ROMA, 19 (EUROPA PRESS/Gloria Moreno)
Italia se despidió este jueves del octavo presidente de la República, Francesco Cossiga, que fue enterrado este jueves en el cementerio monumental de Sassari, en la isla de Cerdeña, tras una ceremonia fúnebre privada.
A pesar de haber ocupado los más altos cargos de las instituciones italianas, Cossiga rechazó voluntariamente recibir funerales de Estado, por lo que las exequias se celebraron de modo estrictamente privado en la Iglesia de San José de Sassari.
Esto no impidió que alrededor de un millar de personas se congregara ante el templo para dar su último adiós al ex mandatario, cuyo féretro fue recibido con un larguísimo y emocionante aplauso.
Además de la bandera italiana, el ataúd estaba cubierto por la bandera regional de Cerdeña, en señal del apego del presidente a su tierra natal. Además de su familia y amigos más allegados, en la ceremonia estuvieron presentes algunos políticos especialmente cercanos al ex presidente.
Tras nueve días de agonía, Cossiga falleció este martes a los 82 años. Además de haberse convertido en el octavo presidente de la República italiana, había ocupado los cargos de primer ministro, presidente del Senado y ministro del Interior.
Inició su andadura política en las filas de la Democracia Cristiana en los delicados años de la posguerra. Uno de los momentos más dramáticos de su carrera fue el secuestro y asesinato del entonces líder de su propio partido, Aldo Moro, cuando Cossiga se hallaba al frente del Ministerio del Interior.
Estos hechos conllevaron su dimisión del cargo. Más tarde, el ex mandatario admitiría que si tenía “el pelo blanco y manchas en la piel” se debía a la decisión que él y los demás miembros del Gobierno habían tomado de no dialogar con los terroristas, lo que supuso una sentencia de muerte para Aldo Moro.
Con todo, en casi medio siglo de actividad pública, Cossiga fue uno de los principales protagonistas de la agitada historia política italiana. Y aunque en los últimos años había preferido alejarse de la escena política, a su muerte deja como legado sus últimas reflexiones a través de cuatro cartas dirigidas a las máximas autoridades de Italia.
Las misivas, que fueron recibidas este mismo martes por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, el primer ministro, Silvio Berlusconi, y los presidentes del Senado, Renato Schifani, y de la Cámara de los Diputados, Gianfranco Fini, contienen las indicaciones sobre el modo en que Cossiga quería que se celebraran sus funerales así como sus últimos pensamientos políticos.
(EUROPA PRESS INTERNACIONAL)