El ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, afirmó este jueves que “hará todo” lo necesario para anular la querella admitida a trámite por la justicia española contra los responsables israelíes de un ataque que en 2002 mató en Gaza a catorce civiles palestinos.
En un comunicado del ministerio israelí de Defensa se califica de “delirante” la querella en la que se imputan a siete responsables israelíes, entre ellos el entonces titular de la cartera, Benjamín Ben-Eliezer, y el jefe del Estado Mayor, general Moshé Yaalon.
“El ministro (Barak) tiene la intención de combatir con todo vigor las acusaciones en España, y hacer todo lo necesario para lograr la anulación de la querella”, se precisa en el texto.
En el comunicado se cita a Barak, que afirma que “quien califique de Crímenes contra la Humanidad la liquidación de un terrorista vive en un mundo al revés”, en alusión a que el objetivo del ataque fue Salaj Chehadeh, dirigente del movimiento islamista Hamás.
Además de ese líder, entonces a cargo del brazo armado de Hamás, en el bombardeo murieron catorce civiles, entre ellos nueve niños.
En declaraciones, el portavoz del Ministerio de Defensa, Shlomo Dror, explicó que “hemos conocido la noticia por la prensa y estamos a la espera de lo que pueda suceder para ver exactamente de que se trata el trámite y decidir entonces los pasos a seguir”.
Dror reiteró la postura oficial del Estado de Israel.
“Tenemos que recordar que luchamos contra organizaciones terroristas que normalmente se encuentran entre civiles, a quienes intentamos no hacer daño pero a veces se producen errores y pagan el precio de estar cerca de los terroristas”, dijo.
La querella admitida a trámite por el juez español Fernando Andreu fue presentada por el Centro Palestino por los Derechos Humanos en nombre del principio jurídico universal que persigue delitos como Crímenes contra la Humanidad y Genocidio.
Y su tramitación ha causado conmoción en Israel, donde la información ocupa las primeras páginas después de que el gobierno aprobara el pasado fin de semana un paquete de ayudas económicas para defender a los militares que participaron en la última ofensiva en Gaza en caso de ser perseguidos por la justicia extranjera.
Entre los países que el gobierno recomendó a los militares que no visitaran por ese motivo figuran el Reino Unido y España.
Aparte de Barak, uno de los dirigentes israelíes más críticos con la justicia española ha sido el líder del partido conservador Likud, Benjamín Netanyahu, que los sondeos sitúan como ganador en las elecciones anticipadas que se celebrarán en menos de dos semanas.
“Es absurdo. Israel combate en una guerra contra criminales, y nos acusan a nosotros de ser los criminales”, dijo a la Radio del Ejército quien se perfila como el próximo primer ministro israelí si se cumplen los pronósticos en los comicios del 10 de febrero.
“No hay nada más ridículo que acusarnos de criminales a nosotros, una democracia que está legitimada para protegernos a los nuestros de los terroristas. Es una burla al derecho internacional”, aseguró.
Aparte de Ben-Eliezer, que en la actualidad ocupa la cartera de Infraestructuras, y Yaalon, que abandonó el Ejército y se presenta por el Likud como candidato a diputado en las próximas elecciones, entre los imputados figura uno de los militares más fríos de Israel.
De semblante circunspecto y conocida arrogancia, Dan Halutz era el comandante de la Fuerza Aerea israelí cuando un caza bombardero lanzó en julio de 2002 un misil, de aproximadamente una tonelada, contra el edificio de tres plantas en que se encontraba Shehade.
Según la prensa de la época, el avión disparó cuando el mando -esto es, Halutz- sabía que, además de al líder islamista, el inmueble albergaba civiles, entre ellos la mujer, la hija, y varios niños de la familia de Shehade, que resultaron muertos.
De carácter impasible, Halutz había destacado con anterioridad por defender a ultranza los llamados “asesinatos selectivos”, con los que el Ejército israelí empezó a ejecutar extrajudicialmente a activistas palestinos en 2000, durante la “Segunda Intifada”.
Poco después de que esa práctica acabara con la vida de Shehade, y de buena parte de su familia, Dan Halutz concedió una entrevista al periódico Haaretz, el más influyente y prestigioso de Israel, en la que afirmaba que podía dormir “muy tranquilo”.
Preguntado sobre lo que sentía un piloto cuando lanza una carga explosiva, contestó: “Un pequeño golpe en el avión al liberarse la bomba. Un segundo después, el pequeño golpe desaparece”.