (palestinos), en la que se reconozca su sufrimiento y sus derechos”, y se afirma que el Estado palestino tendría su capital en la parte oriental (árabe) de Jerusalén. Esas condiciones responden, en líneas generales, a las demandas de la ANP, pero en el texto no se explicita un calendario para su cumplimiento, una de las exigencias que, según la radio publica israelí, Abás planteó el lunes a Olmert.
Esa fuente reveló que la reticencia israelí a aceptar esa petición palestina fue el motivo de que la reunión entre ambos lideres se celebrara en un ambiente “tenso”.
Ni Israel ni la ANP confirmaron la existencia de la declaración.
“No se ha aprobado ningún protocolo”
“No sabemos de dónde ha podido salir, el Gobierno no ha divulgado ningún documento”, dijo la portavoz de Olmert, Miri Eisin, mientras que otras fuentes israelíes citadas por medios locales precisaron que “aún no se ha alcanzado un acuerdo”. Esas fuentes precisaron que “cuando se alcance un acuerdo deberá ser aprobado por todo el Gobierno” israelí, algunos de cuyos miembros se oponen a la actual negociación de Olmert con Abás.
“No se ha aprobado ningún protocolo”, dijo por su parte también el portavoz del presidente palestino, Mohamed Edwan. De este modo, Edwan se remitió al anuncio oficial realizado el lunes por las dos partes de que Abás y Olmert acordaron durante su reunión la creación de “grupos de trabajo” que preparen un eventual acuerdo para ser presentado ante la anunciada conferencia de paz.
La divulgación del documento se produce una semana antes de que la secretaria norteamericana de Estado, Condolezza Rice, visite la región el próximo día 18 para supervisar los preparativos de esa cita, convocada por EEUU y para cuyo éxito la administración norteamericana presiona tanto a israelíes como a palestinos. La conferencia fue anunciada por el presidente estadounidense, George W.Bush, y según la prensa local se celebrará antes de fin de año, aunque, como el documento dado a conocer este martes, tampoco cuenta con confirmación oficial; en su caso, ni de fecha ni de lugar.
Respuesta militar al cohete de Gaza
Por otro lado, el Gobierno y el mando militar israelí estudiaron este martes la respuesta al lanzamiento por milicianos palestinos desde Gaza de un cohete contra una base militar de Israel, en un ataque por el que 40 soldados continuaron hospitalizados.
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, se reunió con ese objetivo con el ministro de Defensa, Ehud Barak, la ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, y el jefe del Ejército, general Gaby Ashkenazi, sin que al termino del encuentro se anunciara ninguna medida concreta aunque no se descartara ninguna opción. “Tenemos medios y no necesariamente militares” (para responder al ataque, perpetrado con un cohete Al Kasam), se limitó a adelantar Livni en una conferencia de prensa celebrada en Jerusalén a propósito de la visita del ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner.
La responsabilidad del ataque, que tuvo como blanco un campamento militar del sur israelí, la asumieron los Batallones de Al Quds, brazo armado de la Yihad Islámica, y los Batallones de Naser Salah a-Din, de los Comités Populares de la Resistencia palestina. La ministra israelí precisó, no obstante, que “no importa qué organización asumió la responsabilidad (por el incidente de este martes). Gaza está totalmente controlada por Hamás que tiene la capacidad de detenerlos (los cohetes Al Kasam) y decidió no hacerlo”.
“Por un lado tenemos que actuar contra los terroristas en Gaza. Por otro, tenemos que llegar a un entendimiento con los moderados (de la Autoridad Nacional Palestina, ANP) en Cisjordania”, subrayó Livni, en un intento de desvincular el ataque de la negociación que Olmert mantiene con el presidente palestino, Mahmud Abás.
“Victoria de Dios”
Se trata del ataque de ese tipo que más heridos ha causado desde la Segunda Intifada en 2000, cuando los milicianos palestinos comenzaron a lanzar cohetes Al Kasam contra Israel. El portavoz de Hamás, Fawzi Barhoom, calificó el ataque de una “victoria de Dios” y afirmó que “la resistencia es el derecho legítimo de los palestinos a defenderse y restablecer sus derechos”.
En lo que parece una primera represalia israelí, un tanque abrió fuego este martes contra el poblado de Beit Hanun -en el norte de Gaza y desde donde habitualmente se disparan los Al Kasam-, e hirió a un palestino y tres de sus hijas. También la Fuerza Aérea de Israel atacó supuestos objetivos de los milicianos en esa zona pero aún no hay un pronunciamiento oficial sobre una respuesta de mayor envergadura.
El diario israelí Haaretz apunta como probable que Israel responda tras las festividades con motivo del año nuevo judío, que comienzan mañana, y menciona entre las posibilidades la ejecución de un operativo militar masivo o el corte del agua o electricidad a la franja, servicios básicos que Israel provee a Gaza. Presidido por Olmert, el gabinete de Seguridad israelí ya aprobó el pasado día 5 la preparación de un plan para cortar eventualmente esos suministros como respuesta al lanzamiento de cohetes.
El jefe de la oposición y líder del partido nacionalista Likud, Benjamín Netanyahu, aprovechó la ocasión para pedir al Gobierno que lance una operación militar masiva. En la misma línea se manifestó el diputado Eli Yishai, del partido ortodoxo sefardí, Shas -que forma parte de la coalición de gobierno-, que aseguro que “los Al-Kasam son resultado de la retirada de Gaza” y agregó que una operación es “inevitable”.
Yishai subrayó que debido al suceso “no es tiempo para hacer gestos de paz a los palestinos” ni de asistir a la conferencia de paz convocada por Estados Unidos para el próximo otoño y una iniciativa sobre la que gira el proceso de negociación en el que permanecen inmersos Olmert y Abás. Tanto el Likud como el actualmente gubernamental Shas se muestran reticentes a la participación de Israel en esa conferencia, una postura que tras el ataque de Hamás es previsible que gane adeptos en el Estado Judío.
El ataque exigió que 67 soldados recibieran por la mañana atención médica y en el curso de la jornada 27 de ellos recibieron el alta aunque uno de los hospitalizados permanece en situación grave y cuatro sufren heridas de consideración.